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La influencia de la construccion y los materiales en la arquitectura moderna Los materiales y métodos de construcción como tales no ejercen una influencia unilateral y directa sobre la arquitectura. En la antigúedad —Mykonos— o incluso en epocas más recientes, cuando no existía la posibilidad del tratamiento de materiales, o sólo en muy escasa medida, la naturaleza misma. único proveedor de materiales, determinara las diversas posibilidades de construcción. La arquitectura primitiva bien podría ser denominada la «genialidad del descubrimiento). Pues en aquella época, cuando no existían todavía procesos de acabado, la naturaleza proporcionaba directamente todos los materiales de construcción. La elección debía hacerse, principalmente, entre bloques de piedra. troncos de árboles, pieles de animales, etcétera. La arquitectura consistía en la combinacón correcta de esos materiales. Este arte primitivo nos produce una especial admiración, pues ahí pueden reconocerse, con evidencia, las primeras victorias modestas de la inteligencia humana sobre la naturaleza. En este caso se debe hablar, sin duda, de una influencia unilateral y directa de materiales y métodos en la arquitectura, se trataba verdaderamente de una correlación inexorable. A medida que el desarrollo se hace más veloz, no nos es posible seguir diferenciando con tanta claridad entre las causas y los efectos. En lugar de los ((materiales extraídos directamente de la naturaleza», hallamos materiales de construcción que ya no son tan rudimentarios ni naturales, sino que han sido sometidos a diferentes métodos de tratamiento que se crearon en los procesos arquitectónicos y que se recrearán una y otra vez. En cierto sentido, puede afirmarse que la arquitectura ha creado sus propios materiales y métodos. Básicamente, la arquitectura no es sólo una determinada cantidad de resultados acabados y construidos, sino un proceso estratificado de desarrollo a un nivel superior, en el que, junto con la acción recíproca interna, se crean continuamente nuevas soluciones, nuevas formas, nuevos materiales de construcción y constantes cambios en las ideas constructivas. En lugar de considerar la influencia de los materiales y la construcción en la arquitectura, ¿ no sería más razonable examinar modestamente este proceso interno, y tratar de determinar la trayectoria de su curva de desarrollo? Su configuración en el pasado, en presente, y también en el futuro, permite extracción de importantes conclusiones práctica para la construcción en nuestros días. En esta investigación, podemos hacer diferenciaciones de acuerdo con los materiales y tipos de Construcción. En la antiguedad, la estructura de soporte constituía, casi exclusivamente, el único problema y era así mismo el elemento básico de la arquítectura. Las paredes, los huecos y los sistemas de soporte y dinteles, constituían más o menos la totalidad de la arquitectura. Incluso relativamente más tarde -en el periodo helénico la mayoría de detalles y el conjunto de pormenores constituían únicamente, y a su manera, ligeras protuberancias del mismo esqueleto y eran a menudo prácticamente inseparables de éste. Desde Mykonos al Partenón, hemos podido observar cómo el dintel de piedra natural se trataba de modo parecido a las piedras usadas en los muros de carga; y la mayor par e de los problemas específicos eran resueltos como acabados de la estructura propiamente dicha. Actualmente, por otra parte, el elemento básico de la arquitectura de aquella época -la estructura- se ha reducido a una retícula ligera de metal, y la construcción de esta retícula constituye sólo una parte del proceso total de la construcción. Bien puede ser que una construcción metálica de ese estilo se asemeje en su carácter, a la construcción de la época primitiva; aunque difiera de ella en un sentido esencial. La estructura de los edificios modernos ha pasado a ser con frecuencia, en cuanto a volumen y, sobre todo, en cuanto a importancia, un elemento a tener mucho menos en cuenta que en épocas anteriores. Sin embargo, a medida que la importancia de la estructura ha ido disminuyendo, otros problemas y nuevos elementos básicos han ido ocupando su lugar en el proceso arquitectónico. En la lucha humana contra la naturaleza, somos siempre conscientes del esfuerzo que se realiza para tratar el problema con el que nos enfrentamos, de forma que su importancia y su efecto perjudicial sobre la vida se vera reducido tan pronto como