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Unidad 3, lectura 3 Unidad 3. Lectura 3. El presente material se encuentra protegido por derechos de autor. Se reproduce para uso exclusivo de los estudiantes de Teología del SFT, de la PUJ. Entre corchetes [...] se indica el número de página del párrafo precedente, en el original. Fuente: Hinkelammert, F., El asalto al poder mundial y la violencia sagrada del Imperio, De allí: La Globalización actual: las burocracias privadas y su crisis de poder. DEI, San José de Costa Rica, 2003, pp. 17-31
Hablamos de una crisis de poder de las burocracias privadas. Eso no significa que el poder ya esté por derrumbarse. Las burocracias privadas siguen estando en el poder. Pero su poder está llegando a un punto crítico que se hace presente como una encrucijada. Para ver esto analicemos las transnacionales como burocracias privadas. Hoy son grandes aparatos burocráticos que, tanto por su tamaño como por sus procedimientos, constituyen una burocracia privada, en función de la cual las burocracias públicas se están transformando en sus apéndices. La gran empresa se transformó ya en burocracia privada desde los años setenta del siglo XIX. Ya en Max Weber encontramos este análisis de la gran empresa como burocracia privada. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial esta gran empresa, que desde sus comienzos ha sido una empresa de alcance mundial, se transforma profundamente. Hoy es una empresa de producción mundial que como burocracia privada logra ponerse por encima de la burocracia pública, siendo el poder clave a partir del cual tenemos que intentar comprender la situación del mundo y de América Latina y el Caribe en particular. 1. LA EMPRESA DE PRODUCCIÓN MUNDIAL. La empresa de producción mundial es de un tipo nuevo. Aparece después de la Segunda Guerra Mundial, aunque con intensidad a partir del decenio de los setenta del siglo XX. No se trata de la primera empresa mundial. Únicamente que las empresas mundiales anteriores son de venta y compra mundial, mientras su producción se halla concentrada en determinados lugares del espacio terrestre. En consecuencia, los principales elementos del proceso de producción son producidos en un espacio restringido. Por eso se puede hablar del "made in England" o del "made in Germany". La empresa de producción mundial surge sobre la base de determinados nuevos inventos que la hacen posible:
Dadas estas condiciones, puede emerger la empresa de producción mundial. Ella puede distribuir las etapas de producción de sus productos en el mundo entero y, a pesar de eso, funcionar de manera tan coordinada como anteriormente una empresa que unía tales etapas de producción en un solo espacio parcial. La empresa de producción mundial es una empresa cuyo proceso de producción se desenvuelve en una red mundial de división del trabajo referente a las etapas intermedias. Vale decir, cada etapa puede ubicarse en un lugar diferente según los costos de producción de los diferentes lugares posibles. Por eso son sumamente móviles y la etapa final del proceso de producción se asemeja a menudo a un simple lugar de ensamblaje. A partir de los años sesenta estas empresas de producción mundial se desarrollan con gran rapidez. Son las empresas transnacionales, como se las llama muchas veces. Mas no solamente las grandes empresas conocidas desarrollan este carácter, también lo hacen numerosas empresas de tamaño medio. Ya mencionamos las condiciones que hacían posible la constitución de empresas de producción mundial: mensajes instantáneos, cálculos instantáneos, transportes rápidos de alcance universal. No obstante, una vez que las empresas de producción mundial son posibles, surgen otras condiciones de carácter institucional. Son condiciones que facilitan las posibilidades de estas empresas de alcanzar un rendimiento máximo. Las empresas promueven ahora nuevas condiciones institucionales para su funcionamiento y presionan para que se les den. Nos referimos a condiciones institucionales de fluidez de los mercados, cuyo cumplimiento la empresa de producción mundial exige. Estas condiciones implican un cambio radical en relación al capitalismo anterior. Este capitalismo era intervencionista y podía existir aun con políticas de intervención en los mercados de parte de los Estados nacionales. La lógica de la empresa de producción mundial, en