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Marco Schwartz

El sexo en la Biblia





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Santiago de Chile, Santo Domingo
www.librerianorma.com

Schwartz, Marco, 1956

El sexo en la Biblia / Marco Schwartz. - Bogotá:

Grupo Editorial Norma, 2008.

272 p.; 21 cm. - (Colección documentos)

ISBN 978-958-45-1321-2

1. Ensayos colombianos

2. Sexo en la Biblia - Ensayos

3. Religiones - Historia - Ensayos

4. Cristianismo - Ensayos

5. Judaísmo - Ensayos I. Tit. II. Serie.

C0864.6 cd 21 ed.

A1178668
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

© Marco Schwartz, 2008

© de esta edición: Grupo Editorial Norma para América Latina, Bogotá, Colombia, 2008
Imagen de cubierta: J. M. B.

Adaptación de cubierta: Paula Gutiérrez

Diagramación: Luz Jazmine Güechá Sabogal
CC. 26038067

ISBN: 978-958-45-1321-2
Impreso por: Cargraphics S.A.

Impreso en Colombia

Printed in Colombia

Septiembre de 2008

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso escrito de la editorial.
Este libro se compuso en caracteres ITC New Baskerville.

Índice


Introducción 9

Capítulo I 11

Al comienzo fue el sexo 11

“Procread y multiplicaos” 11

Barro y costilla 11

La mujer en el plan de Dios 12

La Caída 13

Nuevos roles 14

¿Fue el sexo el pecado original? 15

Capítulo II 16

Amor y seducción 16

“Embriáguente sus amores” 16

La química del amor 18

Escenarios del “flechazo” 19

“De bella figura y bello parecer” 20

Vasti, la bella que se rebeló 21

Miss Persia 22

El arte de seducir. Cosméticos y joyas 23

Rut se le mete en la cama a Boz 24

Holofernes pierde la cabeza por Judit 24

Por ti lo dejo todo 26

Jesús y María la Magdalena 27

Capítulo III 29

El más grande misterio de amor 29

La reina de Saba visita a Salomón 29

El enigma 30

La teoría etíope 31

Capítulo IV 33

El matrimonio 33

Un contrato civil 33

Que todo quede en familia 34

¿Existía el matrimonio por amor? 35

La viuda y sus cuñados 36

Judá y Tamar 37

El rescate de Rut 38

Matrimonio a la fuerza 39

La cautiva de guerra 40

La gran redada 40

Capítulo V 42

Desposorio y boda 42

El precio de la novia 42

La dote: desde una sierva hasta una ciudad 42

“Señora del señor” 43

Contrato con trampa 44

“Daré lo que me pidáis” 44

“¿Os parece fácil ser yerno del rey?” 45

Un contrato de alto riesgo 45

La boda: siete días o más de juerga 46

Bebida, comida y adivinanzas 47

Himnos talámicos 48

Consummatio carnalis 49

Capítulo VI 51

La virginidad 51

La prueba de la sábana 51

Una joya con fecha de caducidad 51

El llanto de la hija de Jefté 52

Una virgencita para calentar al rey 53

Capítulo VII 55

El divorcio 55

La “inmundicia de cosa” 55

El libelo de repudio 56

De vuelta donde papá y mamá 56

La concubina que abandonó a su marido 57

Lo que Dios unió... 57

Capítulo VIII 59

Poligamia 59

Todo empezó con Lamec 59

Unas pocas regulaciones 60

El tempestuoso hogar de Jacob 61

“¿Por qué lloras y no comes?” 62

El infierno de la Casa de David 63

Concubinas. Las peloteras de Sara con Agar 63

Intentona golpista 64

La profanación del lecho de Jacob 64

“A los ojos de todo Israel” 65

“¿Acaso soy una cabeza de perro?” 66

Capítulo IX 68

Matrimonios mixtos 68

“... no sea que tomes sus hijas para tus hijos” 68

La cruzada de Esdras y Nehemías 70

¿Un libro contra la intolerancia? 71

José y la hija del sacerdote egipcio 72

Moisés y la hija del sacerdote madianita 73

Las mujeres de Salomón 74

Mujeres israelitas con extranjeros 75

Sansón y Dalila: un mito solar 77

Capítulo X 80

El acto sexual 80

Bueno, pero impuro 80

La cópula 81

La desnudez 82

Creando ambiente 84

Besos, caricias y palabras insinuantes 84

Afrodisíacos: la mandrágora 85

¿Importa el tamaño? 85

Anticonceptivos: coito interruptus y menstruación 86

La lujuria 86

Acoso sexual: José y la mujer de Putifar 87

Masturbación. Estatuillas 88

Bestialismo 88

Capítulo XI 90

Su santidad el falo 90

“Pon la mano bajo mi muslo y jura” 90

