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Empresariales Economía Internacional RESUMEN DE LAS IDEAS PRINCIPALES. La primera crisis global. La crisis del sudeste asiático en 1997 supuso el fin de su crecimiento durante las últimas tres décadas. Esta crisis financiera se fue trasladando a las tres cuartas partes del planeta por el contexto de globalización de los mercados financieros en el que se producía. Entendiendo por globalización de los mercados financieros la libertad de realizar cualquier transacción financiera deseada, independientemente de las monedas implicadas y de la nacionalidad de quienes realizan la operación. E Sudeste Rusia América Excepto Asiático Latina EE.UU. y UE. ![]() ![]() Balance de la crisis:
El final del fin de la historia económica. Cuando el capitalismo se extiende a través del libre movimiento de capitales, mercancías y servicios se genera el fenómeno que se conoce como globalización. El capitalismo global es falible y tiene fallas que afectan a una parte muy importante de la población mundial como quedó demostrado en la crisis de 1997. A partir de esta y en un plazo relativamente breve, se multiplicó la percepción de vulnerabilidad y los riesgos asociados a una economía global. El consenso de Washington. Esta expresión incluye la posición de la administración estadounidense; el conjunto de agencias multilaterales y de grupos de influencia localizados en Washington. Englobaría una especie de “buen sentido económico que sea aceptado de forma global” y que podría resumirse en:
Si la economía y el discurso se han mundializado, sus modos de regulación no lo han hecho. No hay una verdadera coordinación de las economías, suponiendo que existiera una auténtica economía global: funciona un capitalismo global, un discurso económico mundial pero no un gobierno económico de todos. Por lo cual se hace necesaria la creación de organismos que permitan a todos los países una participación democrática en una administración compartida. En este mismo apartado se realiza una revisión de la historia política y económica de las últimas dos décadas y el cambio de tendencias que se produce tras las ya citada crisis financiera de 1997. La globalización responsable. Fue el tema de discusión en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) en 1999. La idea consistía en encontrar mecanismos de mercado que permitieran evitar los estragos causados por los flujos de capital de corto plazo, sin perjudicar o desalentar a la inversión extranjera directa. Sobre el crecimiento de la desigualdad en el mundo no hay apenas polémica; nadie discute la tendencia. El Informe sobre el Desarrollo Humano, editado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es la publicación que mejor describe lo que sucede en el mundo en materia de desarrollo humano: (Aun cuando globalmente se produce una mejora en estos aspectos).
La globalización actúa, en el plano real, en dos sentidos complementarios:
Es decir, legitima la fragmentación social y separa a los que se adaptan a las nuevas condiciones del mundo de los que no son capaces de hacerlo. La evolución de la economía en los años finales del milenio no ha acarreado el colapso del sistema financiero, sino una remodelación del mismo que favorece la concentración del poder económico a través de un reajuste de la propiedad y del control del capital (la oleada de fusiones y adquisiciones) y evidencia que la desregulación financiera, lejos de ser neutral y favorable a todo el mundo, sirve a ciertos intereses y perjudica a otros. Lo que atrae a los capitales no son las necesidades de desarrollo, sino las opiniones de los inversionistas y los especuladores del corto plazo, las empresas están subordinadas a una lógica de resultados inmediatos, que no es la de su desarrollo a largo plazo. Ganar el máximo dinero, con el mínimo riesgo, en el menor tiempo posible. En el último punto de este apartado se destaca la visión de Keynes de la estructura de gobierno mundial, aun cuando esta parece más ambiciosa de la que se pueda configurar en un futuro. Arquitectura y fontanería. Sea arquitectura o fontanería financiera; entre las ideas que se han manejado para corregir las deficiencias de un sistema incontrolado figuran las siguientes, la mayor parte de ellas complementarias: un banco central mundial; tipos de cambio semifijos entre las principales divisas; normas bancarias homologadas; controles más estrictos a los fondos de cobertura o de alto riesgo; un sistema de alerta roja, parecido a un satélite meteorológico que alertara al mundo de los tornados económicos inminentes; métodos de regulación de los movimientos de capitales; mejorar los sistemas legales para crear una estructura moderna de quiebras; luchar contra la corrupción; contratar supervisores bancarios; etc. Según el Fondo Monetario Internacional la globalización es “la interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios así como de los flujos internacionales de capitales, al mismo tiempo que la difusión acelerada y generalizada de la tecnología”. El capitalismo global no es sólo un sistema económico, sino también un conjunto de valores que enfatiza