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Rusia: Breve reseña histórica Los orígenes de Rusia La Dra. Hélène Carrère d’Encausse, catedrática de origen belga y especialista en historia rusa, sostiene en su libro La Russie inachevée1, que el pueblo ruso estuvo desde sus comienzos marcado por una cierta tendencia al nomadismo. Esta tendencia fue favorecida por la actitud negligente del campesino hacia la tierra, y por consecuente el agotamiento constante de ésta; por la gran disponibilidad y extensión de tierras, que le permitía salir en busca de nuevos lugares; por la gran red hidrográfica que surca el territorio ruso, que sirve de red de comunicación. Aquella particularidad del carácter del pueblo ruso puede encontrarse en el origen de la expansión territorial. La autora distingue períodos de apertura y aislamiento dentro de la historia rusa. Para ella coinciden las etapas de apertura hacia occidente con el auge económico y cultural; y los de aislamiento con los de involución. Estos últimos tuvieron causas externas o internas. Los ciclos, en la Rusia antigua (hasta el siglo XIII) fueron tres: El primer lapso se desarrolló en el siglo X cuando se debió utilizar rutas terrestres para comerciar con Bizancio, luego de que las rutas del Mediterráneo colapsaran frente al avance musulmán. Dos siglos después las “rutas varegas” caerían en desuso pues los nómades turcos volvieron imposible el llegar al Cuerno de Oro a través de esos territorios. El segundo, en el siglo XI cuando la ciudad de Novgorod se alzó como uno de los centros medulares del comercio Hanseático. Poco tiempo después cayó por la envidia de los príncipes moscovitas. El tercer período se inició al siglo siguiente, cuando el progreso llegó de la mano de los comerciantes ingleses, quienes con el objeto de expandir su comercio cruzaron el mar del Norte y utilizaron los ríos para llegar a Moscú. Temerosos de la competencia, los comerciantes locales presionaron a los gobernantes para quitarles los privilegios a los extranjeros. Ese fue el fin del tercer período de esplendor ruso y el inicio de la decadencia y reclusión que durará hasta el siglo XVII. No se puede obviar los dos siglos de ocupación mongola en Rusia porque ésta tuvo enormes repercusiones para este pueblo. En 1223, el nieto de Gengis Khan conquistó las estepas asiáticas y siguió avanzando hacia el Oeste. La Dra. d’Encausse hace de esta conquista una de las principales causas del retraso2 ruso, debido principalmente a las siguientes consecuencias: Rusia dejó de ser un ente político autónomo y pasó a formar parte del Imperio Mongol durante dos siglos y medio. Los príncipes rusos, aquellos que colaboraban con los mongoles, eran conservados como intermediarios entre el pueblo el invasor. Ella infiere de esta actitud el nacimiento de las tendencias anarquistas del pueblo ruso. Éste ya no reconocerá en la autoridad más que maltrato, violencia y expoliación. Por lo cual se rebelará en cuanto se dé la más mínima oportunidad. El avasallamiento del sentimiento favorable hacia el Bien Común necesario para la formación de un Estado, frente a las querellas de los príncipes para obtener la mayor cantidad de poder frente a los otros. Esto fue hábilmente utilizado por los mongoles quienes no sólo aprovechaban sino que exacerbaban esta actitud egoísta para mantener su poder superior. Desaparición de las incipientes democracias al estilo griego en ciudades como Novgorod con parlamentos fuertes, pero también de las asambleas consultivas que otras urbes tenían para aconsejar al príncipe. Estas instituciones no tenían razón de ser en un Estado del tipo mongol. Más allá del retraso, la dominación mongola hizo algunos aportes: Muchas de las palabras relacionadas con la economía y las fianzas son de origen mongol; también lo es el sistema de impuestos por cabeza en vez de por “fuego” (o familia); el régimen y las tácticas militares, el ejército único y la conscripción; el servicio postal y el espionaje interno; los castigos. Además tomaron la organización política basada en una fuerte y compleja concepción ideológica que será reutilizada en el siglo XX y que Carrère d’Encausse la describe de la siguiente manera: “El sistema mongol tenía por objetivo la instauración de un Imperio mundial, conquistado gracias a sucesiones de guerras, y pretendía organizar, por una autoridad impuesta en todas partes, la paz universal y un orden social donde las dos palabras rectoras