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Movilidad social Al estudiar la estratificación tenemos que considerar no sólo las diferencias entre las posiciones económicas o las ocupaciones, sino qué ocurre con los individuos que las tienen. La expresión Movilidad Social se refiere al movimiento de los individuos y grupos entre las distintas posiciones socioeconómicas. La movilidad vertical es un desplazamiento hacia arriba o hacia abajo en la escala socioeconómica. De quienes ganan propiedades, renta o posición se dice que se mueven hacia arriba, mientras que los que las pierden se mueven hacia abajo. En las sociedades modernas abunda también la movilidad lateral, que alude a la traslación geográfica de un barrio a otro o entre ciudades y regiones. Con frecuencia, la movilidad vertical y la lateral se combinan. Por ejemplo, un individuo que trabaje en una empresa de una ciudad puede recibir un ascenso que le lleve a una sucursal de la compañía situada en otra localidad, o incluso en otro país. Hay dos maneras de estudiar la movilidad. Primero, pueden examinarse las carreras profesionales de los individuos, es decir, hasta qué punto se desplazan hacia arriba o hacia abajo en la escala social durante su vida laboral. Esto se suele denominar movilidad intrageneracional. Por otra parte, se puede analizar en qué medida los hijos tiene el mismo tipo de empleo que sus padres o abuelos. Este tipo de movilidad se llama movilidad intergeneracional. Estudios comparativos sobre movilidad El grado de movilidad vertical que se da en una sociedad es un indicador fundamental de su nivel de "apertura", señalando hasta qué punto un individuo con capacidad nacido en un estrato inferior puede ascender en la escala socioeconómica. ¿En qué medida son "abiertas" las sociedades industrializadas respecto a la movilidad social ? ¿Hay mayor igualdad de oportunidades en Gran Bretaña que en otros lugares? Los estudios sobre... p. 345 movilidad social se han llevado a cabo durante los últimos cincuenta años, incorporando habitualmente comparaciones internacionales. Uno de los trabajos pioneros en este campo fue el de Pitirim Sorokin (1927), que cubrió un vasto conjunto de sociedades diferentes, incluyendo la Roma clásica y la China tradicional, y que también realizó uno de los primeros estudios detallados de la movilidad en los Estados Unidos. Su conclusión fue que las oportunidades para un ascenso rápido eran mucho más limitadas de lo que sugería el folclore estadounidense. Sin embargo, las técnicas empleadas por Sorokin para recoger datos eran bastante primitivas. La investigación efectuada por Peter Blau y Otis Dudley Duncan cuarenta años después fue mucho más refinada y amplia (Blau y Duncan, 1967), y todavía sigue siendo el estudio más minucioso de la movilidad social llevado acabo en un país en particular (sin embargo, aunque tuviera mucha amplitud de miras, al igual que la mayoría de los trabajos sobre movilidad corrobora las puntualizaciones hechas en la sección previa: todos los examinados eran varones). Blau y Duncan recogieron información de una muestra nacional de 20.000 hombres y llegaron a la conclusión de que hay mucha movilidad vertical en los Estados Unidos, pero que casi toda se produce entre posiciones ocupacionales muy cercanas. La movilidad de "1argo alcance" no es habitual. Aunque haya movimiento descendente, tanto en las carreras individuales como intergeneracionalmente, este tipo de movilidad es mucho menos común que la ascendente. La razón de esto es que los trabajos profesionales y de cuello blanco han crecido mucho más rápidamente que los de cuello azul, un desplazamiento que ha creado vías para que los hijos de los trabajadores de cuello azul se trasladen a posiciones de cuello blanco. Quizá el estudio internacional sobre movilidad social más afamado sea el realizado por Seymour Martin Lipset y Reinhard Bendix (1959), que analizaron datos de nueve sociedades industrializadas - Gran Bretaña, Francia, Alemania Occidental, Suecia, Suiza, Japón, Dinamarca, Italia y los Estados Unidos- centrándose en la movilidad de los hombres desde trabajos de cuello azul a los de cuello blanco. En contra de sus expectativas, no encontraron indicios de que los Estados Unidos fuesen más abiertos que las sociedades europeas. La movilidad vertical total que cruza la línea que separa los trabajos de cuello azul de los de cuello blanco era del 30% en los Estados Unidos, mientras que en las otras sociedades variaba entre el 27 y el 31 %. Lipset y Bendix llegaron a la conclusión de que todos los países industrializados estaban experimentando cambios similares respecto a la expansión de los trabajos de cuello blanco. Esto condujo a una "oleada