cambio, se opone radicalmente al anterior intervencionismo de la política económica de los Estados nacionales: a la protección de mercados, a la política de pleno empleo, a la planificación del desarrollo local, nacional y regional, al control de los flujos de capital y de las divisas, a las reservas del mercado impuestas por el Estado, a la propiedad pública, a políticas laborales en favor de la estabilidad laboral, a los sindicatos, etc. Si queremos formular el conjunto de estas exigencias que brotan desde el interior del funcionamiento de las empresas de producción mundial, lo encontramos en los ajustes estructurales tal como fueron impuestos al mundo desde la década de los ochenta. Ellos son la otra cara de este funcionamiento, cuando se orienta por la maximización de su rendimiento. La promoción de las empresas de producción mundial y los ajustes estructurales son las dos caras de una misma medalla. Así pues, las exigencias se manifiestan con la empresa de producción mundial y los programas de ajuste estructural le brindan sistematicidad y un nombre. 2. LA ESTRATEGIA RESULTANTE DE LA TOMA DEL PODER POR LAS BUROCRACIAS PRIVADAS: LOS AJUSTES ESTRUCTURALES. Los ajustes estructurales se refieren principalmente a tres dimensiones de la sociedad:
La imposición de estas medidas de ajuste estructural es acompañada en los países claves de América Latina (Brasil, Chile, Uruguay, Argentina) por el terrorismo del Estado del totalitarismo de la Seguridad Nacional. Este terrorismo mantiene hoy una importancia central dentro de la estrategia de globalización, como ocurre todavía en Colombia. La imposición de los ajustes estructurales va de la mano con la propagación de la ideología de la competitividad y de la eficiencia. De ahí que se los justifique como una política de eliminación de las distorsiones del mercado o de eliminación de los “interruptores” de la movilidad del mercado. La economía se conduce ahora en términos de una guerra económica, en la cual se trata de conseguir ventajas competitivas que permitan salir victorioso de la guerra. La situación misma de los países es discutida en términos de su competitividad, y toda actividad social es evaluada de acuerdo con su aporte a esta competitividad. El economista, y sobre todo el administrador de empresas, se convierten en asesores militares de esta guerra económica. Su función no es hacer teoría o entender qué significa esta manera de enfocar la economía, sino aportar para ganar la guerra. Por eso, la teoría económica y social se toma cínica. Para esta guerra económica, las medidas de ajuste estructural sirven para preparar y limpiar el campo de batalla. Las empresas que se enfrentan en la guerra económica tienen en común el interés de limpiar el campo de batalla, para poder luchar en él una contra otra sin ser “distorsionadas”. Desde el punto de vista que nos interesa, esta eliminación de las distorsiones del mercado posee una importancia central. La lógica real del proceso de globalización se expresa más nítidamente en términos de la eliminación de las distorsiones del mercado. Hace presente este proceso arrollador del mercado total como un gran engranaje que sigue una lógica propia y la impone. Por medio de esta lógica el mercado, como tal engranaje, se auto-reproduce, "perfeccionándose" en términos de su propio funcionamiento. Por esta razón, el concepto de las distorsiones del mercado es tan central para el lenguaje. El engranaje del mercado se percibe como una gran maquinaria computacional que necesita ser perfeccionada. Las llamadas distorsiones son consideradas elementos de fricción para este funcionamiento. Sin embargo, una máquina tiene que funcionar con un mínimo de fricciones. Eliminarlas, por ende, significa mejorar su desempeño. Y se lo mejora eliminando las distorsiones. La empresa de producción mundial empuja el proyecto y puede imponerlo en el grado que logra el apoyo de los Estados para su realización. No se trata de un proyecto de totalización de algún mercado ideal. El proyecto, entonces, parecería completamente incoherente. Es más bien un proyecto de fluidez de los mercados como el ambiente en el cual actúan empresas mundiales. Como tal es coherente. Su realización se hace presente en forma de una lucha en contra de las "distorsiones" o los "interruptores" del mercado. Todo lo que se interponga a la fluidez de los