fuesen justicia e igualdad, bajo la égida del khan todopoderoso. Pero la humanidad así organizada, garantizada la seguridad y la igualdad, debía pagar el precio de tales beneficios sirviendo siempre y sin reserva al Estado, es decir al khan que era su encarnación” 3 De acuerdo con esta concepción el régimen de propiedad también varió, el khan amo de todos y todo también lo era de la tierra. Los príncipes rusos como sus sucesores se hicieron propietarios de la tierra y de la idea de unirse para formar un imperio. Los encargados de llevar a cabo esta tarea de expulsar a los mongoles fueron los príncipes moscovitas. La formación de este nuevo estado Ruso tuvo como modelos a los imperios mongólico y bizantino y el sistema señorial moscovita. La presencia europea fue sesgada por la intransigencia de la fe ortodoxa que rechazó de plano la unión con la católica (Concilio de Florencia 1439) y prohibió cualquier contacto con ésta (Concilio de Obispos 1443). Quien puso la piedra fundamental en la constitución del Imperio Ruso, fue sin duda Iván IV, más conocido como Iván el Terrible. Primero que buscó legitimarse en una triple base: Inventó una genealogía que emparentaba a los príncipes moscovitas, y por lo tanto a sí mismo, con el emperador Augusto. Luego, concedió la cristianización del pueblo ruso al apóstol Andrés; y por último designó a Moscú como Nea Roma, la tercera, visto que la primera había caído en manos de los bárbaros y la segunda acababa de caer en manos de los turcos. Ciertamente que le hubiese sido más fácil heredar el Imperio Mongol, pero le hubiese quitado el apoyo de la Iglesia Ortodoxa, el cual era muy importante. Reconocerse como sucesor sólo del Imperio Bizantino, hubiese sido menos complicado, pero visto que había caído recientemente, eso le hubiera dado una imagen débil. De esta manera, relacionándose con el Imperio de Augusto se legitimaba para tener un Imperio fuerte y centralizado y como Nea Roma se apropiaba de la defensa de la Cristiandad y del apoyo eclesial. El elemento europeo existe en Rusia pero de una manera muy original. La base del Imperio Romano presente en todos los pueblos de Europa Occidental le llegó tardía e indirectamente a través del Imperio Bizantino. Su relación con europeos, y la influencia que estos pudieron tener sobre aquélla, data como mínimo del siglo IX con la llegada de los escandinavos. A pesar del Cisma, la religión fue también un vínculo importante con Occidente. Aquello que diferenció más a Rusia, fue el ámbito de la política. La confusión entre Iglesia y Estado, llegando a veces (siglo XVII) a parecer un estado teológico. La falta de una conciencia nacional, que como ya se ha dicho antes era necesaria para la formación de un Estado moderno. La carencia de ésta se debió principalmente a dos circunstancias: el desfasaje entre las elites y la sociedad, los cuales no compartían ningún objetivo en común que los pudiera unir o crear un lazo entre ellos; y la presencia de extranjeros entre las elites rusas. Estos dos factores unidos no hicieron más que separar al Estado y la sociedad. Al pueblo llano ruso le importaban muy poco los proyectos de índole europeizante recibir unas costumbres que le eran tan ajenas. Pero tampoco la alta cultura hizo nada para tender puentes y tratar de incorporar a la baja a sus ambiciones, por lo cual el foso entre ambas se fue haciendo cada vez mayor. Pero el reto de formar un imperio presentaba varios problemas. El más importante y que va a signar a Rusia de aquí en adelante, incluso en el siglo XXI, es la dualidad entre centralización y descentralización. Iván IV reconoció que para las zonas alejadas de Moscú no había nada mejor que las instancias municipales, pero su objetivo era un Estado centralizado fuerte. Es por eso que tomó varias medidas en esa dirección. Propugnó la caída de los Boyardos4 creando una nobleza paralela los dvokians de Moscú. Puso coto al nomadismo, primero con la prohibición de migrar libremente para finalizar con la imposición de la Servidumbre en un proceso que llevó cien años (1550-1650) y era totalmente anacrónica con el resto de Europa. Paralela y contrariamente, la supervivencia del Imperio en formación dependía también del poblamiento de los territorios más alejados y esto sólo se podía hacer apoyando el nomadismo propio de los rusos, o amparando a quienes escapaban de sus antiguos hogares para alejarse de la servidumbre y la opresión. La mejor manera de proteger