de movilidad ascendente" de dimensiones comparables en todos ellos. Otros autores han puesto en duda estas conclusiones, arguyendo que, si se presta más atención a la movilidad descendente y se tiene en cuenta la movilidad de largo alcance, hay diferencias significativas entre los países (Heath, 1981; Grusky y Hauser, 1984). p. 346 Robert Erikson y John Goldthorpe dan cuenta en The Constant Flux (1993) de sus más recientes investigaciones sobre movilidad social. Estudiaron este fenómeno en Europa Occidental y Oriental, los Estados Unidos, Australia y Japón, y analizaron datos procedentes de doce estudios nacionales sobre este tema, que cubrían más o menos los primeros setenta años del siglo. Llegaron a la conclusión de que, a largo plazo, los índices de movilidad no tendían a aumentar; que las cifras totales de este indicador "se mueven de una manera que podría parecer que no tiene dirección" (p. 367), y que los Estados Unidos no tenían unos índices de movilidad sustancialmente mayores que los del resto de los países analizados. Movilidad descendente Aunque la movilidad descendente se da menos que la ascendente, no deja de ser un fenómeno generalizado. La movilidad intrageneracional descendente es también habitual y con bastante frecuencia se relaciona con ansiedades y problemas psicológicos, cuando los individuos son incapaces de mantener la forma de vida a la que se han acostumbrado. El despido es otra de las causas principales de la movilidad descendente. Por ejemplo, los hombres de mediana edad que pierden sus trabajos, o bien no encuentran modo alguno de conseguir un nuevo empleo o sólo pueden obtenerlo aceptando un nivel de ingresos inferior al precedente. Hasta ahora ha habido pocos estudios sobre la movilidad descendente en el Reino Unido. Sin embargo, es probable que ésta, cuando tiene un carácter intergeneracional o intrageneracional, esté creciendo en Gran Bretaña al igual que en los Estados Unidos, país en el que sí se han llevado a cabo diversas investigaciones recientemente sobre el fenómeno. En los años ochenta y principios de los noventa, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, se ha producido un retroceso general del promedio de salarios reales (calculados después de restarles la tasa de inflación) en los empleos de cuello blanco de rango medio en los Estados Unidos. Por lo tanto, aunque el número de este tipo de trabajos sigue aumentando en relación con otros, quizá ya no puedan responder como antes a las expectativas de alcanzar una determinada forma de vida. La reestructuración de las corporaciones y sus "reajustes" son las principales causas de estos cambios. Para enfrentarse ala creciente competencia global, muchas empresas han reducido sus plantillas. Se han perdido trabajos de cuello blanco y también otros manuales de jornada completa en beneficio de empleos mal pagados y a tiempo parcial. En los Estados Unidos, la movilidad descendente es especialmente habitual entre las mujeres separadas o divorciadas con niños. Sirva como ejemplo el caso de Sandra Bolton, descrito por John Schwarz en su libro The Forgotten Americans. La suerte de Sandra contradice la... p. 347 idea de que los que trabajan duro y siguen las reglas prosperan. El marido de Sandra la maltrató periódicamente durante sus seis años de matrimonio y los asistentes sociales lo consideraron una amenaza para sus dos hijos. Ella se divorció de él después de que los servicios de protección de menores le advirtieran de que el Estado se haría cargo de los niños si ella no le dejaba. Sandra no recibe ninguna pensión de su ex marido, que, dos semanas antes de que hubiera una sentencia de divorcio, metió los muebles y objetos de valor de la familia en un camión, se largó y no se ha vuelto a saber de él. Cuando estaba casada, Sandra tenía una vida moderadamente cómoda, de clase media, pero ahora vive completamente al día. Intentó seguir yendo a la universidad, manteniéndose a ella misma y a sus hijos por medio de diversos trabajos domésticos, pero no podía ganar dinero suficiente. Un vecino cuidaba de sus hijos mientras ella trabajaba en jornada completa como secretaria en un centro médico. Finalmente, pudo obtener una licenciatura por medio de cursos nocturnos y de verano. Aunque ha solicitado muchos trabajos, no ha conseguido uno en el que gane más que como secretaria, el cual tampoco es suficiente para cubrir todas sus necesidades y las de sus hijos. De modo que ahora trabaja también como cajera en un supermercado por las tardes, e incluso así, sólo consigue llegar a fin de mes. "Intentas ser responsable -afirma- y te penalizan porque el sistema que tenemos no te lo pone fácil. Lo que quiero decir es que trabajo mucho y que todo tiene