mercados es visto como distorsión. Así, lo que desde el decenio de los noventa se llama el proyecto de globalización alcanza su coherencia. Las funciones del Estado como organizador del desarrollo, su función de garantizar una infraestructura social, y su función de promover un sistema educacional de referencia universal, se revelan ahora como distorsiones del mercado. De igual manera las reglamentaciones referentes al uso del ambiente son vistas como distorsiones del mercado, así como toda defensa del nivel de vida de la población. Las organizaciones populares, inclusive los sindicatos, son percibidos como distorsiones. El Estado como tal de ningún modo es visto como distorsión del mercado, lo es solamente en cuanto Estado con funciones de desarrollo económico y social. Para el proyecto de globalización su función de promoción de este proyecto es decisiva. Por consiguiente, el desmantelamiento del Estado, del que se habla tanto, es una reestructuración del Estado en función de la promoción del proyecto de globalización, y hasta de subvención financiera de su empuje. Ahora, empero, se trata de subvenciones de cantidades inauditas hacia las empresas mundiales, a las cuales normalmente se da el nombre de "incentivos". De este Estado se habla como "Estado mínimo", aun cuando sea un Estado máximo. Bajo esta luz, las políticas intervencionistas anteriores aparecen como distorsiones del mercado. Por tanto, se habla de anti-intervencionismo Con todo, emerge un Estado transformado que es altamente intervencionista en las relaciones humanas y en las relaciones con la naturaleza. En efecto, para no intervenir en los mercados tiene que intervenir en todas las relaciones sociales en nombre de la privatización y de la flexibilización. No se debe olvidar que la privatización es una política de los poderes públicos. Ellos la llevan a cabo, no los privados. Los intereses privados nada más pueden empujar políticas de privatización de parte de los poderes públicos. Ahora bien, esta política transforma a las empresas transnacionales -de producción mundial- en poderes encima de los poderes públicos. Mas son los poderes públicos los que las erigen como sus señores. De esa forma las empresas, junto con los poderes públicos, eliminan de sus respectivas agendas los derechos humanos de la vida humana. Pero no son las empresas que se imponen. Ellas no se pueden imponer. Son los poderes públicos los que imponen las empresas y su lógica a la vida humana y a ellos mismos. Eso establece el poder de las burocracias privadas sobre las burocracias públicas, que ahora se convierten en el apéndice de una dominación absoluta hecha presente en estas burocracias privadas. 3. EL ESTANCAMIENTO DINÁMICO. El efecto de los ajustes estructurales es la imposibilidad casi completa de los países dependientes de promover un desarrollo económico autoconcentrado. No pueden promover nuevos centros de actividad moderna, porque los ajustes estructurales excluyen las medidas necesarias para hacerlo. La protección de industrias, el control de divisas, la promoción inclusive financiera en favor de empresas nacionales en su competencia con empresas extranjeras ya constituidas, toda política de desarrollo local, nacional y regional quedan relegados. Aunque el conjunto de empresas del sector moderno tengan gran dinamismo interno, este dinamismo no es expansivo a nuevas regiones ni en relación al empleo de nueva fuerza de trabajo. Aparece el estancamiento dinámico, que también se ha llamado “crecimiento sin nuevos puestos de trabajo” (jobless growth). Alrededor del sector moderno de la economía se extienden cada vez más los sectores informales y precarios sin ninguna perspectiva a largo plazo. Los sectores modernos se transforman en archipiélagos en un mar de precariedad. Si ocurre un aumento del empleo, se da en estos sectores y no en los sectores modernos. Excepciones apenas se acontecen donde los países en desarrollo no se someten indiscriminadamente a los ajustes estructurales, lo que sucedió en especial en Asia oriental. Emergieron países sumamente dinámicos (los llamados "tigres"), que efectivamente lograron generar centros propios de desarrollo moderno y empresas transnacionales con capacidad competitiva. Aun así, con la crisis asiática de 1997 quedaron restringidos en su capacidad de desarrollo autónomo, que sobre todo vale para Corea del Sur. |