se haya hallado la solución correcta. Si observamos la arquitectura desde este prisma, o sea como un apartado de la lucha entre el hombre y la naturaleza, descubriremos su carácter esencial: un a variabilidad sistemática y constante. Los problemas de su proceso interno, y por lo tanto también el número de elementos arquitectónicos básicos, aumentan ininterrumpidamente, y al mismo tiempo los planteamientos que con anterioridad predominaban van perdiendo su importancia. De ahí que las «variaciones naturales sobre el tema)) constituyen una de las características básicas de la arquitectura, y este aspecto resulta eminentemente importante para nuestro trabajo de hoy. En la arquitectura existe un enfoque conservador de las formas -ciertamente no menos común en la mayoría de casos actuales- que apunta a la creación de una homogeneidad formal de los muchos y variados problemas arquitectónicos. La errónea interpretación de la expresión “diseño uniforme”, como aquí se manifiesta, está muy extendida y es uno de los mayores obstáculos que impiden la salida a la luz de las cualidades básicas de h arquitectura. Debería potenciarse la mayor flexibilidad posible en la arquitectura, tanto en su interior como en sus aspectos formales para afrontar su responsabilidad de ayudar hallar soluciones a los dilatados problemas humanisticos, sociológicos y psicológicos. Cualquier presión formal externa -ya se trate de una tradición de estilo arraigada o de una homogeneidad superficial surgida de una comprensión errónea de la arquitectura moderna- impide la participación real y activa de la arquitectura en el desarrollo humano reduce de ese modo su importancia y su intensidad. Las formas esquemáticas se han convertido, por muchas razones, en verdaderos obstáculos para una arquitectura más realista. Una de ellas debe mencionarse especialmente: la planificación de la ciudad y su reglamentación. Existen demasiadas reglas en la moderna planificación de la ciudad que, incluso antes del levantamiento del edificio, determinan y limitan la naturaleza de la futura construcción. En este caso, la técnica de la planificación de las ciudades ha promovido el carácter de una oficina para el control de la construcción que ha conseguido penetrar en el caí cipo de la arquitectura hasta un grado tal que se ha convertido en un obstáculo para el despliegue libre de la naturaleza de la arquitectura. Como resultado se ha coartado la oportunidad de desarrollar su labor. El hecho de que el primer elemento básico de la arquitectura -la estructura de soporte- haya cambiado tanto en su carácter, significa que hoy, al solucionar un problema de la construcción, tengamos que escoger entre numerosas soluciones posibles. No obstante, ello significa también que la determinación por adelantado de las características de un edificio. se ha hecho proporcionalmente más difícil. Las reglamentaciones de la planificacion, asi como la legislacion en general, se dirigen ambas contra una explotacion asocial del suelo, y, a este fin, regulan la altura, el volumen, la situación, y a menudo incluso la forma del edificio proyectado. No obstante, su función se ha valorado incorrectamente, de forma que, en lugar de estimular el desarrollo, se ha convertido en un obstáculo para el mismo. He mencionado anteriormente un elemento arquitectónico cuyas fases de desarrollo pueden remontarse a los comienzos primitivos Veremos que existen otros elementos de arquitectura que aparecen más tarde en la misma curva de desarrollo. Los problemas de aislamiento constituyen el segundo factor en importancia de la arquitectura. Debemos observar este factor de tal modo que nos permita comprender el aislamiento en todos sus significados: desde el aislamiento contra las fuerzas de la naturaleza hasta el aislamiento entre la gente y los grupos de gente. El tema del aislamiento constituyó, al principio, un problema en la planificación de las ciudades (debido a la carencia de medios, las cuestiones relativas al aislamiento se resolvían casi exclusivamente por la elección del emplazamiento del edificio), pero el desarrollo nos ha proporcionado innumerables materiales y métodos para resolver estos problemas técnicamente. Las múltiples posibilidades de combinación de materiales aislantes han cambiado, en el curso del tiempo, la construcción de la cubierta con el resultado de que la cubierta plana, por ejemplo, se ha convertido en algo independiente de la Iatitud. Se ha librado a la planta baja de las exigencias que partían del