El “descubrimiento” del mercado interno colonial: Carlos Sempat Assadourian y sus aportes al conocimiento sobre las economías latinoamericanas






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El “descubrimiento” del mercado interno colonial: Carlos Sempat Assadourian y sus aportes al conocimiento sobre las economías latinoamericanas.
Antonio Galarza - Leandro González1
Introducción:

Un análisis de los principales estudios sobre la economía colonial y sus características no podría realizarse seriamente sin incluir en su corpus los trabajos más destacados de Carlos S. Assadourian. Desde fines de la década del sesenta, pero principalmente a partir de los años setenta y ochenta, sus investigaciones vendrían a dar cuenta de una serie de procesos económicos y sociales en la Hispanoamérica colonial que a la postre permitirían construir una mirada renovada acerca de los rasgos constitutivos de la economía colonial y su funcionamiento. Un breve raconto sobre sus principales postulados en el marco de las discusiones sobre el “diagnóstico” acerca de la economía colonial nos arrojará una visión panorámica sobre sus premisas más importantes para resignificar el “Sistema de la economía colonial”.

Carlos Sempat Assadourian nació en 1937 en la ciudad de Córdoba. De ascendencia armenia, cursó sus estudios de Historia en la Universidad Nacional de dicha ciudad para graduarse a comienzos de los años sesenta. Es por entonces que conoce a quien puede ser considerado a la sazón como su maestro en la investigación histórica, Ceferino Garzón Maceda (recordado, entre otras cosas, por su participación en la Reforma Universitaria de 1918), quien lo integró al Instituto de investigación que dirigía, realizando allí sus primeros pasos como historiador. Siendo aún estudiante, Assadourian inició bajo la dirección de aquél un estudio sobre la economía regional de Córdoba en los siglos XVI y XVII. Colonialista desde entonces, en base a fuentes poco exploradas como las actas notariales y judiciales del Archivo Histórico de Córdoba, reconstruyó los circuitos de circulación de esclavos provenientes de África y destinados a Potosí. Tarea desarrollada entre los años 1962-1966, los resultados se vieron plasmados en su tesis de grado acerca del tráfico de esclavos que cristalizarían luego en dos publicaciones sobre el tema aparecidas en la revista “Cuadernos de historia” de la universidad mediterránea.2 Tiempo después, estas investigaciones servirían de base para su artículo “Economías regionales y mercado interno colonial…”3

A partir del exilio al que el golpe militar de 1966 obligó a numerosos miembros de las Universidades argentinas (y a intelectuales en general), Assadourian partió hacia Chile. Las investigaciones desarrolladas allí entre 1968 y 1973, basadas en el estudio de correspondencia entre mercaderes, lo llevaron a replantearse algunos aspectos acerca de la organización económica espacial del sistema colonial. En estos trabajos apreció la orientación del grueso de la producción mercantil “chilena” hacia los distritos mineros de Charcas y al centro urbano de Lima, lo cual, sumado a la ya constatada orientación de Córdoba hacia el mercado potosino, le permitió comenzar a recuperar el proceso histórico colonial superando las trabas de las fronteras de los estados nacionales actuales. Además de su artículo sobre comerciantes aparecido en la Revista Historia4, en este período publicó además un trabajo que con el tiempo se convertiría en uno de sus artículos más divulgados: “Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina” en la Revista Cuadernos de la realidad nacional5 (ambas publicaciones pertenecientes a la Universidad Católica de Chile) A ello se sumarían dos publicaciones en la Reviste EURE de la misma Universidad6, entre las que se destaca la primera síntesis completa de su modelo interpretativo para la economía colonial: “Integración y desintegración…”.