a los nuevos habitantes y los confines era apostando guarniciones militares y enviando funcionarios. Los gastos del Ejército y la Burocracia, cada vez más numerosos, recaían sobre la población que debía soportar terribles exaciones. La mejor manera de guardar militarmente a los límites fue a través del uso de los cosacos. Los cosacos fueron un grupo de gente de guerra con una organización propia, hábiles guerreros que a cambio de su colaboración exigían una libertad total. La misma comprendía que en algunas ocasiones aquéllos se pusieran en contra del Estado central, aliándose con sus enemigos internos (campesinos alborotados) o externos. Pero se les toleraba en general porque eran más las veces que servían al gobierno ruso que a sus adversarios. Con respecto a la Burocracia, su magnitud aumentaba constantemente. Como ya se ha mencionado, los límitesjurisdicciones de las instituciones se superponían haciendo lerdo y complicado cualquier proceso. A su vez los funcionarios estaban poco capacitados y aquéllos a quienes tocaba la responsabilidad de ciudar las regiones fronterizas, por falta de límites en sus poderes, terminaban abusando de ellos y haciendo al Estado Central, al cual representaban, odioso para los pobladores. Sin embargo aquellas ciudades que pudiesen pagar un canon, tenían el derecho a autogobernarse, logrando mayor eficacia, pero también escapándose al control del Príncipe. Como conclusión podemos continuar con una cita: “Desde el siglo XVI, el gigantismo de Rusia, símbolo de su poderío, constituirá un freno constante a su organización, así pues a su desarrollo interno”5 Los RomanovEl primer gobernante de la dinastía de los Romanov llegó al poder luego de quince años de horror conocidos como el “Tiempo de las aflicciones” (Temps des troubles), en los cuales el hambre y los problemas sucesorios provocaros el caos en el Imperio, llevándolo por el camino de la desintegración. Las víctimas fueron numerosísimas y los territorios conquistados comenzaron a desmembrarse debido a los ataques de las potencias extranjeras (Imperio Turco, Suecia, Polonia, Tártaros). Cuando Miguel, hijo de dieciséis del Metropolitano6 Philarete, fue elegido como zar este período anárquico llegó a su fin, y con él comenzó la última dinastía rusa. La dra. Carrère d’Encause destaca dos factores que fueron necesarios para poder volver al orden: “El sentimiento nacional mezcaldo con el religioso y el rol del Estado. ”7 El pueblo reconoció a estas dos instituciones como posibles salvadoras de Rusia. La primera fua a la cual la nación recurrió en sus peores momentos y quien clamaba por la fidelidad a la ortodoxia y a Rusia. La segunda fue el Estado, un Estado autocrático, poderoso controlador, absoluto, capaz de devolver a Rusia el orden y la paz. El gobernante, el autócrata, pasó a ser en esta época un soberano de carácter cuasi divino, carácter que mantuvo hasta fines del siglo XIX. Los Romanov tuvieron como primer objetivo instaurar los cambios necesarios para modernizar a Rusia, acercándola a Europa en sus formas políticas y culturales. Los dos primeros zares de la dinastía, Miguel y Alejandro, tuvieron como objetivo consolidar el poder del Estado. Si bien fue Pedro el encargado de las grandes transformaciones occidentalizadoras, bajo el reinado de Alejandro ocurrieron dos hechos que trastornaron a la Rusia de ese entonces. El primero fue la unión de Ucrania, que volvía a Rusia luego de haber pertenecido a Polonia varios siglos. Los ucranianos estaban más evolucionados y europeos y fueron rápidamente incorporados a los cuadros dirigentes rusos y con ellos sus usos, costumbres e ideas mucho más cercanas a occidente. Esta incorporación al Estado ruso significó un distanciamiento mayor con el pueblo llano que se sintió traicionado por sus gobernantes. Estos empezaron a utilizar un lenguaje, una moda y unas ideas que permanecían totalemente alejadas de la gente y con los cuales no podía identificarse. LA incorporación de Ucrania tuvo otra consecuencia tan importantre como la anterior. En su aislamiento, la Iglesia rusa fue variando el rito por ignorancia, error o supersitición. LA apertura que generó Ucrania, que había permanecido siempre relacionada con la iglesia bizantina, y era además centro intelectual y religioso, hizo tomar conciencia del estado en que se hallaba el rito ruso. Alejandro tomó entonces la decisión de rever la doctrina para acomodarla a la ortodoxia debida. Ni bien la