planteamiento de la cubierta. El tema de la cubierta se ha visto reducido de un problema capital a un factor elástico y secundario, que permite incontables posibilidades para plantas anteriormente desconocidas. La variedad de materiales, que aumenta a eficacia del aislamiento del sonado, ha permitido agrupar a la gente en espacios más reducidos sin desventajas. Lo mencionado anteriormente es una prueba mas cu la versatilidad interna de la arquitectura. Si tuviéramos que examinar algunos elementos más, por ejemplo todas las partes movibles de un edificio como son las ventanas y puertas, observásemos el tratamiento de superficies que se extienden desde las sujetas gran desgaste hasta las de materiales que pueden conseguir una absorción efectiva del sonido, llegaríamos a una conclusión que apunta en el mismo sentido. Al aumentar el número de materiales prefabricados industrialmente, de partes estandarizadas y de métodos usados, también aumenta el número de combinaciones, y con ello la flexibilidad de cualquier planificación. Las instalaciones técnicas de los edificios modernos constituyen un grupo aparte. Los problemas que pretenden resolver son antiguos, pero se puede afirmar que, en la forma que ahora se presentan, están desligados de sus condiciones anteriores y ha aumentado de este modo la libertad de la planificación arquitectónica. Pondré solamente un ejemplo: la calefacción. Hoy nos hemos acostumbrado, sin excepciones, a la calefacción central. El cálculo de la economía que resulta de tal instalación técnica no es solamente provechosa para un edificio de mediana dimensión. En éste, y en otros casos puramente técnicos, existe una clara tendencia hacia la concentración. Yo mismo acabo de concluir una instalación en a que se han unido varios edificios individuales a una planta de calefacción central por medio de canales subterráneos. Este es un método usado ya en diversas partes del mundo Lo que esto pueda significar de cara a la planificación de una ciudad, por ejemplo, es bastante evidente: los límites de una situacion o de un barrio no pueden determinarse arbitrariamente con anterioridad; deberán defender del sistema de calefacción escogido para los diferentes grupos de edificios e incluso de las respectivas posiciones de los edificios. Si al mismo tiempo, junto con este sistema, existe la posibilidad de la calefacción eléctrica, la cual, a su vez, exime de la dependencia del sistema de calefacción con respecto al mutuo emplazamiento de los edificios, tenemos entonces una prueba más del continuo cambio interno del mundo de la arquitectura que mencionamos con anterioridad. Debe recordarse, en este contexto, otro aspecto de La arquitectura: la técnica más antigua y a la vez más reciente, la estandarización. Siempre existió la estandarización. Lino de sus resultados más importantes fue la introducción de programas sistemáticos en la arquitectura. Por estandarización se entiende, con frecuencia, el método que produce uniformidad y formalismo. Esta definición es obviamente falsa. La verdadera estandarización debe usarse y desarrollarse en el sentido en que las partes estandarizada - y materias primas tengan cualidades de las que resulte el mayor número posible de combinaciones. En una ocasión afirmé que el mejor comité de estandarización del mundo era la naturaleza misma; pero en la naturaleza la estandarización aparece, sobre todo y casi exclusivamente, en sus unidades más pequeñas, las células. Ello da como resultado millones de combinaciones elásticas en las que no se halla formalismo alguno. Además, ello da origen a una abundancia enorme de formas orgánicas en crecimiento y eternamente cambiantes. La estandarización arquitectónica debe seguir el mismo camino. Para contrarrestar la idea de que el único método que permite lograr la armonía arquitectónica y la planificación efectiva en la ingeniería estructural radica en las formas fijas y en la homogeneidad de las nuevas formas, intenté, por todo lo mencionado anteriormente, resaltar la variación y el crecimiento -con similitud a lo que ocurre en la vida orgánica-, como las características más profundas de a arquitectura. Me gustaría afirmar que en ultimo término, ése es el único estilo verdad ero de hacer arquitectura. Si se colocan obstáculos en este camino, la arquitectura se atrofiará y acabará por morir. Ya que hoy nos hemos reunido en esta Conferencia Nórdica de la Construcción, en otras palabras, en una con verencia que se propone crear las posibilidades para unos resultados