un límite" (Schwarz, 1991). A consecuencia de su divorcio, Sandra pasó de tener una vida con ciertas comodidades a la pobreza. No es la única, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. Movilidad social y éxito En las sociedades modernas muchos creen que es posible que cualquiera llegue a la cima si trabaja duro y con suficiente constancia, aunque hasta ahora las cifras indican que muy pocos lo logran. ¿Por qué es tan difícil? Por una parte, la respuesta es muy sencilla. Incluso en una sociedad "perfectamente fluida", en la que cualquiera tuviera una probabilidad exactamente igual de alcanzar las posiciones más elevadas, sólo una pequeña minoría lo conseguiría. En la cima, el orden socio-económico está conformado como una pirámide y sólo hay unas pocas posiciones de poder, estatus o riqueza. En Gran Bretaña, por ejemplo, no más de dos o tres mil personas, de una población total de cincuenta y ocho millo- nes, podrían llegar a ser directivos de una de las doscientas mayores empresas. p. 348 Dibujo tipo comic: Una habitación con la pintura descascarada, un lamparita colgando del techo, una ventana desde la que se ve la ciudad, sin cortinas. Una señora despeinada, con chinelas, mira enojada a un señor sentado en un sofá todo raído, que duerme la cara cubierta con un libro cuyo título es: Cómo tener éxito. Además, quienes ocupan las posiciones de poder y riqueza disponen de muchas más oportunidades para perpetuar sus ventajas y traspasarlas a su descendencia. Pueden hacer que sus hijos tengan la mejor educación posible y esto tiende a llevarles hacia buenos trabajos. Pese a los impuestos sobre la riqueza y los derechos de transmisión, los ricos han encontrado normalmente la forma de hacer llegar la mayor parte de sus bienes a sus descendientes. La mayoría de los que llegan a la cima juegan con ventaja, ya que provienen de familias de profesionales o acomodadas. Los estudios sobre las personas que se han enriquecido muestran que casi ninguna parte de la nada. La gran mayoría de los que han "hecho dinero" se apoyaron en lo que habían heredado o, al menos, en una pequeña suma que recibieron en sus comienzos, la cual utilizaron para acumular más. William Rubinstein realizó un estudio sobre los orígenes de los millonarios británicos en la década de los ochenta (Rubinstein, 1986). Su trabajo se basó en las personas que habían fallecido en 1984 y 1985 legando, por lo menos, un millón de libras esterlinas (es casi imposible tener datos fidedignos sobre los millonarios vivos). Rubinstein descubrió que los hijos de ricos hombres de negocios o de terratenientes todavía representan el 42% del conjunto de los millonarios. Aquéllos a los que es probable que sus familias dieran un apoyo material (hijos de profesionales de categoría), representan el 29%, mientras que el 43% heredó alrededor de 100.000 libras cada uno y un 32% heredó entre 10.000 y 100.000. En Gran Bretaña la forma más segura de llegar a ser rico es, todavía, nacer rico. p. 349 niveles de movilidad Los niveles globales de movilidad han sido muy estudiados en Gran Bretaña en el período de postguerra aunque, una vez más, casi todas las investigaciones se han centrado en los hombres. David Glass dirigió un estudio pionero en 1954, analizando la movilidad intergeneracional durante un plazo prolongado que llegaba hasta los años cincuenta. Sus conclusiones se corresponden con las mencionadas anteriormente respecto a datos internacionales: alrededor de un 30% de movilidad desde los trabajos de cuello azul a los de cuello blanco. De hecho, la investigación de Glass fue muy utilizada por los que realizaron comparaciones internacionales. Aunque se producía bastante movilidad, la mayoría era de corto alcance. La de tipo ascendente era mucho más frecuente que la descendente y se concentraba mayoritariamente en los niveles intermedios de la estructura de clases. Las personas en los niveles más bajos tendían a permanecer allí y casi el 50% de los hijos de trabajadores en puestos profesionales o de gestión se hallaban en ocupaciones similares. John Goldthorpe y sus colaboradores de Oxford realizaron un estudio posterior que se basaba en una encuesta llevada a cabo en 1972 (Goldthorpe y otros, 1980). Intentaban investigar hasta qué punto se habían alterado las pautas de movilidad social desde la época del estudio de Glass y, de hecho, llegaron a la conclusión de que el nivel general de movilidad masculina era más elevado que durante el período anterior, con bastantes más desplazamientos de largo alcance constatables. La razón principal para esto, sin em- bargo, no era que el sistema ocupacional se hubiera hecho más igualitario, sino que los cambios procedían del crecimiento acelerado