La señal de alianza está en el pene 90

Circuncisión trampa 92

“Esposo de sangre” 93

La segunda circuncisión de los israelitas 93

Cien filisteos 94

Juan el Bautista y Jesús 94

Moisés y la serpiente de bronce 95

Eunucos 95

Los castrados del harén de Asuero 96

Bagoas, un mal consejero 96

Los ejecutores de Jezabel 97

Abdemelec, el salvador del profeta 97

Aspenaz y los cuatro mozos israelitas 97

Capítulo XII 99

Incesto 99

Las uniones prohibidas 99

Abraham y Sara: esposos y hermanos 99

Lot y sus hijas 101

La mujer del padre. La nuera. Las dos hermanas 101

Amram y su tía Joquebed 102

Amnón y Tamar 103

Herodes y Herodías 104

Capítulo XIII 106

Adulterio 106

“No codiciarás a la mujer de tu prójimo” 106

Las artimañas de la “mujer perversa” 107

Juicio por adulterio 109

El juicio de Susana 110

El “rito de los celos” 112

La matriarca Sara y el faraón 112

El gran adulterio: David y Betsabé 113

Capítulo XIV 117

Putas callejeras, prostitución sagrada 117

Un oficio tolerado 117

A la vera del camino 117

La meretriz que ayudó a conquistar Canaán 118

Un juez hijo de prostituta 119

Sansón y la meretriz de Gaza 120

El juicio de Salomón 120

El hijo pródigo 121

“Salario de perro”: la prostitución sagrada 122

Capítulo XV 125

Homosexualidad 125

“Su sangre caerá sobre ellos” 125

Sodoma y Gomorra 125

“Queremos conocerlo” 127

David y Jonatán: ¿más que amigos? 128

Capítulo XVI 132

El más grande poema erótico 132

“Decíamos ayer...” 132

¿Cuántas piezas tiene el puzzle? 133

Cantar de los cantares 134

Los comentarios 139

Los lugares 141

Capítulo XVII 144

El lenguaje de los profetas 144

Jeremías 144

“Y adulteró con la piedra y el leño” 144

Ezequiel 145

“Te hiciste simulacros de hombre” 145

Las hermanas Oholá y Oholibá 146

Oseas, el profeta que se casó con una puta 147

“Que aleje de entre su pecho sus prostituciones” 147

Capítulo XVIII 149

La ley 149

Normas sobre sexo 149

Antes de la ley mosaica 149

La ley mosaica 150

Maldiciones 156

Bibliografía 158


Introducción
¿Cómo se enamoraban los personajes de la Biblia? ¿Dónde se producía el flechazo? El acto sexual, ¿cómo se practicaba? ¿Cuáles eran las técnicas de seducción? ¿Por qué era tan preciada la virginidad femenina? ¿Qué relaciones eran consideradas incestuosas? ¿Cómo se ejercía la prostitución? ¿Qué suerte corrían los adúlteros? ¿Tenía cabida la homosexualidad? En las siguientes páginas se da respuesta a estos y a muchos otros interrogantes relativos a la sexualidad en la Biblia, la obra literaria que más ha influido en la modelación de las conductas y valores de la civilización occidental. El trabajo se centra en el Antiguo Testamento, aunque con frecuencia se hagan referencias al Nuevo Testamento. El primero recoge la historia y las leyendas del pueblo de Israel, y contiene además abundantes referencias a las costumbres de las naciones e imperios vecinos —egipcios, babilonios, asirios, persas, filisteos, moabitas, sidonios—, así como a los pequeños pueblos que moraban en Canaán en el momento de la conquista por los israelitas.

El Antiguo Testamento no es un libro unitario, sino un conjunto de libros escrito por diferentes autores que representaban distintos intereses y tradiciones, a menudo antagónicos entre sí. Por ejemplo, el libro de Reyes censura las uniones del rey Salomón con mujeres extranjeras, mientras que el libro de Crónicas omite cualquier reproche a esos devaneos del monarca. Además, la redacción del Antiguo Testamento abarca un período de por lo menos nueve siglos —de X a I a. C.—, tiempo dilatado en el que, lógicamente, evolucionaron las costumbres y variaron las normas que regulaban la sociedad. Por ejemplo, el matrimonio entre hermanos estaba permitido en la era patriarcal —Abraham y su esposa Sara eran hermanos por parte de padre—, pero se prohibió en la posterior ley levítica. En ciertas ocasiones, para una mejor comprensión de los relatos, se llamará la atención sobre esta circunstancia.