la virtud de la competencia, la legitimidad de las ganancias y el valor de la libertad (de capitales, bienes y servicios); pero estos valores no son universalmente compartidos, sino que hay países que han organizado sistemas económicos en torno a valores y políticas diferentes. De ahí que la propagación del capitalismo global no sea un simple juego de ingerencia económica: es también un ataque a la cultura y a la política de otras naciones. Lideradas por las autoridades norteamericanas, la Organización Mundial del Comercio y el FMI intentaban persuadir a los países pobres para que se abrieran más al comercio y al capital. Pero esos países trataron de maximizar los benéficos del proceso mientras minimizaban los cambios en su política y su comercio. Así, el capitalismo global se convirtió en un híbrido peligroso. El “capitalismo de compinches” a menudo era similar a corrupción: contratos mediante sobornos, favoritismo con los bien relacionados... Rascacielos sin cimientos: La gran liquidez de los movimientos de capital favorece el flujo hacia los países emergentes que presentan condiciones de inversión favorables, pero también facilita el reflujo, igualmente súbito. Esto hace que el mercado sea extremadamente volátil, nervioso, inestable. El envejecimiento de la población de los países desarrollados, y las privatizaciones parciales de los sistemas de pensiones, han hecho nacer una potente industria de gestión de activos que por su estrategia de diversificación de riesgos, ha conducido a alborotar las finanzas del mundo entero. Del dinero que busca dinero y sobre todo del dinero “caliente” (el 90% de los capitales que circulan son transacciones que se realizan en menos de una semana y que no se corresponden con transacciones de mercancías, servicios, ni inversiones productivas), circulan entre 1’3 y 1’4 billones de dólares cada día por los mercados de cambio. La jornada en los mercados de divisas: Lejano Oriente Tokio; Singapur Hong Kong. Oriente Medio Bahrain Europa Londres. EE.UU. Nueva York. ![]() ![]() ![]() ![]() Los fondos circulan de modo permanente de un país a otro para:
La idea más extendida para regular los movimientos de capital es aplicarles un impuesto. Este gravamen ha tomado el nombre de quien lo estudio: la tasa Tobin. La lógica de la tasa Tobin se sostiene en la idea de que la expansión del comercio monetario va acompañada, por lo general, de una mayor volatilidad de los tipos de cambio de lo que los fundamentos de la economía de un país podrían hacer suponer, imponiendo un gravamen, que afectaría al comercio a corto plazo, se reduciría la volatilidad, lo que ayudaría a estabilizar los mercados de divisas. La propuesta de Tobin era de introducir de modo simultáneo en todos los países un impuesto uniforme de un 1% sobre todas las transacciones que se hicieran en divisas, con el fin de impedir a los establecimientos financieros desplazar sus operaciones de cambio a plazas off-shore. Esta tasa debía permitir que los bancos centrales recuperasen ciertas dosis de soberanía frente a los omnipotentes mercados; muchos gobiernos hacen imposiciones sobre las ventas de acciones y obligaciones con el fin de contener la especulación, pero casi ninguno de ellos grava las masas de capitales utilizadas en las transacciones de divisas. La desavenencia. El Banco Mundial se habría orientado hacia una política un poco más Keynesiana de sostenimiento de la demanda, con articulación de redes de protección social, aunque ello hubiera exigido ampliar los déficits públicos y el establecimiento de controles a los movimientos de capital. Estos han sido dos de los anatemas recurrentes del FMI. La política alternativa del BM era una especie de herejía para la práctica continuada del Fondo: la divergencia estaba servida, y demostrada la dificultad para gestionar enormes masas de capitales privados cuando los sistemas financieros son inmaduros, opacos o manifiestamente corruptos. El mecanismo de contagio. Los flujos internacionales de capitales ofrecen muchas ventajas para la prosperidad mundial y en los países en desarrollo, pero hay límites y riesgos en una liberación incontrolada de los mismos; las experiencias recientes ilustran que las ventajas pueden ser destruidas casi inmediatamente por el mismo flujo de capitales trabajando en la dirección inversa, dado que se ha desarrollado en el marco de un sistema financiero ineficaz, inestable e injusto. Es precisa la acción política para corregir estas características negativas: un sistema será tanto más eficaz cuanto se regulen los flujos de capitales a corto plazo, haya una mayor transparencia en la información, una regulación financiera global, reglas internacionales consensuadas y el refuerzo de las competencias del FMI. No existe una economía sana sin un Estado sólido, sin una norma de derecho aplicado para todos, sin cohesión y sin protección social. VISIÓN CRÍTICA SOBRE EL TEXTO. La primera crisis global. En este primer apartado se expone el modo en que se produjo la crisis del sudeste asiático y como esta se propago al resto de la economía mundial, así como las reacciones de los agentes económicos y gubernamentales. El