del número de trabajos de cuello blanco de rango superior, en relación a los de cuello azul. Los investigadores se dieron cuenta de que dos tercios de los hijos de trabajadores manuales no cualificados o semicualificados se hallaban también en empleos manuales. Cerca del 30% de los gestores y profesionales provenían del la clase trabajadora, mientras que el 4% de los hombres en trabajos de cuello azul provenían de ambientes profesionales o de gestión. Pese a que los datos son incompletos, la investigación de Anthony Heath indica que las probabilidades de movilidad de las mujeres están muy limitadas por la carencia de oportunidades para empleadas femeninas en las ocupaciones profesionales y de gestión (Heath, 1981). Cerca de la mitad de las hijas de profesionales o de gestores se hallan en trabajos rutinarios de oficina y no más del 8% consiguen posiciones de nivel comparable alas de sus padres. Sólo el 1,5% de las mujeres que proceden de hogares de cuello azul están en tales empleos (pero e148% se hallan en trabajos rutinarios de oficina). El estudio original de Oxford sobre movilidad fue puesto al día basándose en nuevos materiales recogidos cerca de diez años después (Goldthorpe y Payne, 1986). Se constataron sus principales conclusiones pero también se encontraron nuevos fenómenos. Las probabilidades de que los muchachos... p. 350 que procedían de ambientes de cuello azul consiguieran empleos profesionales o de gestión se habían incrementado. Una vez más, esto se achacó a los cambios en la estructura ocupacional, que habían producido una reducción de las ocupaciones de cuello azul, en relación con los empleos de cuello blanco de rango superior. La movilidad descendente era incluso menos frecuente que en la investigación anterior. Sin embargo, la proporción de hombres de la clase obrera que estaban en paro era mucho más alta que antes, lo cual ponía de manifiesto el incremento del desempleo masivo des- de la década de los setenta. En los años ochenta Marshall y otros autores lograron resultados que corroboraban ampliamente los hallazgos de Goldthorpe y sus colegas. Verificaron que alrededor de un tercio de las personas ocupadas en trabajos superiores de cuello blanco o profesjonales tenían antecedentes de cuello azul. Conclusiones de este tipo tienden a mostrar la existencia de un grado de fluidez considerable en la sociedad británica. Para mucha gente es realmente posible ascender en la jerarquía social, en términos tanto de movilidad intergeneracional como intrageneracional. Sin embargo, la balanza todavía se inclina negativamente hacia la mujer y la fluidez de la sociedad moderna proviene principalmente de su tendencia al ascenso dentro de las empresas. Marshall y sus colaboradores concluyen: "El hecho de que haya "más espacio en la cumbre" no ha venido acompañado de una mayor igualdad de oportunidades para acceder allí" (Marshall y otros, 1988, p.138). Sin embargo, deberíamos tener en cuenta algo que se ha mencionado anteriormente: la movilidad es un proceso a largo plazo y si la sociedad se está haciendo más "abierta", todas las consecuencias no se verán hasta dentro de una generación. Problemas en el estudio de la movilidad social - El estudio de la movilidad social presenta varios problemas. Por ejemplo, no está claro si la movilidad desde los trabajos de cuello azul a los de cue11o blanco debe siempre calificarse de "ascendente". Los trabajadores cualificados de cuello azul pueden hallarse en una posición económica superior a muchas personas en empleos de cuello blanco más rutinarios. La naturaleza de los trabajos se altera con el tiempo y no es siempre obvio que lo que se consideraba el "mismo" empleo lo sea todavía. Como hemos visto, los trabajos administrativos, por ejemplo, han cambiado en gran medida en las últimas décadas, a consecuencia de la mecanización del trabajo de oficina. Otra de las dificultades es que en los estudios de movilidad intergeneracional es difícil decidir en qué punto de las respectivas carreras deben hacerse las comparaciones. Un padre puede todavía hallarse en la mitad de su carrera cuando su hijo o hija comienza su vida laboral; padres e hijos pueden moverse simultáneamente, quizá en el mismo sentido o, con... p. 351 menos frecuencia, en el opuesto. ¿Deberíamos compararles al principio o al final de sus carreras? Hasta cierto punto, es posible enfrentarse a todas estas dificultades. Hay que tener cuidado de no alterar las categorías ocupacionales si está claro que la naturaleza de los empleos ha cambiado radicalmente durante el período cubierto por un determinado estudio. Por ejemplo, podríamos decidir dejar en el mismo grupo los empleos superiores de cuello azul y los rutinarios de