La radio teoría y práctica José Javier Muñóz y César Gil






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FEED-BACK

El término feed-back procede de la cibernética, pasó a ser utilizado en psicología y hoy se usa universalmente en materia de comunicación social.

Los psicólogos aplican esa expresión a la percepción social o mecanismo de re­trotransmisión en el proceso de comunicación interhumana.

La teoría de la información denomina feed-back a la respuesta que el receptor de un mensaje da al emisor inicial del mismo. Es el eco constatado, la reacción -favo­rable o desfavorable- en dirección inversa a la del proceso convencional de la comunicación pública. La respuesta puede ser a través del mismo canal o medio o a tra­vés de cualquier otro (por carta, en manifestación callejera...).

En mayor o menor medida, esta patentización de las opiniones, las actitudes y los intereses de los receptores influyen en los emisores, produciéndose así un fenómeno de retroalimentación.

La proximidad que caracteriza a la comunicación radiofónica (en cuanto a la dis­tancia imaginaria emisor-receptor) convierte a la audiencia de este medio en espe­cialmente propensa a la respuesta, a exponer sus opiniones sobre los mensajes. La radio británica recibe casi el doble de cartas que la televisión. La mayor parte de las mismas son protestas por el uso de un lenguaje considerado ofensivo o incorrecto por los oyentes y por el tratamiento de temas polémicos. En algunos países occidentales

se han establecido mecanismos para canalizar las quejas contra la radio y la televi­sión estatales, al margen, naturalmente, de las vías que ofrece la legislación normal. En Suiza, por ejemplo, se creó en 1984 un Tribunal independiente del poder político ante el que los ciudadanos pudiesen presentar sus protestas y denuncias contra las emisoras federales de radio y televisión, integrado por nueve miembros y con la li­mitación expresa de no poder formar parte de este organismo ni parlamentarios, ni funcionarios, ni el personal de la radiotelevisión.

LA PARTICIPACIÓN DEL OYENTE

En lo que tiene de manifestación o constatación de actitudes, el feed-back es una forma de participar en el proceso de comunicación. Hay, sin embargo, otras formas de participación más efectivas: aquellas que suponen una influencia real en los men­sajes, bien aportando contenidos, bien orientándolos o controlándolos.

Este párrafo fue escrito en el primer tercio del siglo por Bertolt Brecht: «Hay que transformar la radio de aparato de distribución en aparato de comunicación. La radio podría ser el aparato más formidable de comunicación que pudiera imaginarse para la vida pública, un enorme sistema de canalización o, mejor aún, podría serlo si pudiera no sólo emitir, sino recibir; no sólo hacer escuchar al oyente, sino hacerle hablar; no aislarle, sino ponerle en contacto con los demás. Sería necesario entonces que la ra­dio, al abandonar su actividad de proveedor, organizara este suministro contando con los propios oyentes» («Theorie de la Radio», 1927-32. Editions de 1'Arche). Como ve­mos, ciertamente no es nueva la forma de entender la comunicación de la radio en un sentido horizontal (no meramente impuesto de arriba abajo) e interactivo. Y es que, por sus peculiaridades, este medio es el más apto para la participación.

En los primeros años de la radio la participación de los oyentes se limitaba prácticamente a las cartas de crítica -elogiosa o condenatoria- sobre mensajes deter­minados y de solicitud de ayuda. Cuando este contacto postal cobró cierta envergadura, influyó en la creación de dos diferentes tipos de programas que estuvieron en boga entre los años cuarenta y los sesenta: los discos solicitados y las campañas be­néficas o programas de beneficencia o de caridad. La audiencia estaba presente tam­bién en los concursos radiofónicos y en los programas de variedades cara al público.

