4.3Evolución de la población activa según nivel de estudios
El nivel de estudios es otra de las variables que tomamos como referencia para llevar a cabo este análisis. La variable de la EPA que refleja el nivel de estudios se ha recodificado en cuatro niveles para hacer más sencillo su análisis. Así quedan estructurados en cuatro categorías: analfabetos, primarios, secundarios y universitarios.
Como se puede observar en la Error: Reference source not found, el grueso de la población activa masculina tiene estudios primarios y secundarios, seguidos de estudios universitarios. Los analfabetos representan el grupo menos numeroso con una gran diferencia.
Se observan dos tendencias diferenciadas. Por un lado, el grupo formado por los analfabetos y los de estudios primarios, ven disminuir su número de activos con la crisis; mientras que los hombres con estudios secundarios y universitarios aumentan sus cifras desde 2005 de forma continuada, y la crisis no parece afectar a este incremento.
Tabla : Población activa por nivel de estudios
| Hombres
| mujeres
|
| analfabeto
| primarios
| secundarios
| universitarios
| analfabetos
| Primarios
| secundarios
| universitarios
| 2005
| 497.243
| 5.726.666
| 3.769.235
| 2.258.511
| 254.577
| 3.133.214
| 2.850.813
| 2.395.467
| 2006
| 468.773
| 5.785.543
| 4.001.551
| 2.278.188
| 245.703
| 3.254.212
| 3.065.084
| 2.485.723
| 2007
| 457.372
| 5.797.792
| 4.185.659
| 2.361.646
| 252.977
| 3.373.046
| 3.179.465
| 2.581.929
| 2008
| 456.200
| 5.908.742
| 4.267.077
| 2.399.671
| 265.325
| 3.534.074
| 3.370.205
| 2.646.936
| 2009
| 432.170
| 5.850.556
| 4.254.681
| 2.401.083
| 271.490
| 3.617.310
| 3.469.599
| 2.740.584
| 2010
| 398.242
| 5.688.098
| 4.296.180
| 2.436.655
| 254.745
| 3.638.629
| 3.491.127
| 2.885.200
| 2011
| 356.455
| 5.529.697
| 4.275.863
| 2.518.635
| 247.670
| 3.609.927
| 3.561.580
| 3.003.756
| 2012
| 306.181
| 5.424.625
| 4.280.250
| 2.520.074
| 221.185
| 3.626.425
| 3.602.938
| 3.069.305
| Fuente: Elaboración propia. Datos EPA En el cómputo general, por tanto, el número de hombres activos disminuye con la llegada de la crisis, pero es el colectivo formado por los analfabetos y los de estudios primarios los principales causantes del mismo.
En la época de crecimiento económico y empleo se produjo un elevado abandono de los estudios por parte de muchos jóvenes ante la posibilidad de un trabajo bien remunerado11, y es que, había una escasa diferencia en términos salariales entre los diferentes niveles de estudios (Garrido, 2010), lo que provocó un fuerte desincentivo a la formación. De esta manera, nos encontramos cuando llega la crisis con un grueso de población joven con baja cualificación. Ante la dificultad de encontrar un nuevo empleo y la tendencia generalizada de aumentar los requisitos formativos tanto para la obtención de un empleo como para la realización de cursos formativos, los jóvenes12 pueden haber optado por el abandono de la búsqueda de empleo para formarse con el fin de conseguir una especialización en algún campo concreto o una reorientación y aumentar de esta manera su empleabilidad.
Se observa, además, una tendencia a unas tasas de ocupación cada vez menores en los varones con estudios de primaria, con una tasa de ocupación del 55,9% del total de varones con estudios de primaria, siendo los más afectados por la crisis en todas las edades, aumentando conforme disminuye su edad (Garrido: 2010), lo que puede avalar también la vuelta a los estudios como una opción de aumentar sus expectativas laborales.
Los programas de formación, pueden ser entonces un recurso al que optar los desempleados para mejorar sus posibilidades de acceder a un puesto de trabajo, si bien es cierto que puede resultar una estrategia para adelantar algunas posiciones en las colas para obtener un empleo más que para optar a un mejor trabajo (Garrido: 2010). Lo que es cierto es que en momentos de crisis en los que encontrar un empleo se convierte en una tarea complicada, los costes de oportunidad del tiempo invertido en formación se reducen, por lo que puede presentarse como una posible alternativa. Las evaluaciones al respecto presentadas por Mato (2011), reflejan que los efectos de la formación a desempleados son mayores para personas con menores niveles de estudios y jóvenes. Si tenemos en cuenta el posible efecto bloqueo entre el tiempo de formación y la búsqueda activa de empleo, podemos interpretar que los hombres con un nivel formativo menor sean los menos activos, así como los menores de 30 años. Los datos presentados anteriormente parecen corresponder a esta situación.
Son los universitarios, los únicos que no ven disminuir su población activa ningún año. Los varones con estudios universitarios y superiores, mantienen una ocupación entre el 95 y el 98% en casi todas las edades (Garrido: 2010).
El caso de las mujeres presenta alguna variación. En primer lugar cabe mencionar el hecho de que aproximadamente un 70% de la población activa femenina tiene estudios secundarios o universitarios frente a un 30% que tienen estudios primarios o son analfabetas. En el caso masculino recordemos que los dos grupos rozaban cifras similares. Podemos concluir entonces que las mujeres que participan en el mercado de trabajo tienen mayor nivel de estudios que los hombres.
La población activa femenina en casi todos los niveles de estudios presenta un aumento continuado desde 2005, con la única excepción de las analfabetas, si bien es cierto, que su descenso es de 30.000 casos aproximadamente. El principal incremento se presenta en el grupo formado por las universitarias y las mujeres con formación de niveles de secundaria. Alba (2010) presenta como significativo el resultado obtenido en su estudio, donde la probabilidad de pasar de la situación de inactividad a la búsqueda de empleo por parte de las mujeres es mayor para las que tienen estudios de formación secundaria; aspecto que parece coincidir con los datos aquí presentados.
En el caso de las mujeres sin cualificación se observa también un aumento en su población activa aunque en menor cantidad, destacando el año 2008 como el de mayor incremento. Este hecho puede ser un primer síntoma del comienzo de la inestabilidad económica familiar, ya que recordemos que en 2008 el colectivo masculino comienza a sufrir la destrucción de empleo a grandes niveles.
En general, apenas hay distinción en base al nivel de estudios dentro del colectivo femenino, aumentando de forma generalizada; pero sí que cabe resaltar que desde la llegada de la crisis, se observa un incremento de la población activa de más del doble de mujeres con alta cualificación que de hombres con alta cualificación (casi un millón de mujeres frente a unos 300.000 hombres); así como la incorporación de mujeres con baja cualificación frente al abandono de la población activa por parte de los hombres con el mismo nivel de estudios.
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