Luego del golpe militar en Chile en 1973 que determinó la caída del gobierno socialista de Salvador Allende, comienza un período en el que alternaría su estadía en Argentina y México; para pasar residir de manera permanente en este último desde 1975, a raíz de las gestiones realizadas por Adrián Lajous para que trabajase en el Centro de Estudios Históricos del Colegio de México.7

Estos años los dedicó a analizar el desempeño del sector externo de la economía regional “cordobesa” durante la primera mitad del siglo XIX y sus cambios a partir de la vinculación con el mercado mundial. Las obras principales de este período están compuestas por su trabajo sobre el siglo XIX en Córdoba,8 “La producción de la mercancía dinero…”9 y una compilación de sus artículos anteriores publicados por el Instituto de Estudios Peruanos y luego reeditados en México.10

Si bien los estudios que CSA encara con posterioridad a 1973 mantienen una continuidad temática con sus trabajos precedentes, puede observarse, sin embargo, un giro en cuanto a las preocupaciones que guían su investigación a partir de esta fecha. Presentados de manera sintética, estos nuevos objetivos se orientan, por un lado, a 1) ampliar el modelo construido sobre los casos cordobés y chileno al conjunto de las economías regionales que conforman el espacio peruano, y, por otro, 2) analizar los efectos que genera la producción de plata en el propio espacio colonial. La primera de estas metas la concretaría en su investigación “Sobre un elemento de la economía colonial…”11 en la que realiza un pormenorizado estudio de las principales mercancías producidas en las distintas economías regionales que integran el espacio peruano durante el siglo XVII y en la que discrimina detalladamente cada sector económico productivo presentes en el espacio peruano. Del segundo de los objetivos, en cambio, sería producto su ensayo “La producción de la mercancía dinero…”12, quizás su estudio más acabado, en donde indaga la conformación del mercado interno colonial a causa de los efectos de arrastre generados por las transformaciones operadas en el centro productor minero potosino en el siglo XVI.

Hay un detalle vinculado a las fuentes utilizadas por CSA en la elaboración de ambos estudios que es pertinente señalar y que marcan también un cambio respecto a sus trabajos anteriores. A diferencia de aquellos, donde prevalecía un acercamiento eminentemente cuantitativo, la utilización aquí de otro tipo de registros (cronistas, viajeros, informes reales, etc.) hace pensar en una revalorización de las fuentes cualitativas que, de todas formas, no debe entenderse como un total desplazamiento de la anterior perspectiva.

El problema de la Dependencia

Profundamente influidos por la relectura de las obras de Marx, especialmente los llamados Grundisse y el Tomo III de El Capital, los escritos de Assadourian se hallan atravesados, especialmente durante la década del ´60 y ´70, por su posicionamiento respecto a las discusiones acerca del “atraso” o la “dependencia” del subcontinente sudamericano y de sus causas históricas. Discusiones que impregnaban largamente el desarrollo de las Ciencias Sociales por entonces, y que a la vez se vinculaban con la praxis de numerosas organizaciones políticas que buscaban edificar y/o confirmar sus posicionamientos respecto al “cambio social” en el subcontinente, aspecto íntimamente vinculado a la interpretación histórica del subdesarrollo económico latinoamericano. (sobra)

Signo de una época, esta íntima vinculación entre práctica política y construcción de conocimiento histórico se presenta como base fundamental para comprender la génesis y a la vez el impacto de los postulados historiográficos de Assadourian. Es preciso señalar entonces que sus propuestas estuvieron llamadas a discutir principalmente -aunque no únicamente- con la llamada “Teoría de la Dependencia” y con el impacto político ideológico que la misma había supuesto para el abanico de estudios referentes a las economías sudamericanas en particular. Sus escritos toman forma en un contexto donde la búsqueda de las raíces históricas del atraso pareció ceñirse a la tipificación de aquellas según los diferentes Modos de Producción señalados por Marx para el caso europeo. En palabras del propio Assadourian:

...La caracterización histórica de América Latina ha estado polarizada bajo los términos contradictorios capitalismo o feudalismo (aunque algunos hayan preferido no arriesgar, optando por un prudente término medio: coexistencia de los regímenes capitalista y feudal). Las corrientes marxistas criollas han dado una relevancia excepcional a este aspecto teórico, ya que para transformar el presente, la praxis, al reflexionar sobre sí misma, emprende necesariamente un análisis histórico. En esta búsqueda era necesaria una comprensión correcta del pasado, sobreentendiendo que el análisis histórico fundamentaba las estrategias nacionales a corto, mediano y largo plazo. Causa perplejidad entonces cómo, con una base de partida similar, se arribara a diagnósticos tan contradictorios...”13
En abierta discusión con los trabajos de André Gunder Frank, quien a partir de la inserción de Latinoamérica a un sistema capitalista mundial desde el siglo XVI derivaba la existencia predominante de relaciones sociales de producción capitalistas en las colonias americanas, Assadourian se proponía demostrar que América Latina no presentaba una estructura capitalista desde inicios de la conquista.14 Por el contrario, su punto de partida parecía centrado en las peculiaridades propias del proceso americano más que en la estructura de la economía a nivel mundial.
...La conquista es una etapa propia de la empresa privada plasmada en la hueste conquistadora. Hay un brutal rompimiento de las formas intrínsecas de las sociedades indígenas, forzadas a integrarse a una economía y una sociedad de un ritmo y evolución distintos; se produce la desintegración de los modelos asuntivos indígenas. La convergencia en un mismo proceso de dos momentos históricos de diferente evolución: la sociedad de los dominantes y la sociedad de los dominados define una combinatoria que destaca la particularidad histórica de América Latina...15
El ahondar en esta perspectiva nos lleva a involucrarnos de lleno en el problema de la metodología de análisis desarrollada por el propio autor.
Cuestiones de método

En el contexto mencionado, los escritos de Assadourian venían a conformar una perspectiva alternativa sobre el pasado latinoamericano que buscaba desentrañar los rasgos constitutivos del funcionamiento de la economía colonial a partir de una especie de regreso a los escritos de Marx, pero en su caso no buscaba encontrar similitudes con los estudios sobre Europa sino utilizando las herramientas teórico-metodológicas que el pensador alemán había construido en su investigación de las economías del viejo continente.
...El método y el pensamiento de Marx o la historia latinoamericana ¿podían proponer tantas lecturas como observadores hubiera en la empresa? Sin duda existe aquí un problema de método. Esto es, si partiendo de una generalidad abstracta (que ya estaba planteada por Marx) se quiere llegar a una nueva abstracción es preciso contar con una profunda y completa investigación de los hechos particulares. Sin este requisito fundamental lo que sigue es un camino peligroso: se repite la generalidad abstracta previa o se salta simplemente de lo abstracto a otro abstracto imaginario...16
Con ello, pretendía no sólo indagar en el proceso histórico con una mirada renovada sino que también buscaba diferenciarse de otras perspectivas, tributarias también de la tradición marxista, a las que juzgaba sin embargo como metodológicamente equivocadas, como era el caso del trabajo mencionado de André Gunder Frank.

...Frente a la historia mitificada de la clase dominante la historiografía marxista tradicional propone otra historia mitificada: la versión progresista de esa misma clase.

A la luz de este esquema es posible comprender por qué el período 1820-1860 es convertido en la etapa de la lucha del capitalismo nacional para lograr la independencia económica en vez de profundizar en lo que fue objetivamente: una época en la que el espacio colonial rompe con una forma de dependencia para asumir otras, originadas por el desarrollo del régimen capitalista de producción en Europa. El cambio de signo de la dependencia latinoamericana es orientado por su grupo social dominante, atraído por una maximización de las posibilidades de crear y realizar la plusvalía (o excedente), ya que una de las virtudes con que se adorna la nueva metrópoli es la de ofrecer un amplio mercado para el crecimiento de la producción de los espacios nacionales satélites...17
Para una interpretación genuina del carácter de la economía colonial, Assadourian propuso entonces despojarse de aquella práctica de intentar aplicar modelos ideales en el concreto histórico analizado. En su lugar retomó la metodología de trabajo esbozada por Marx en su “Introducción a la crítica de la economía política” para construir un modelo explicativo acorde a la realidad colonial:

"...Ahora podemos redefinir las hipótesis. El espacio desarrollado y dominante –tanto en la fase del sistema de la economía mercantil como en la formación específicamente capitalista- no transplanta sus estructuras al espacio dominado sino que le impone una economía de circulación y el tipo de relaciones de producción como estructura de la sociedad que convalide su dominación. Por lo mismo, dentro del sistema capitalista mundial hay desfasamientos en la evolución de las formaciones, coexistencia de modos de producción de jerarquías desiguales cuyos hilos y entrecruzamientos maneja el espacio desarrollado. Si no se toma en cuenta el aspecto genético-histórico de las formaciones del espacio dominado queda como única perspectiva la de congelar y aplicar mecánicamente, como opciones, las cuatro formaciones señaladas “a grandes rasgos” por Marx. Pero, el mismo Marx decía, a propósito del trabajo, del dinero, de la renta del suelo, etc. que eran categorías, en su generalidad abstracta, comunes en mayor o menor medida a todos los tipos de sociedad, pero, que había que percibir sus cambios de categorías simples a categorías más concretas de acuerdo a la complejidad de las formaciones sociales. Vale decir que, no obstante su naturaleza abstracta, son “el producto de condiciones históricas y no poseen plena validez sino para estas condiciones y dentro de sus límites” (...)De este modo, parece impropio extrapolar linealmente, como única y necesaria alternativa apriorística, el modelo de evolución histórica de Europa y caracterizar en consecuencia a América Latina como una formación feudal (...)Mientras en el espacio dominante el régimen capitalista de producción se gesta y adviene sobre las ruinas del feudalismo europeo, las mismas fuerzas que lo disuelven allá implantan formas feudales de explotación en América. Entonces, más que extrapolar, el problema real consiste en pensar e investigar acerca de las condiciones históricas concretas de cada formación...” 18
“…Nos parece algo excesivo pensar el espacio colonial hispanoamericano como si fuera un bloque uniforme y homogéneo. Por supuesto que hay tendencias y procesos generalizables, una cierta historia común, pero se corre el riesgo de subsumir condiciones específicas que marcan, en muchos casos, diferencias zonales de envergadura…19
La construcción del “Sistema de la economía colonial

En abierta discusión con la teoría de la Dependencia, Assadourian fue dando forma a través de sus diferentes trabajos a lo que luego daría en llamar “Sistema de la economía colonial” y que tomaría forma de publicación a principios de los años ´80, reuniendo una serie de estudios que daban cuerpo a su modelo explicativo del funcionamiento de las economías coloniales latinoamericanas para los siglos XVI y XVII.
...Para realizar el análisis concreto tomaremos como ejemplo el espacio colonial peruano del siglo XVII. La elección del espacio y del período tiene sus razones, sobre todo porque muestran un movimiento de vaivén; punto de llegada de un proceso, originado en el siglo anterior, de formación de un mercado a un nivel de macroescala regional; punto de arranque de su desintegración al llegar a un nivel crítico las contradicciones internas, a las cuales se suma la presión directa de ciertos países europeos en una etapa avanzada de desarrollo capitalista...”20
En este modelo uno de los contrapuntos más destacados con la teoría de la dependencia era el que giraba en torno al supuesto carácter de enclave de la economía minera de exportación. La misma iría adquiriendo en el esquema del autor una centralidad que estaría determinada no sólo por constituirse como la principal materia prima exportada por las colonias americanas, sino también por su carácter estructurante en relación al resto de las producciones regionales
“…Consideramos fundamental descartar, desde el primer momento, ese generalizado modelo de una economía compuesta exclusivamente por un sector agro-minero exportador con carácter de enclave, conectado al exterior a través de la gran ciudad exportadora e importadora, donde el mercado interno apenas comienza a esbozarse en la etapa del capitalismo concurrencial o incluso más tarde…21
“…En momentos en que imperaba la moda de concebir a la minería como un enclave, cuando la producción de plata se analizaba mirando únicamente los efectos que había ocasionado en la economía europea y en la formación del mercado mundial, intenté precisar la calidad de los procesos que había desencadenado la producción de metales preciosos en el espacio colonial andino…22