reforma se hizo conocida, el país estalló de indignación, Si bien los cambios eran menores, sobre todo de forma y restitución a los modos primitivos, y no de doctrina, se formaron dos bandos irreconciliables. El pueblo se sintió atacado en lo más profundo de su ser. Paralelamente, y para agravar la situación, se produjo el cisma entre Iglesia y Estado, cuando el patriarca Nikón declaró la supremacía del Patriarcado sobre el Zar. Alejandro convocó a un Concilio en el año 1666 que aceptó las reformas hechas por el patriarca pero que le ordenó dejar su puesto, sosteniendo que se había obnubilado y haber tratado de tomar el lugar que le correspondía al zar. Los “viejos creyentes” vieron en el cisma una señal de que ese concilio era obra del demonio, después de todo 666 es su número y desoyeron completamente los cambios sancionados. Luego se marginaron y se concentraron sobre todo en las regiones nórdicas del Imperio. Este grupo tan conservador en materia religiosa, sin embargo fue el grupo más innovador de la economía y fue quien más contribuyó al engrandecimiento económico de Rusia. En 1694 accede al trono Pedro I Romanov. Sus objetivos principales fueron enunciados desde un primer momento: apertura hacia Europa Occidental y engrandecimiento del Imperio Ruso. Su primer gran actuación la obtuvo contra los turcos al ganar la batalla en Azov y conquistar un anhelo muy antiguo y ferviente de los rusos, la salida al mar. Este suceso, hubiese hecho de Pedro el soberano más querido por sus súbditos, pero seguidamente el zar inició una gira por Europa. Su meta era proveerse de todos los medios, técnicas y personas que le ayudasen a Rusia a volverse un par de las grandes naciones occidentales. Sin embargo, el choque ente las dos culturas fue tal que Pedro volvió decidido a extirpar todo lo propiamente ruso causante, para él, del enorme retraso. Una de sus primeras medidas fue, por ejemplo mandar cortar todas las barbas, símbolo de los boiars, excepción hecha con los sacerdotes y los campesinos, so pena de tener que pagar un impuesto amén de ser molestado. Como hemos dicho, las medidas del zar se llevaban tanto en el interior como en el exterio. De sus campañas externas podemos mencionar: la guerra llevada contra Suecia, apuntaba a ganar la salida al mar Báltico. El rey sueco, Carlos XII, tenía quince años pero era un genio militar y vivía para la guerra. Enemigo infatigable le infligió grandes derrotas, entre ellas Narva, la peor de todas. De allí el rey báltico se dirigió contra Polonia y esto le permitió a Pedro reorganizarse y tomar el golfo de Finlandia. En 1703 construye la ciudad de San Petesburgo que será su fuerte en la zona y su ciudad capital. Debió hacer frente a las contiendas contra los suecos, a revueltas internas y a la guerra que le declararon los turcos. Con ayuda de los cosacos venció a los primeros en la batalla de Poltava, en la que Carlos XII estuvo a punto de caer él mismo; las segundas fueron duramente reprimidas; y las batallas en el sur terminaron con la entrega Azov a los musulmanes.Esto le permitió al zar concentrarse en su guerra europea y finalmente logró firmar una paz por la cual el golfo de Finlandia era definitivamente suyo. Ese mismo año, 1721, Pedro era reconocido como Emperador y nombrado Grande. Ahora que Rusia era un Imperio “con todas las de la ley”, Pedro recurrió al modelo utilizado por el imperio que antaño se había posado en su territorio: el mongol. De él tomó la leva para el ejército permanente, el sistema financiero de impuesto por cabeza, el censo. De sus “mentores” europeos se apropió: la educación para sus cuadros dirigentes militares, civiles o de corte, todos pertenecían a la nobleza pero eso no los habilitaba ni los hacía capaces para la tarea que el zar les iba a otorgar. La confusión entre monarca y Estado, la noción de bien público e interés general, como objetivos del Estado (no olvidemos que en Europa Occidental se estaba desarrollando la Ilustración); la creación del Senado para reemplazar las, para él, anacrónicas Douma y Zemski Sobor; y nueve colegios al estilo de los ministerios occidentales. También separó la administración de la justicia, hecho inédito hasta ese momento. Además al igual que sus pares occidentales impuso la supremacía del Estado sobre la Iglesia, para ello realizó una profunda revolución en la jerarquía eclesial subsumiéndola al zar copiando los discursos de legitimación de los monarcas absolutos. Medidas