Oscar Núñez Mayo, en «La radio del futuro», escribe: «Cuando se habla de par­ticipación se da a esta palabra un sentido nuevo. La idea de participación va unida al principio de libre acceso de los ciudadanos a los medios de comunicación social. Es una consecuencia del sentido democrático del mundo occidental y una manifes­tación más del derecho a la libertad de expresión». Dicho de otro modo: la técnica facilita que se convierta en realidad la isegoría, la igualdad de palabra, la posibilidad para todos de expresar su propio pensamiento.

Las actuales formas de participación de la audiencia pueden seguir cualquiera de las siguientes líneas:

* Contacto con la audiencia con el fin de ayudar a tomar decisiones en la programación. Puede ser mediante cogestión y mediante autogestión. En el primer caso, en la política de programas se tienen en cuenta la conveniencia y los gustos de la comunidad, interviniendo activamente las asociaciones de oyentes y los consejos asesores, figura social cada día más extendida en el mundo en el ámbito de la radiodifusión local. No debe confundirse este tipo de consejos de representación social con los comités o consejos de asesoría establecidos por los gobiernos o los partidos, cuya función en la práctica se limita a la lucha por el control político del medio.

* Contacto con los oyentes como una parte integrante de los programas. Existen muy diversos ejemplos de esta forma de intervención de la audiencia en los contenidos; las más habituales son las llamadas telefónicas que se ponen en antena. Para Maurice Siegel ésta es una de las mayores transformaciones que ha experimentado la radio. Explica que antes «era bastante difícil que la gente se expresara ante los micrófonos y, en cambio, hoy en día todo el mundo, me refiero al hombre de la calle, habla con gran facilidad tanto en la radio como en la televisión. Cuando supe que los americanos habían puesto en relación a través del teléfono al presidente Carter con un ciudadano, comprendí que esta etapa prácticamente se había consumado». También en este campo pueden desempeñar una fructífera labor las emisoras locales; cuanto más reducido y delimitado sea su ámbito de difusión, mejor pueden volcarse en plasmar la opinión pública, la actitud y reacción, parcialmente pensadas de modo colectivo, que adopta una parte determinada y significativa de la comunidad frente a acontecimientos sociales considerados como importantes. El veterano profesional de este medio Alejo García opina que «el hombre de la radio está todos los días con la gente. El pueblo, la gente del pueblo, en televisión no sale más que para aplaudir, en los periódicos solamente sale en la página de sucesos. En la radio el pueblo es protagonista, participa, habla, pregunta y tiene las puertas abiertas las veinticuatro horas del día. La gente se identifica más con la radio que con otros medios. La radio es el lugar de comunicación más popular».

* Contacto para la valoración de los programas a través de la investigación de la audiencia. La mayoría de las emisoras importantes desarrollan proyectos de investigación. Así, por ejemplo, la BBC investiga permanentemente en dos sentidos. Uno de información sobre «quién» escucha, «qué programa» o tipo de programas. El segundo, de información, a través de paneles sobre el con­tenido de los programas y el «porqué» son aceptados o rechazados. Los ser­vicios de sondeos deben aportar datos no sólo cuantitativos, sino también cua­litativos.
LA INVESTIGACIÓN DE LA AUDIENCIA

Aunque ya ha sido tratado en el Capítulo IV («Evaluación del producto final»), es conveniente tratar este punto aquí de forma general.

El conocimiento de la magnitud, la naturaleza, los gustos y la tendencia de los auditorios (la audiencia real) es fundamental a la hora de considerar la idoneidad de la línea programática de una emisora en todos sus aspectos: informativo, cultural, de entretenimiento y comercial o publicitario.

Las fórmulas que actualmente se utilizan para el conocimiento de la audiencia se concentran en tres modalidades de investigación: los sondeos, los detectores electró­nicos y las comunicaciones espontáneas u organizadas de los propios oyentes (me­diante llamadas telefónicas y cartas, por ejemplo).