“…Creo haber demostrado ya que la minería de la plata basada en el azogue fue la producción dominante en la rápida transición hacia la nueva economía mercantil, el elemento que determinó la gran transformación ocurrida en el modo de producción agrario durante el último cuarto del siglo XVI…23
Esta discusión del concepto de economía de enclave tiene un trasfondo más profundo en donde intervienen distintas visiones sobre el carácter de la economía colonial, las cuales se vinculaban a los diagnósticos sobre el tipo de economías latinoamericanas en el siglo XX. En alusión explícita al trabajo de Cardoso y Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina, Assadourian sostenía

...La producción colonial de plata es considerada como estímulo e incluso como factor determinante de la transición europea hacia el modo de producción capitalista, mientras en el espacio productor -el colonial- la misma producción supuestamente contribuyó a la conformación de una economía feudal y natural. Esta concepción, común tanto a la historiografía liberal como a la marxista, ha sido reforzada en la última década por la teoría de la dependencia, que define a las economías mineras de exportación como enclaves, más integradas al mundo exterior que a la economía del territorio en que funcionan.

Estos puntos de vista son inaceptables, puesto que conducen a un divorcio definitivo entre la teoría y la realidad del pasado...24
Y por el contrario, subrayaba la importancia de posar la mirada en los factores internos

...Esta forma de análisis de la producción minera, que combina la orientación hacia el exterior con los efectos que suscita hacia el interior del espacio colonial, es la que permite justamente descubrir toda la complejidad del desarrollo económico colonial. Esta doble perspectiva, en consecuencia, debe ser recuperada en nuestra investigaciones históricas...25
“…Me parece también que estas proposiciones sobre el mercado interior permiten reordenar la discusión sobre los modos de producción en América Latina, dejar de lado la estéril controversia entre modelos puramente abstractos, estáticos. En el espacio andino la dominación colonial impulsó, con la minería de la plata, uno de los sectores de producción más avanzados tecnológicamente y con uso más intensivo de capital de la economía mundo de aquel tiempo. Pero en Potosí, el yacimiento más importante, pese a que algunos aparatos del Estado presionaron repetidamente para que se consumara la transición hacia relaciones de producción de tipo capitalista, siguió figurando la mita, esa forma de trabajo forzado que para muchos españoles era “…la más dura servidumbre que ha padecido nación ninguna del mundo…” En cuanto a la estructura agraria faltan todavía análisis sistemáticos de las formas que desarrolla la creación y reproducción de los sectores mercantiles regionales articulados al mercado interior. Es cierto que aparece y se extiende la servidumbre (los yanaconas de chácaras), pero creo que ni cuantitativa ni funcionalmente alcanza a ser la forma dominante en las relaciones agrarias de producción. Lo que prevalece, más bien, sería el modelo de organización agraria que impulsó el propio Estado. Este modelo conservaba para los grupos étnicos un territorio donde podía reproducirse la economía campesina indígena, pero en dependencia de la circulación, como una relación subordinada a la producción de valores de cambio que controlaban los españoles…26
Sin embargo, la centralidad que comienza a otorgarle en sus escritos al mercado interno colonial no significa que en su discusión con la Teoría de la Dependencia realice una negación de la relación de subordinación y/o de explotación y dominio por parte de la metrópoli sobre sus colonias. Esta relación se constituye, por el contrario, como la base sobre la que se desarrollan todos los análisis posteriores de la obra de Assadourian. Su afán radica, en este sentido, en complejizar los análisis a partir de la dinámica interna colonial.27 Señalado esto, es preciso entonces detenernos en dónde radica la crítica al modelo “dependentista” y cuáles son los aportes que el autor propone en contraste con dicha perspectiva:
“…Con particular persistencia, la historiografía hispanoamericana ha buscado en la relación metrópoli-colonia las claves para la comprensión del proceso histórico de nuestro continente. En verdad, ella comanda en alto grado el ordenamiento de toda la estructura del espacio colonial. Un ordenamiento interesado y tendiente, entre otras cosas, a satisfacer las motivaciones de lucro que impulsan al grupo invasor y a generar una transferencia de excedentes hacia la metrópolis. (…) Pero clausurar el análisis en esa primera relación, visualizar exclusivamente ese único nivel de dependencia, implica fragmentar una realidad mucho más compleja, desconocer partes importantes del mundo real.