final del fin de la historia económica. Este apartado es una crítica a aquellos que defienden la desregulación de los mercados como única política económica posible para favorecer el crecimiento económico y el aumento de la productividad. Y también a los políticos, pues una vez pasada la crisis olvidan la lección recibida y simplemente solicitan prudencia a los inversores para mantener al mercado como organizador de la vida económica y de la asignación de recursos, sin cuestionarse su planificación y/o regulación. El consenso de Washington. Washington ha aspirado a dirigir la transición hacia el capitalismo global sin posibilitar modelos alternativos. En este discurso ideológico se omite el análisis del crecimiento de las desigualdades; el contagio de las crisis regionales y como evitar que la competitividad no incremente la degradación del medio ambiente, el dumping social o los flujos migratorios; entre otros problemas. Suponiendo que la globalización fuese un proceso irreversible, habría que conseguir que esta permitiese progresar a todo el mundo, de lo contrario aquellos que no pudiesen integrarse serían eliminados. Esta es una postura que sitúa a la especie humana en un proceso de involución social y que podría calificarse de “fascismo económico”. En este apartado también se muestra la hipocresía del poder en el hecho de que quienes mantenían el discurso de la liberación y desregulación de los mercados, solicitan la existencia de organismos reguladores eficaces de los mismos para no verse salpicados por la crisis financiera de 1997. La globalización responsable. Destaca cada vez más la idea según la cual la descomposición del imperio de la ley, de la familia, del orden y de la seguridad, de la cohesión social, en general, son consecuencias directas o indirectas de un grado de desigualdad inasimilable por las sociedades modernas, por lo menos en democracia. Del neoliberalismo no se discute su defensa de las macroeconomías sanas, sino el carácter incompleto e injusto de la receta: falta una mayor cohesión social para crear motores de crecimiento más autónomos y estables, así como una regulación del sistema financiero. Los datos aportados por el Informe sobre el Desarrollo Humano de la ONU hablan por si mismos de como las desigualdades han estado aumentando. Y se cita este ejemplo de como la redistribución de la riqueza alteraría esta situación: “Las 200 personas más ricas del mundo se están haciendo más ricas rápidamente: el activo de las 3 personas más ricas es superior al PIB combinado de todos los países menos adelantados; el activo de las 200 personas más ricas es superior al ingreso combinado del 41% de la población mundial; una contribución anual del 1% de la riqueza de las 200 personas más ricas del mundo podría dar acceso universal a la educación primaria para todos.” Estas situaciones no son para enorgullecerse ni considerar que se vive en el mejor de los mundos posibles. “La globalización más la desregulación financiera tienden a reforzar el poder económico de los más poderosos” (José Manuel Naredo; economista). Conseguir restablecer una relación positiva entre el crecimiento económico y una redistribución más equitativa de la renta y la riqueza, debería ser un objetivo de las nuevas políticas de desarrollo económico. Arquitectura y fontanería. El motor que está en la base de la emergencia de una economía globalizada reside en el capital, convertido históricamente en más móvil y más portátil a nivel internacional que cualquier otra cosa. El capital además, no solo está ganando la carrera mundial de la movilidad, también está dirigiendo la globalización de todo lo demás. A una economía global le correspondería un gobierno global, acompañado de una propuesta de control democrático del mismo. Pero por el momento es utópico. Un escenario democrático para el capitalismo global implica la existencia de controles sociales para corregir los excesos del mercado; la posibilidad de que los gobiernos, junto a sus sociedades civiles definan las reglas de inserción de sus economías en el mundo y el margen político necesario para llevar a cabo inversiones que legitimen el proyecto liberalizador y compensen su impacto sobre las capas menos favorecidas o marginadas del mismo. Rascacielos sin cimientos. La tasa Tobin paliaría la volatilidad, limitando las actividades de los especuladores. Para que sea factible, se requiere el acuerdo de todos o de casi todos los países, con el fin de evitar la sustitución de las transacciones tasadas por otras libres de impuesto. (Francia ha propuesto recientemente la aplicación de esta tasa en la UE). La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo ha estimado que la aplicación de la tasa Tobin haría ingresar alrededor de 720.000 millones de dólares por año. El mecanismo de contagio. Al tiempo que crea riqueza, el capitalismo global también la concentra en exceso; además, tiende a excluir del mundo del trabajo a un número cada vez mayor de ciudadanos. Debe tenderse a una globalización paralela de las políticas: no se puede pensar en una economía mundial sin una regulación mundial. http://www.loseskakeados.com |