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La Regenta Nombre de nacimiento autor: Leopoldo García-Alas y Ureña Nacimiento 25 de abril de 1852 Zamora, España Defunción 13 de junio de 1901 Oviedo, España Seudónimo Clarín Movimientos Realismo y naturalismo progresista ![]() Con el seudónimo de Clarín, se convirtió, a partir de 1875, en uno de los colaboradores más activos de la prensa «democrática». En 1883 contrajo matrimonio y obtuvo la cátedra de economía y estadística en la Universidad de Zaragoza. Al año siguiente logró su traslado a la Universidad de Oviedo, donde enseñó derecho romano, actividad que alternó con las de articulista y escritor. Sus artículos literarios y satíricos, alcanzaron gran popularidad, pero su mordacidad le valió numerosas enemistades e incluso algún duelo. A su llegada a la capital asturiana, emprendió la redacción de La Regenta, cuyo primer volumen aparecería en 1884. Lector infatigable y estudioso concienzudo, sus más de dos mil artículos filosóficos, políticos y literarios publicados lo convirtieron en el mayor crítico literario de su tiempo, y en una autoridad intelectual influyente y respetada. Su ideología progresista y su adscripción a la ética liberal del krausismo entroncan con la voluntad política, característica de ese fin de siglo, de superar la tradicional inercia cultural española. La Regenta es la primera novela de Leopoldo Alas «Clarín», publicada en dos tomos en 1884 y 1885. Gran parte de la crítica la ha considerado la obra cumbre de Clarín y de la novela española del siglo XIX, como uno de los máximos exponentes del naturalismo y del realismo progresista. La novela, cuya acción transcurre en Vetusta, una ciudad provinciana española tras cuyo nombre enmascaró "Clarín" a la capital asturiana, Oviedo, solo pudo ser publicada en Barcelona (Daniel Cortezo y Cía.) ya que constituyó un verdadero escándalo en su momento, sobre todo en Oviedo. El obispo publicó en su contra una pastoral que mereció una réplica de Clarín. En su argumento se basó la versión cinematográfica homónima de 1974 dirigida por Gonzalo Suárez y protagonizada por Emma Penella, que es la que vamos a ver en clase. Argumento En una ciudad de provincias, Vetusta, vive Ana Ozores, de familia noble venida a menos, casada con don Víctor Quintanar, regente de la Audiencia, del cual le viene el apelativo de "la Regenta". Ana se casó con don Víctor en un matrimonio de conveniencia. Bastante más joven que su marido, al que le une más un sentimiento de amistad y agradecimiento que de amor conyugal, su vida transcurre entre la soledad y el aburrimiento. Es una mujer retraída, frustrada por no ser madre y que anhela algo mejor y desconocido. La Regenta es, sin duda, la obra maestra de Clarín y una de las novelas más importantes de la literatura española. En ella se retrata en toda su complejidad una ciudad de provincias, Vetusta (nombre tras el que se esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración. Clarín somete a una irónica crítica a todos los estamentos de la ciudad: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas, los partidos políticos. Todo ello conforma una atmósfera social asfixiante, opresiva, con la que choca la protagonista, Ana Ozores. Su temperamento sensible y soñador la lleva a refugiarse en el misticismo, pero su confesor, el canónigo Fermín de Pas, la decepciona cuando intenta aprovecharse de ella. Cae entonces en brazos de Álvaro Mesía, un mediocre don Juan, con el que vivirá una relación amorosa que no resultará ser más que un sucedáneo de sus ideales románticos. En el enfrentamiento entre Ana y Vetusta, la primera acabará siendo vencida, y, en consecuencia, marginada. La importancia de la presión ambiental, social, sobre la protagonista acerca la novela a las teorías del Naturalismo El autor se sirve de la ciudad de Vetusta como símbolo de la vulgaridad, la incultura y el fariseísmo. Ana Ozores es un personaje aquejado de aquella patología del espíritu que se conoció como bovarismo. Desde otro punto de vista, Ana encarna la idealidad torturada que perece progresivamente ante una sociedad hipócrita. Con estas fuerzas en tensión, el escritor construyó un alegato cruel e inclemente de la vida provinciana española, ceñida a sus clases dirigentes, en tiempos de la Restauración finisecular. Estructura La Regenta presenta un comienzo in medias res y se estructura en dos partes, que corresponden a un desigual período de tiempo. Cada capítulo goza de unidad y de autonomía dentro de un conjunto perfectamente ensamblado. Sin embargo, esta perfecta organización interna no es fruto de una lenta elaboración, sino de un agitado y rapidísimo proceso de escritura, en el que el escritor se olvidaba a veces «hasta de los nombres de algunos personajes», según confesó él mismo.