Bajo el signo común del orden colonial, el análisis histórico debe tratar igualmente de revelar las relaciones que se establecen y operan en el interior del propio espacio colonial…28
Pero esta centralidad de los “factores internos” de la economía colonial debe necesariamente, para no recaer en el error de transpolar mecánicamente modelos construidos para los Estados nacionales de la segunda mitad del XIX, recuperar la historicidad del espacio colonial:
...Hemos esquivado el vicio tan frecuente de aplicar al tiempo colonial la noción moderna de espacio nacional que corresponde ciertamente a otra circunstancia histórica. El uso de esta arbitraria noción de espacio lleva a confusiones notables. Es pues, que al intentar levantar vallados y parcelar equívocamente los espacios reales de la historia colonial, los fenómenos económicos se vuelven ininteligibles a fuerza de ser circunscritos a extensiones geográficas que resultan inadecuadas para aprehenderlos en su totalidad. Recordemos, a manera de simple ejemplo, una forma de desvirtuación: en los análisis sobre la economía colonial se transforman en variables y factores externos aquellos que única y cabalmente son variables y factores internos...29
A esta necesidad de examinar las mediaciones internas de la “economía mundo” (sic) se responde a través del análisis del proceso productivo de la minería de la plata, la cual (que) es considerada como la actividad económica dominante30, en tanto y en cuanto articula las restantes producciones regionales y orienta la circulación de mercancías dentro del espacio colonial. En este punto han de destacarse las influencias de los postulados de Francois Perroux, de quien recupera los conceptos de “polo de crecimiento” y “espacio económico”, nociones que resultan clave para la inteligibilidad del funcionamiento del sistema económico:

“…En términos políticos, Lima y Potosí serían polos de crecimiento, cuyos flujos “crean efectos de arrastre sobre otros conjuntos definidos en el espacio económico y geográfico”, vale decir, originan un crecimiento regional polarizado. Para el conjunto de regiones insertas en este espacio polarizado -Chile y Tucumán entre otras-, la intensidad del intercambio de bienes y servicios con sus polos es superior a la intensidad de otros posibles intercambios con la metrópoli u otro espacio exterior…31

...Potosí y Lima irradian impulsos claves para la dinámica de estructuración del espacio peruano; un aspecto del proceso desencadenado por dichos centros puede visualizarse adjudicándoles la función de polos de crecimiento.

Con este concepto de polo queremos significar la localización de determinadas actividades y de aglomeración demográfica en Lima y Potosí, las cuales por su capacidad de mercados de consumo masivo y la posible compra de insumos originan efectos que se transmiten y extienden a otras regiones, ensanchando el radio de influencia hasta abarcar prácticamente todo el espacio peruano...32
Entonces el polo actúa como dinamizador del crecimiento económico de todo el llamado “espacio peruano”, el cual posee una serie de rasgos constitutivos destacados
...Las características significativas del espacio peruano en el siglo XVII son su alto grado de autosuficiencia económica y su máximo nivel de integración regional...