La BBC solicita diariamente en el Reino Unido las reacciones de una numerosa muestra de personas, distintas cada vez, a los programas que sintonizaron el día an­terior. Se recogen además las opiniones sobre programas específicos por medio de agrupaciones de oyentes y telespectadores. Se llevan a cabo investigaciones espe­ciales y se analiza el contenido de las cartas. En cuanto a las reacciones de la au­diencia en el extranjero, agrupaciones de oyentes de muchos países comunican sus impresiones de los programas y envían datos de las condiciones de recepción. Las cartas del extranjero, que han llegado a aproximarse al medio millón en un año, no permiten precisar la magnitud de la audiencia real en cada área o país, pero propor­cionan datos valiosos sobre algunas características y la distribución geográfica de los oyentes de la BBC.

Los sondeos

Constituyen el procedimiento de encuesta más idóneo para conocer los datos cuantitativos y cualitativos de la audiencia. Los individuos escogidos para la encuesta constituyen la muestra. Uno de los problemas propios de la encuesta por sondeo es que éste sea representativo: que el conjunto de las unidades tomadas en considera­ción tengan la mismas características que la población o colectivo global que se de­sea conocer. El método más utilizado consiste en hacer un muestreo al azar, con cier­tas condiciones: que el objeto de la encuesta sea relativamente simple, que las unidades de la encuesta sean lo bastante numerosas como para que la suerte se eche conforme a las leyes del azar y que estas unidades tengan la misma probabilidad de aparecer en la muestra.

Los detectores técnicos

Se trata de pequeños aparatos electrónicos que, acoplados a un televisor o a un radiorreceptor, registran en distintos intervalos si se encuentran conectados y los ca­nales o las emisoras que en cada momento se sintonicen.

De este modo se puede conocer qué programas tienen audiencia y en qué pro­porción.

DATOS DE AUDIENCIA DE RADIO EN ESPAÑA

El volumen total de oyentes de la radio en España se ha estabilizado alrededor de los 17 millones de españoles (oyentes que escuchan una emisora o más durante el día).

En los estudios de la radio no se busca principalmente la audiencia media de un programa, sino el número total de oyentes, lo que suele favorecer a programas de larga duración; es decir, la audiencia acumulada a lo largo de un cierto tiempo de emi­sión.

Por supuesto, se conocen datos de audiencia por períodos horarios. Pero existe una tendencia a extrapolarlos para conseguir unos resultados mejores. Por ejemplo, un programa puede superar a otro en audiencia, pero el siguiente en oyentes puede decir que es el más escuchado en una hora determinada, etc.

En los estudios de investigación de audiencia suele darse mayor importancia a los datos de las emisoras o cadenas con programación convencional o generalista. Sin duda, ello se debe a la influencia que pueden tener sobre la opinión pública y, también, porque las estrellas (que desde hace años logran una fidelidad del oyente muy superior a la que tiene hacia la emisora) y sus invitados conocidos o de presti­gio están en ellas.

En la oleada del Estudio General de Medios (EGM) publicada en diciembre de 1993 (la última conocida al publicar esta edición y de la que el lector puede ver un gráfico), y referida al mes de octubre, la COPE fue la cadena convencional más escuchada, con una media de 2.857.000 oyentes.

El programa más escuchado fue «Protagonistas», de Onda Cero, emitido también por Radio Intercontinental de Madrid en onda media, con 1.628.000 oyentes.

En radio-fórmula, la Cadena 40 Principales, de la SER, fue la más sintonizada, con 2.928.000 oyentes; es decir, la más escuchada en términos absolutos de la radio española.

Posteriormente, a finales de 1993, el EGM ofreció sus datos referidos al mes de noviembre, en el que la SER recuperaba el liderazgo al conseguir 3.065.000 oyentes y quedando la COPE con 2.774.000. Estas oscilaciones son muy llamativas en tan corto tiempo y pueden indicar la movilidad del oyente según le interesen o no los con­tenidos.

El mismo estudio indicó también que «Protagonistas» llegaba a ser escuchado diariamente por 2.157.000 personas, así como que el número total de oyentes diarios en España llenaba a los 18.133.000.
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