cuello blanco, examinando la movilidad hacia dentro y hacia afuera de estos trabajos en conjunto. El problema que plantea decidir en qué punto de la carrera profesional de cada persona se deben establecer comparaciones en cuanto a la movilidad intergeneracional puede resolverse - si los datos lo permiten- comparando a los padres con los hijos, tanto al principio como al final de las carreras respectivas. Sin embargo, estas estrategias no son del todo satisfactorias. Hay que tratar con cautela las cifras de movilidad social que, según los estudios, parezcan precisas. Las conclusiones en las investigaciones sobre movilidad sólo pueden tener un carácter general, especialmente cuando se trata de comparaciones internacionales. Las propias oportunidades de movilidad Como persona que quiere encontrar un buen trabajo a finales de los noventa ¿qué conclusiones puede usted sacar, para sus propias oportunidades profesionales, de los estudios de movilidad? Al igual que las generaciones anteriores, es posible que pueda disfrutar de una movilidad ascendente, si es que sus orígenes no son ya, de hecho, privilegiados. Parece probable que la proporción de trabajos profesionales y de gestión continuará expandiéndose en relación a los empleos de bajo nivel. Aquellos que hayan obtenido buenas calificaciones tienen más posibilidades de llenar estas "vacantes". Sin embargo, apenas quedan puestos de prestigio disponibles para todos los que desean llegar a ellos y algunos de ustedes se darán cuenta de que sus carreras profesionales no se ajustan a sus expectativas. Aunque se crean más empleos en los niveles profesionales y de gestión que antes, en el conjunto de la economía el número total de puestos disponibles está disminuyendo en relación con el número de personas que buscan trabajo activamente. Una de las razones es el creciente número de mujeres que compiten con los hombres por una cantidad de empleos limitada. Otra, cuyas conse- cuencias todavía son difíciles de determinar por completo, es la utilización cada vez más frecuente de tecnologías de la información en los procesos productivos. Es posible, y quizá incluso probable, que muchos empleos desaparezcan en los próximos años porque ahora la informática puede realizar tareas, incluso las más complicadas, que antes sólo hacían los seres humanos. Si usted es una mujer, aunque sus probabilidades de tener una buena carrera profesional están aumentando, se enfrenta a dos obstáculos principales.. p. 352 Los empresarios y directivos masculinos todavía discriminan a las candidatas femeninas. En parte, lo hacen porque creen que las "mujeres no están realmente interesadas en sus carreras" y que, probablemente, dejarán el mercado laboral al formar una familia. El segundo factor influye realmente de forma considerable en las posibilidades de las mujeres. No tanto porque carezcan de interés en sus carreras sino porque, a menudo, en verdad se ven obligadas a elegir entre éstas y tener hijos. Los hombres no suelen estar muy dispuestos a compartir la responsabilidad del trabajo doméstico y del cuidado de los niños. Aunque hay muchas más mujeres que antes organizando su vida familiar de forma que les permita continuar con su carrera, todavía hay grandes obstáculos en su camino. Pobreza y desigualdad En la base del sistema de clases británico hay un gran número de personas en condiciones de pobreza. Muchos no tienen una alimentación adecuada y viven en condiciones insalubres, con una esperanza de vida inferior a la de la mayoría de la población. Sin embargo, las personas que tienen más medios no suelen tener una idea exacta de qué grado alcanza la pobreza. Este no es un fenómeno nuevo. En 1889, Charles Booth publicó un trabajo que mostraba que un tercio de los londinenses estaba viviendo en condiciones de pobreza extrema (Booth, 1889). El resultado fue un protesta generalizada. ¿Cómo podía ser que, en un país que probablemente era en ese momento el más rico de la tierra y el centro de un imperio gigantesco, la pobreza estuviese tan extendida? El trabajo de Booth fue reanudado por su homónimo el general William Booth, del Ejército de Salvación. Su In Darkest England and the Way Out (1970, publicado originalmente en 1890) se abría con cifras que procedían de los cálculos de Charles Booth, mostrando que había 387.000 personas "muy pobres" en Londres, 220.000 "casi pasando hambre" y 300.000 pasándola realmente. En un año se vendió casi un cuarto de millón de ejemplares del libro de William Booth. Hasta ese punto cautivó la imaginación del público, planteando que la pobreza podía reducirse drásticamente por medio de reformas y programas de asistencia social. |
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