“...La composición de las importaciones delinea, por oposición, un conjunto complejo de producciones que se crean y consumen en el interior de dicho espacio. Tendríamos formado, por consiguiente, un extenso mercado interno (minado, es cierto, por contradicciones estructurales), el cual descubre, mirando con cierta atención, una división y especialización regional del trabajo...33
Sin embargo, el concepto de espacio económico no supone un modelo estático, ya que el mismo contempla los cambios en las especializaciones productivas regionales, las reorientaciones, sustituciones, etc.

“...Estamos frente a un espacio lento y pesado en sus movimientos, pero no estático: un análisis diacrónico nos dirá de sus modificaciones y reordenamientos, de la importancia de las coyunturas.

Señalemos, por último, que las diferentes redes que se van armando para la circulación y desemboque de cada sector externo regional dibujan tanto los circuitos comerciales como las variadas formas de engarce e interdependencia de las diferentes regiones del espacio peruano. Y queda claro que éste se define por otro rasgo dominante: la de ser un campo donde, con excepción de Lima, la intensidad del intercambio que mantiene cada región con otras regiones del mismo espacio es superior a la intensidad del posible intercambio con cualquier otro espacio exterior. Recalquemos: posible, puesto que la inexistencia de intercambios con puntos situados fuera de él conforma la regla general...34
Esta concepción de un espacio económico cuyo crecimiento se desenvuelve en forma polarizada, es decir, se concentra en determinados sectores de esa economía (y espacios geográficos) se engarza directamente en el marco de las discusiones acerca del crecimiento/desarrollo económico y sus causas en el contexto de la segunda posguerra, en donde la dicotomía Norte-Sur entre los países del globo actuó como un disparador de las controversias sobre las orígenes de la desigualdad estructural de ambos grupos35.

La existencia de estos polos en el espacio peruano expresarían un aspecto central de la dominación colonial. El efecto de arrastre que el mercado de Potosí significaba para el conjunto del espacio económico tomó forma a partir de la constitución de éste como consumidor de mercancías regionales, las cuales eran adquiridas utilizando la plata producida en el cerro rico como medio de pago. En Lima, por su parte, se concentraba el capital comercial: los grandes comerciantes coloniales, quienes a través de la colocación de mercancías originarias de Europa recogían el metálico (o mercancía-dinero en palabras del autor) que se había diseminado regionalmente a partir del abastecimiento del mercado Potosino.

...Las formas polarizadas que caracterizan el crecimiento económico del espacio indican la dominación de Lima y Potosí sobre las otras regiones del conjunto (...) Es que el bilateralismo monopólico impuesto por la metrópoli requiere jerarquizar regiones y grupos sociales del espacio dominado que se declaran, en consecuencia, como firmes sostenedores del orden colonial. El manejo exclusivo de las importaciones ultramarinas abre al capital comercial de Lima el control sobre la región de Potosí y su decisiva producción de plata (...) Lima comanda todas las plazas comerciales redistribuidoras de artículos ultramarinos, con lo cual extiende su dominación. De tal manera, en forma directa o a través de sucesivas plazas redistribuidoras, va desembocando en la capital comercial y política del virreinato una alta cuota de los excedentes regionales...36
...Si bien hay un ciclo anual de expulsión “hacia afuera” de casi toda la plata producida, que se realiza a través de la ciudad puerto, resulta erróneo tildar de enclave a esa economía colonial de exportación. Por el contrario, la producción minera determina la formación de un vasto mercado interno, debido a que el ciclo de circulación del capital minero se sustenta, fundamentalmente, tal como lo hemos planteado, sobre el consumo de mercancías producidas en el propio espacio colonial...37
Con ello, el autor parece acercarse a su propósito de observar no sólo el dinamismo de la economía colonial en torno a la relación metrópoli-colonia, sino también apreciar los efectos que la producción minera (plata) generaba al interior del continente americano.