mejores en todos los aspectos de la edificación, tenemos todas las razones para intentar eliminar las condiciones que actúan contra la arquitectura correcta y creativa. Esto nos lleva de nuevo a la lanificación de las ciudades. Los representantes de los diferentes países que participan en las conferencias sobre la edificación podrían colaborar en el sentido de sustituir los conceptos de planificación, que limitan a la arquitectura porque parten de la base de que la arquitectura no tiene crecimiento ni variabilidad inherente, por sistemas que permitan su desarollo. Los proyectos de planificación de ciudades debieran dirigirse de tal modo que, por ejemplo, al planificar una vivienda, un edificio o un grupo de edificios, la solución a la que se llegase fuera la natural para el año en que se le”ante el edificio. El agrupamiento de los edificios debería poder realizarse libremente al margen de los requisitos dados, todas las reglamentaciones que apunten hacia un parecido superficial o formal, deberían marginase. Nuestra sociedad tendría que desarrollar gradualmente grupos libres de edificios que en su interrelación se hayan dispuesto jara satisfacer tanto las consideraciones estéticas como las prácticas. En lugar de apoyar el formalismo, las planificaciones de ciudades debieran posibilitar la verdadera libertad de crecimiento. Debería consistir en un sistema plástico que permitiera el crecimiento de la sociedad, cuya meta sería la resolución de los problemas fisiológicos, sociales y psicológicos que dominan a la sociedad humana. La madera como material de construccion La facilidad con que la madera puede tecnicamente trabajarse es origen de formas arquitectonicas. En casi todas las culturas, la arquitectura mas temprana se hizo en madera, siendo una especie de campo experimental para estructuras posteriores y nuevas culturas de formas. La madera como material dominante en arquitectura es propia de los climas septentrionales o similares. Pese a esta limitacion geografica, su arco de influencia sigue siendo enorme en todo el mundo. El otro factor importante a este respecto es su rica variedad de calidades y formas. Por eso, la madera mantiene aun hoy una categoria similar a la que tuvo en los tiempos de la antiguedad, cuando los prototipos nacidos de ella sirvieron de modelos originales para las columnas, dinteles y ornamentos esculpidos en piedra. Actualmente, su facil transportabilidad -una caracteristica basica de creciente repercusion- favorece su uso. Teniendo en cuneta sus resultados positivos, los elementos de construccion prefabricados, o incluso el edificio completo, suelen casi siempre ser de madera, o de materiales sinteticos derivados de esta. Las calidades biologicas de la madera, su escasa conductividad termica, su relacion cercana al hombre y a la naturaleza, su tacto agradable y la posibilidad de diferentes tratamientos de superficie que ofrece, han permitido el mantenimiento de un puesto dominante en la arquitectura de interiores, a pesar de todos los ultimos experimentos y se han hecho en diferentes estilos. Mientras sus desventajas naturales -su inflamabilidad y el mantenimiento constante que exige- han reducido su importancia como elemento habitualmente estructural y de exterior, la madera se ha revalorizado como material ligero en el recubrimiento de grandes luces, aportando variedad a un mundo de formas arquitectonicas que ya de por si es rico. Posiblemente la madera conservara su estatus en la arquitectura como material principal para los detalles delicados, ya que no se le ha podido sustituir, en este ultimo caso, por materiales artificiales desarrollados a partir de ella. Con los cambios que procuran ciertos procesos quimicos se pierden algunas de las cualidades mas importantes del material original -sobre todo en lo referente a lo humano y psicologico por lo que la madera permanecera como un material enriquecedor, hondamente humano, cuyos recursos aun no estan aun, ni mucho menos agotados. LA MESA BLANCA La mesa blanca era grande. Yo estaba convencido de que era la mesa mas grande del mundo, al menos del mundo que conocia en aquel momento. La mesa era solida, con un tablero de 7 cm de grueso. Estaba en la habitacion mayor de nuestra casa. Era realmente grande, la unica mesa en la que de niño habia visto doce personas trabajando al mismo tiempo. Eran jovenes ingenieros que hacian practicas de geodesia bajo la direccion de mi padre. La gran mesa tenia dos niveles. En el centro del tablero reposaban muchos