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A MANERA DE CONCLUSION No pretendemos realizar valoraciones, ni establecer juicios sobre las dos propuestas de Estado y país debatidas en la década de los años sesenta, lo cual sería por demás tentador en la presente coyuntura de Venezuela y por el papel que en los últimos cuarenta años de la historia nacional jugaron los protagonistas de los proyectos aquí esbozados. Nos parece más provechoso proponer la profundización en el estudio de las características de ambas lecturas sobre la situación venezolana a la luz del análisis histórico. Consideramos eso más ajustado a las necesidades de un país que quiere un futuro mejor, para lo cual debe asumir su proceso histórico con la madurez necesaria, y a través de ello superar las cicatrices que aun guarda, como deudas no resueltas con su pasado. En ese sentido nos preguntamos, ¿dónde queda en la historiografía venezolana la década violenta, la lucha armada de los años sesenta?, ¿cómo se presenta?, ¿qué lugar ocupa en la memoria colectiva nacional?. Extraña que ante un proceso político de cambios como el producido en Venezuela desde 1999, no se promoviera ni desde el Estado ni desde el ámbito académico, una revisión crítica de nuestra trayectoria como país y un debate sobre la Historia Nacional, como elementos indispensables para el surgimiento de una nueva cultura política, una cultura política plural y participativa. Si bien, se ha propiciado una lectura desvalorizada de los cuarenta años del régimen democrático instaurado en 1958 y vindicativa del gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-1945), se ha exaltado aún más la figura de Bolívar hasta llegar a cambiarle el nombre al país, reivindicando también el legado de Simón Rodríguez y de Ezequiel Zamora, se canta a Alí Primera, ensalza la figura del Ché Guevara como ejemplo de la lucha de los jóvenes de América Latina y destaca a Mao Zedong como líder por la autoderterminación de los pueblos del mundo, no se ha estimulado la necesidad de una nueva lectura de la historia nacional deslastrada del oficialismo de santuario y panteón. Al contrario, el bolivarianismo revolucionario del gobierno chavista ha continuado el culto fofo del héroe nacional y de sus congéneres regionales. Así podemos entender la solicitud del gobierno del Estado Sucre para extraer del sarcófago ecuatoriano cenizas del prócer homónimo y las gestiones del ejecutivo del Estado Falcón para localizar los restos de Josefa Camejo -a través de los técnicos cubanos que encontraron el cuerpo del guerrillero argentino en La Higuera-, y promover su entrada simbólica al Panteón Nacional. Los héroes de la Historia Nacional del nuevo régimen siguen siendo los del viejo. Hay que reconocer, sin embargo, que la apertura hacia las voces de los pueblos indígenas consagrada en el nuevo texto de la Constitución Nacional ha dado un espacio antes negado a esas comunidades, lo cual también se ha expresado en su pronunciamiento solicitando “la revisión del discurso histórico oficial” en función de su incorporación. Por otra parte, llama la atención que un gobierno autocalificado de revolucionario, con fuertes lazos de identidad con la Revolución Cubana, no haya retomado para la crítica del régimen anterior y la construcción de una nueva memoria del país a figuras como Argimiro Gabaldón, Alberto Lovera, o Livia Gouverneur, quienes encarnaron verdaderos mártires de la Revolución Venezolana en los años sesenta. Ellos fueron parte de los revolucionarios venezolanos de la hora de Fidel Castro y Ché Guevara. Una revolución de la cual José Rafael Nuñez Tenorio fue ideólogo, como queda expresado líneas arriba. Al parecer, el aguerrido profesor como asesor del actual régimen venezolano sólo pudo legarle el credo de “reencarnar el espíritu de Bolívar”, en el mismo sentido e intención de aquel “Bolívar, pensamiento precursor del antiimperismo” del fraterno cubano Francisco Pividal Padrón. Mientras el debate por la historia es anacrónico, escaso y pobre de contenido y reflexión, la lucha armada de la Venezuela de los años sesenta sigue allí, como un fantasma que ronda a quienes fueron gobierno y oposición. De vez en cuando, una declaración nostálgica, una canción de épica revolucionaria, una disputa entre activistas políticos o una huelga universitaria nos devuelve a la fotografía del sacerdote sosteniendo a un soldado ensangrentado o al esqueleto con grillos de Alberto Lovera aparecido en las playas de Lecherías, nos encara con el asalto al tren de El Encanto o con la muerte absurda de el Chema Saher. Así como la Colonia, Bolívar, Gómez, el derrocamiento de Isaías Medina Angarita o el asesinato de Delgado Chalboud, la lucha armada de las guerrillas de izquierda sigue siendo uno de los temas álgidos de la historia de Venezuela, un tema que muchos quieren dejar de lado sin establecer su significación para nuestro proceso como pueblo. El presente artículo es producto del trabajo en la cátedra “El Estado Venezolano en el Siglo XX”, dictada por la Doctora Catalina Banko en la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Católica Andrés Bello. Su revisión para esta publicación fue culminada en noviembre del 2005. 1 El autor es miembro del Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes y profesor asistente de esa casa de estudios para las áreas de Paleografía y Archivos, Historia Colonial de Venezuela, e Historia y Patrimonio Cultural. 2 Carlos Andrés Pérez, Luis Piñerua Ordaz y Salón Meza Espinoza. La Subversión Extremista en Venezuela. Publicaciones de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática. 1964. Pág. 7 3 Carlos Andrés Pérez. "Una denuncia sobre la subversión". En La Subversión Extremista en Venezuela. Publicaciones de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática. 1964. Pág. 8 4 Carlos Andrés Pérez. Ob. Cit. Pág. 12 5 Ob. Cit. pág. 17 6 Nicarauac. Revista Cultural, 2 (Managua, julio y agosto, 1980) pág. 71. 7 Ibidem. pág. 19 8 J.R. Nuñez Tenorio. Venezuela y la Revolución Socialista. Universidad Central de Venezuela, Caracas. 1976. págs. 98-99. 9 J.R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Pág. 99. 10 J.R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Pág. 104. 11 Carlos Andrés Pérez. Ob. Cit. Págs. 22-23 y 30. 12 Ob. Cit. Pág. 50. 13 J.R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Págs. 115-116. 14 J.R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Págs. 92 y 95. 15 Ob. Cit. Pág. 94. 16 Ibidem. Págs. 91, 92 y 96. 17 Ibid. Págs. 91, 95 y 96. 18 Luis Piñerua Ordaz. "Objetividad de una Investigación Parlamentaria". En La Subversión Extremista en Venezuela. Publicaciones de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática. 1964. Págs. 59-60. 19 Luis Piñerua Ordaz. Ob. Cit. Pág. 60. 20 Ob. Cit. Pág. 56. 21 J.R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Pág. 92 22 Ob. Cit. Pág. 96. 23 Salón Meza Espinoza. "Violencia Antidemocrática". En La Subversión Extremista en Venezuela. Publicaciones de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática, Caracas. 1964. Pág. 92. 24 Salón Meza Espinoza. Ob. Cit. Págs. 93 y 99. 25 Ob. Cit. Págs. 112 y 114. 26 Ibidem. Pág. 122. 27 Salón Meza Espinoza. Ob. Cit. Pág. 98. 28 J. R. Nuñez Tenorio. Ob. Cit. Pág. 119. |
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