“…Según nuestro parecer, la América española de comienzos del siglo XVII se halla fracturada en grandes zonas económicas que se adelantan a la zonificación política y administrativa o son expresadas por ella. Cada una de estas zonas conforma un verdadero y complejo espacio económico cuyo diseño más simple sería el siguiente: a) la estructura se asienta sobre uno o más productos dominantes que orientan un crecimiento hacia afuera y sostienen el intercambio con la metrópoli; b) en cada zona se genera un proceso que trae consigo una especialización regional del trabajo, lo cual estructura un sistema de intercambios que engarza y concede a cada región un nivel determinado de participación y desarrollo dentro del complejo zonal; c) la metrópoli legisla un sistema para comunicarse directamente con cada zona, al tiempo que veda el acceso de las otras potencias europeas; d) la metrópoli regula, interfiere o niega la relación entre estas grandes zonas coloniales.

A una de estas grandes zonas distintivas proponemos reconocer con el término de espacio peruano...”38
Nuestro autor arriba entonces a una nueva conceptualización:

...Intentemos una nueva síntesis sobre la constitución de la economía colonial. El requisito previo, el punto de partida de la formación del sistema, es la producción minera, cuyo producto final (la mercancía dinero) tiene la posibilidad de una inmediata realización internacional. Esta producción (...) crea su propio mercado, dentro del cual los productos agrarios son convertidos en mercancías, al mismo tiempo que promueve nuevos tipos de producción que se basan -desde el comienzo mismo- en el intercambio con el mercado minero. El resultado de este proceso es la constitución de un sistema económico mercantil, con un comercio desarrollado hasta cierto grado y con la consiguiente circulación monetaria dentro de ciertos límites. Asistimos a la creación de un espacio económico integrado y ligado por el intercambio mercantil...39
La centralidad de la producción minera queda expuesta de esta manera no sólo por su carácter de principal bien exportable hacia Europa, sino por el itinerario recorrido por el metálico antes de iniciar su viaje por ultramar: a un primer movimiento de dispersión espacial, en el que el metal es utilizado como medio de pago (mercancía-dinero) en la compra-venta de producciones regionales americanas orientadas al mercado potosino, le seguía un segundo movimiento de concentración del metal en manos de los grandes comerciantes limeños, quienes promovían dicha circulación a partir del intercambio interregional de mercancías. Este tipo de comerciante es el que se erige como el grupo económicamente dominante dentro del sistema económico en cuestión, gracias a su doble función de articuladores de las diversas producciones regionales con el mercado potosino a la vez que nexo entre la metrópoli y sus colonias, mediación que a fin de cuentas es lo que posibilita la obtención de una más que importante porción de los excedentes producidos en el espacio americano.

Esta “descubierta” primacía del capital comercial, personificado en los grandes comerciantes limeños, abrió la puerta así a una serie de estudios coloniales que desplegaron su análisis en esta dirección, es decir, en indagar la dominación de la esfera de la circulación por sobre la esfera de la producción, dejando de lado la hasta entonces hegemónica dicotomía feudal-capitalista40.
Antes de pasar a las conclusiones, nos parece oportuno, por considerarlo central, finalizar este acápite con una apreciación del propio autor respecto a su posicionamiento académico-político en el proceso de construcción de conocimiento

...Si para transformar el presente la praxis requiere reflexionar sobre sí misma tendrá que emprender otro análisis histórico: el de los grupos subalternos que desde hace algún tiempo son las clases hacedoras de la historia. En este caso, junto con afinar la generalidad abstracta previa conviene asimismo trabajar sobre la totalidad empírica para no incurrir en el salto a otra abstracción imaginaria. Es ésta la función que deben asumir, que da el sentido a las ciencias sociales de un espacio dominado, subdesarrollado...41
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