instrumentos de precision: reglas de acero de hasta 3 m de longitud y otros utensilios importantes. En torno a la mesa se sentaban jovenes ingenieros y tambien algunas señoras universitarias. Esa mesa era el centro de todo el trabajo que se desarrollaba alli. Se dibujaban mapas que cubrian la mayor parte de Finlandia y a veces se planteaban dificiles problemas que entonces yo no entendia aun. No siempre estaban alli todos los ingenieros ayudantes. A menudo iban a los grandes bosques o los inmensos paramos en misiones oficiales. Gracias a eso siempre me encontraban un pequeño lugar ante la mesa y se me permitia dibujar a mi tambien. Me promovian al rango superior. Supongo que me familiarice con la filosofia del papel y el lapiz a los cuatro años. Todavia recuerdo que los lapices castaños, afilados y duros se llamaban Eagle, y los blandos "Koh-i-noor". Pero sobre la mesa habia tambien tinta china, lapices de colores y acuarelas. ¿Que es el tablero blanco? Una superficie plana y neutral en conexion con el hombre; una superficie tan neutral que acoge lo que quieras, todo aquello que puede nacer de la imaginacion y la destreza del hombre. El tablero blanco es tan blanco como blanco puede ser. No impone reglas, nada que impulsa al hombre a hacer esto o lo otro. Se trata de una relacion muy peculiar (casi unica en su genero: el hombre creativo y un instrumento receptivo que la inspira la produccion de lo que esta por venir. Rara vez hallamos en el mundo tal combinacion, solo alli donde la voluntad y la destreza del hombre confluye asi con la posibilidad de hacer realidad sus ideas. La mesa blanca era tan grande; despues crecio aun mas, pero no aumento de tamaño, simplemente se multiplico. LA MODA FEMENINA ¡Moda femenina! Terrible capítulo de la historia de la civilización. Explica placeres ocultos de la humanidad. Si se hojean sus páginas, el alma se estremece por las aberraciones y los inauditos vicios. Se advierte el lloriqueo de los niños de los que se abusó, los chillidos de mujeres maltratadas, el monstruoso alarido de hombres torturados, aullidos de los que morían en la hoguera. Suenan latigazos y en el aire se percibe un olor a chamusquina de carne humana quemada. La béte humaine.. No, el hombre no es una bestia. La bestia ama, simplemente ama, y como lo dispuso la naturaleza. El hombre, sin embargo, maltrata su naturaleza y de ahí le viene el eros. Somos bestias que hemos sido encerradas en establos y se nos ha retenido el alimento natural; bestias que tienen que amar por mandato. Somos animales domésticos. Si el ser humano se hubiera quedado en bestia, entonces el amor habría surgido en su corazón una vez al año. Pero la sensualidad, trabajosamente contenida, nos hace aptos en toda época para el amor. Nuestra sensualidad no es sencilla, sino complicada; no es natural, sino contraria a la Naturaleza. Esta sensualidad no natural aparece en todos los siglos, es más, en todas las décadas de un modo diferente. Está en el aire y parece contagiosa. Pronto se extiende lo mismo que la peste, que no se puede ocultar; rápidamente se extiende a hurtadillas por todo el país al igual que una misteriosa epidemia, y los hombres afectados por ella saben esconderla a los ojos de los demás. Pasan los flagelantes por el mundo de las ardientes hogueras y se convierten en una fiesta popular; el placer se retira a los pliegues más recónditos del alma. Como debió sucederle al marqués de Sade, punto culminante de la sensualidad de su tiempo, cuya imaginación ideó los más grandes martirios. Pero la tierna y pálida joven que se siente liberada al matar una pulga es de su mismo linaje. La nobleza en la mujer sólo conoce este afán: prevalecer al lado del hombre grande y fuerte. Esta ansia, actualmente, sólo puede satisfacerse si la mujer conquista el amor del hombre. El amor le somete al hombre. Este amor no es natural. Si así fuera la mujer se acercaría desnuda al hombre. Sin embargo, la mujer desnuda está desprovista de encantos para el hombre. Puede encender el amor viril, pero no conservarlo. Se os habrá contado que la verguenza hizo necesaria la hoja de parra primigenia. ¡Qué error! La verguenza, este sentimiento trabajosamente construido por una civilización refinada, era ignorada por el hombre primitivo. La mujer se vistió, se convirtió en un misterio para el hombre, con objeto de hundir el deseo en su corazón. Suscitar el amor es la única arma que la mujer posee actualmente en la lucha de sexos. Sin embargo, el amor es hijo del deseo. Estimular la pasión