Otro dato que hay que tener en cuenta es que en el Antiguo Testamento conviven diversos géneros literarios: relatos propiamente dichos, proverbios, poemas, códigos legales, discursos proféticos... Todas estas modalidades narrativas contienen, de un modo u otro, referencias a la vida amorosa y sexual. Algunas narraciones describen a personajes de existencia comprobada; otros, en cambio, cuentan los avatares de figuras presumiblemente míticas, que, más que a individuos, representarían a colectivos humanos. Por ejemplo, el matrimonio de Esaú, también llamado Edom, con la hija de Ismael en la época patriarcal podría recordar una alianza política entre los pueblos edomita e ismaelita. Para efectos de este libro nos dará lo mismo que los personajes sean de carne y hueso o simbólicos. Estos últimos aparecen tan humanizados en los relatos que sus historias proporcionan abundante y muy rica información sobre el tema que trata el presente libro: el sexo.

Para esta obra nos hemos basado en el canon católico de la Biblia, con el que está familiarizado el público hispanohablante. Dicho canon incorpora al Antiguo Testamento seis libros —Tobías, Judit, Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc— y fragmentos de otros dos —Ester y Daniel— que son ignorados en el canon hebreo y considerados apócrifos por el protestantismo.

Para los pasajes bíblicos entrecomillados hemos utilizado como referencia la Biblia de la Biblioteca de Autores Cristianos, cuya versión directa de las lenguas originales fue realizada por Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga. Tres razones nos han inclinado a esta versión: su excelente calidad, su autoridad entre los traductores bíblicos y su popularidad entre el público español.


Capítulo I
Al comienzo fue el sexo
“Procread y multiplicaos”
Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era un caos y se hallaba envuelta en tinieblas. Hizo entonces Dios la luz, el firmamento, los continentes, los mares, la vegetación, los astros, y los animales acuáticos y voladores. En el sexto día, tras la creación de las bestias terrestres, se produjo el momento culminante de la Creación: “Díjose entonces Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre ella’. Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios, diciéndoles: ‘Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve en ella’. En el séptimo día, Dios descansó”.

Con este relato de la Creación, que aparece en el capítulo I del libro del Génesis, empieza la Biblia. Los expertos lo atribuyen al redactor sacerdotal o P. La primera vez que Dios se dirige a los seres humanos es para exhortarlos a copular. “Procread y multiplicaos”, les dice. La misma orden ha transmitido previamente a los animales. El objetivo de Dios es poblar la tierra recién creada. La actividad sexual se presenta en este primer relato con una orientación claramente reproductora, visión que estará presente a lo largo de toda la obra bíblica.


Barro y costilla
En el capítulo 2 de Génesis aparece una segunda versión, muy distinta, de la Creación. Dios crea en primer lugar al hombre, del barro, y le insufla el aliento de la vida. Seguidamente le construye un jardín en Edén, donde hace brotar árboles hermosos y frutales deliciosos. Le dice que puede comer de todos, excepto, bajo amenaza de muerte, del árbol de la ciencia del bien y del mal. A continuación dice Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda proporcionada a él”. Llevó entonces ante el varón todos los animales terrestres y aves que había creado, para que les pusiese nombre. El hombre nombró a todos los animales, pero “no encontró en ellos la ayuda adecuada”. Sumió entonces Dios al hombre en un sueño profundo, le extrajo una costilla y formó con ella a la mujer. “Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”, exclamó el varón al ver a la nueva criatura. “Ésta se llamará varona (ishá en el original hebreo) porque del varón (ish) ha sido tomada”. Tras las palabras del primer hombre, el relato prosigue: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer; y vendrán los dos a ser una sola carne”. Y concluye con esta apostilla: “Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello”.

Este relato, atribuido al redactor yavista o J, no menciona la procreación, al menos de modo explícito. Dios crea a la mujer para que acompañe al hombre y le sirva de ayuda. La sexualidad adquiere así una dimensión social, por decirlo de alguna manera. La afirmación de que el hombre “dejará a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer” esboza la institución matrimonial, aunque la frase puede prestarse a equívocos porque en la costumbre israelita era la mujer quien abandonaba su hogar familiar para entrar a forma parte del clan del marido.

El editor final del Pentateuco —algunos expertos lo identifican con el escriba Esdras, siglo V a. C.— no vio ningún inconveniente en conservar ambas versiones de la Creación, colocándolas una después de la otra como si formaran una misma historia. Quizá consideró que los dos relatos se complementaban a la perfección en el objetivo de presentar la sexualidad como un instrumento de procreación y compañía, en el marco del matrimonio.


La mujer en el plan de Dios
Muchas organizaciones feministas que pretenden conciliar su lucha reivindicativa con la fe religiosa esgrimen el primer relato de la Creación como paradigma de la igualdad entre géneros. No les faltan argumentos: Dios creó al
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