Personajes En tanto que cuadro de costumbres, en La Regenta aparecen más de cien personajes. En el momento de la aparición de la obra, para muchos ovetenses supuso un entretenimiento apasionante la identificación de su entorno próximo con los personajes puestos en pie por Clarín. Debido a la abundancia de personajes, no se puede hacer un análisis crítico de todos ellos, pero sí de los cuatro en torno a los cuales gira la historia principal:
Ana es la protagonista titular de la narración. Su función en la novela es clara y consiste en la oscilación de lo uno que pasa a lo otro. Se establece en este personaje la metamorfosis o transustanciación del carácter, es decir que de una posición inicial, el misticismo, pasa a la aparentemente opuesta, el erotismo. Este erotismo, patente desde el inicio de la historia, es una de las características principales de la novela, y una de las causas de que resultase tan polémica en su tiempo. En cuanto a su carácter, Ana es una mujer que vive exaltada, presa de constantes crisis nerviosas producto de sus recuerdos. La añoranza de la madre y los intentos por suplir su ausencia, la malicia y malos tratos del aya y su amante, la ausencia del padre, la soledad, la educación despótica a la que estuvo sometida; además de las respuestas que Ana elabora frente a las dificultades que le pone la vida es lo que conforma los factores deterministas que configuran su carácter vehemente. Se entrega a las lecturas de las Confesiones de San Agustín, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León y otros textos religiosos que enriquecen su visión del mundo y la incitan a escribir, pero su inquietud literaria se ve frustrada por los convencionalismos ortodoxos del medio social, que ven mal que una mujer sea literata. Siente frustración respecto de la maternidad, vive en la reclusión de la castidad: ya que su marido no logra verla como mujer, sino como a una hija. Ante este panorama, Ana busca en la religión un medio de purificación espiritual y de sublimizar sus necesidades sexuales y reproductivas La palabra «regenta» estaba ya en desuso en la época de publicación del libro. «Regenta» era la esposa del regente, es decir, del presidente del tribunal regional. Este autor considera que, al elegir este título, Clarín no solo indica que Ana Ozores ha de ser el centro y el fin de la novela —indicación, por otro lado, necesaria, debido al universo cuasi infinito de personajes y retratos que cruzan la historia—, sino también una crítica a una sociedad aristocrática atrasada, conservadora y beata. Al elegir el tratamiento en vez del propio nombre de la protagonista, Clarín la ensalza, la convierte desde el principio en un ser puro que lucha contra la ruin villa de Vetusta.
Magistral de la Catedral y Provisor en la Diócesis de Vetusta. Su función es dual y cambiante, en una dirección pasa de confesor a enamorado y en la otra de hermano del alma a marido verdadero y cuidadoso. Su pasión por la Regenta parece poder redimirle; sin embargo, cuando ella se entrega a su rival, don Álvaro de Mesía, los celos le llevan a traicionarla y ser el causante de su caída. Fermín es el reverso de la moneda, el equivalente masculino de Ana, lo cual queda expuesto por Clarín a través de sus biografías paralelas. También el Magistral pasó por periodos de gran religiosidad y misticismo, pero estos fueron suprimidos por la ambición de su madre, quien le convierte en un hombre ambicioso y calculador. Físicamente, el Magistral es alto, blanco de piel, velludo, es un hombre fornido por constitución y tiene músculos hercúleos porque, además, hace gimnasia con pesas de muchos kilos. Su cara es blanca, tiene los ojos verdes y una mirada que pocos resisten. Su nariz es larga, recta, “sobrada de carne hacia el extremo”, sus labios largos y delgados, y la barbilla tendente a subir. Su cabello es negro y abundante.
Mesía es descrito por el narrador como un joven de buen ver con una definida vocación de don Juan, hacia el que Ana no es indiferente, y que representa una tentación a la que está dispuesta a no sucumbir, o al menos a mantener en un nivel puramente platónico. Esta actitud de Ana se pone de manifiesto mientras ve el acto 4º del Don Juan: "creía tener valor para no entregar jamás el cuerpo, aquel miserable cuerpo que era propiedad de don Víctor sin duda alguna". Mesía, en tanto que parte activa en la humillación y destrucción de Ana, representa al conjunto de Vetusta y es su brazo ejecutor. La disolución de la verdad (castidad y fidelidad conyugal) de Ana, la reducción de la diferencia y la homogeneización en el vicio: tal es la materia de la novela de Clarín.
Las relaciones de Ana Ozores con su marido son imprescindibles para forjarnos una idea de la biografía de la protagonista. Ana Ozores y don Víctor Quintanar, ex-regente de Vetusta, forman un matrimonio que se reduce a un simple formalismo social. Viven bajo un mismo techo, pero duermen en habitaciones separadas. Clarín nos presenta a don Víctor como un personaje caricaturesco. Sólo, y al final, cuando se enfrenta a la muerte, es su primer acto de conciencia de la realidad. |