para tratar de modernizar y estimular la economía pero por sobre todo para europeizar a la sociedad sin importar el costo. En su reinado por las guerras, el hambre y la represión perecieron tres millones de personas. Luego de la muerte de Pedro el Grande, se realizaron cinco golpes de estado en quince años, que llevaron al trono a varios soberanos que realizaron poco por el bienestar de Rusia. En 1762 llega al trono Isabel Petrovna, hija menor de Pedro. En cuanto a la política internacional Rusia no es uno de los Estados centrales pero empieza a tomar relevancia en las alianzas europeas. Isabel se esfuerza por reformar su Estado. Se esfuerza en renovar la cúspide del funcionariado, en levantar la economía del país suprimiendo las aduanas interiores, en instituir bancos de crédito como en los demás estados europeos, en alentar la colonización de las llanuras incultas del suroeste. De su reinado puede destacarse sobre todo la labor cultural de la zarina. Crea los primeros establecimientos secundarios, la Academia de Ciencias de San Petersburgo y la de estudios de eslavogrecolatinos en Moscú. Uno de sus favoritos, Iván Shuvalov, incita a Isabel a fundar la Universidad de Moscú y la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo y con ello a presidir el despertar del movimiento intelectual de Rusia. Hace reparar las grandes construcciones del reino, a fin de “inscribir su reinado en piedra” y para rivalizar con la corte de Luis XV hace traer de Francia a artistas de renombre para realizar los retratos de la aristocracia rusa. A su vez fomenta los espectáculos de ballet y el nacimiento del gusto por el teatro, aunque las obras no son, por lo general, más que meras adaptaciones al ruso de piezas francesas, se realizan las primeras obras eslavas. Otro de los personajes destacados de este período, también descubierto por el favorito de la zarina, es Sergei Lomonosov, hombre de baja cuna pero de gran talento, inteligencia y capacidad de trabajo. Emprende el primer léxico de la lengua rusa, cuyo objetivo era que la lengua escrita fuera aquélla del habla. Será quien reorganice la primera universidad, fundará la fábrica imperial de porcelana, de vidrios y mosaicos. El siguiente soberano que se destaca en la historia rusa es Catalina II, conocida como uno de los déspotas ilustrados. Sus ideas eran verdaderamente avanzadas y humanitarias, pero ella era sobre todo una mujer práctica y muchas de sus teorías no pudieron ser aplicadas; el liberalismo que demostró al principio de su gobierno, debió recular al final. Rusia no estaba preparada para una reforma de la servidumbre o para el derecho formal. Sin embargo si pueden contarse grandes adelantos en materia cultural y una disminución de la violencia y la guerra. Su preocupación se basaba en tres cuestiones interiores: la administración local, la nobleza y la servidumbre y dos exteriores: Polonia y el Imperio turco. Para ella la administración local debía ser ejercida conjuntamente por las noblezas locales, y estas estrechamente unidas a la administración local. No pudo ser, porque en la práctica la nobleza tenía demasiado poder, y a través de un edicto (1785) ella le dio mucho más poder legítimamente: no debía prestar servicio de guerra, le daba más privilegios, más derechos económicos y todo esto lo pagaban los siervos. En cuanto a política exterior, desarrolló guerras contra los turcos que le dieron como resultado la obtención de Crimea y una salida al mar Negro; y contra Polonia, que finalizó con la incorporación de una parte de este país. 1 Hélène Carrère d’Encausse: La Russie inachevée, París, Fayard, 2000 2 Es una constante en la bibliografía consultada sobre Rusia el concepto del “Retraso” ruso y su contra- cara el “Ratrapage” término francés cuyo significado es “recuperar el tiempo perdido”, “querer ponerse al día”, “alcanzar los logros de...”. No sólo lo manejan los académicos, es también un concepto que tenían muy claro los soberanos rusos y que, como en el caso de Pedro el Grande, dominaba todo su accionar. 3 Hélène Carrère d’Encausse, Ob. Cit., p.54 [El texto de las citas está originalmente en francés, la traducción es mía] 4 Boyardos: “designa en la época kievana a los servidores del príncipe y a la nobleza local. Califica más tarde a sus descendientes” Ibid. p. 277 5 Ibid. p. 79 6 Uno de los puestos jerárquicos dentro de la religión Ortodoxa, equivalente a un Arzobispo de la Iglesia Católica 7 Ibid. p. 82 |