y el deseo en el hombre constituye la esperanza femenina. El hombre puede dominar a la mujer gracias a la posición que ha logrado en la sociedad humana. Le anima la necesidad de bienestar que también se manifiesta en su vestimenta. Todo bárbero querría parecer un conde. Con el matrimonio adquiere la mujer, gracias al hombre, el sello social, tanto si había sido una cocote o una princesa. Su posición anterior se olvida. Por ello, la mujer se ve obligada a apelar, mediante su vestimenta, al interés del hombre, haciendo un llamamiento inconsciente a su enfermiza sensualidad de la que sólo es responsable la civilización de su época. En la vestimenta masculina la transformación se efectúa de modo que las grandes masas, en su apremio, se lanzan en busca de distinción y de este modo desvalorizan la que en un tiempo fue forma elegante; entonces los verdaderamente elegantes, o, mejor dicho, los que la masa conceptúa como tales, han de mirar en derredor suyo buscando una nueva forma para distinguirse de los demás. En cambio, la renovación de vestimenta, en la mujer, sólo es dictada por la evolución de la sensualidad. Y la sensualidad cambia constantemente. Ciertas aberraciones tienen lugar con cierta normalidad en una época, para luego dar paso a otras. Las condenas, según los párrafos 125 a 133 de nuestro Código penal, son la revista de modas más fidedigna. No quiero remontarme más lejos. A finales de la década 1870-1880 y comienzos de la siguiente, la literatura que buscaba impresionar a través de su sinceridad realista, rebosaba de descripciones de belleza sensual femenina y de escenas de flagelación. Bastará que recuerde a Sacher-Masoch, Catulle Mendés, Armand Silvestre. Poco después se realzó la exuberancia, la feminidad madura mediante los trajes. Quien aún no la tenía hubo de simularía: le cuí de París. Después se produjo la reacción. Se puso de moda la mujer infantil. Se suspiró por la inmadurez. Se sondeó y alabó la psique de las jóvenes. Peter Altenberg. Los Barrison bailaban en el escenario y en el alma del hombre. Entonces desapareció de la vestimenta de la mujer cuanto era propiamente femenino. Disimuló sus caderas, las formas acentuadas de las que antes se enorgullecía pasaron a resultarle molestas. La cabeza, gracias al peinado y a las mangas anchas, adquirió expresión aniñada. Pero también han pasado ya estos tiempos. Se me objetará que, precisamente ahora, los casos de tribunal que conciernen a criminalidad relativa a niños aumentan de modo espeluznante. Cierto. Ésta es la mejor prueba de que ha desaparecido de los círculos elevados y de que ya empieza su peregrinación hacia abajo. Pues la gran masa no tiene los medios necesarios para evitar lo ignominioso. Verdad es que una tendencia constante ha pasado por este siglo. Siempre ha parecido más poderoso lo que es, que lo que fue. La primavera ha sido la época predilecta en este siglo. Los pintores de flores de épocas anteriores nunca habían pintado capullos. Las bellezas profesionales alcanzaron en la Corte de los reyes franceses su máximo esplendor a los cuarenta años. Pero, actualmente, incluso para los hombres que se tienen por completamente normales, esta fecha en la evolución de la mujer se ha desplazado veinte años. Toda mujer escoge formas que tengan características juveniles. Prueba de ello: Pónganse una al lado de otra las fotos de los últimos veinte años de una mujer. Dirá: "¡ Qué mayor parecía hace veinte años!" y habremos de admitir que en la última foto es donde aparece más joven. Como ya he advertido, también se producen corrientes paralelas. La principal, cuyo final aún es imprevisible, y también la más poderosa, porque parte de Inglaterra tiene la misma orientación que halló la refinada Grecia: el amor platónico. La mujer sólo es para el hombre un buen camarada. También a esta tendencia se le pasó la factura y condujo a la creación del traje sastre; es decir, del traje hecho por el sastre para caballero. Pero en la esfera social, que también toma en cuenta, en la mujer, la procedencia distinguida, es decir, en la alta nobleza —en la que el linaje de la mujer se observa incluso después de varias generaciones— se nota una emancipación de la moda femenina vigente, en tanto que en ella también se tributa homenaje al rasgo de elegancia externa. Por esto, la gente no cesa de asombrarse de la sencillez que reina en la aristocracia. De lo dicho se deduce que la dirección de la vestimenta de caballero la lleva el hombre que disfruta de la más alta posición social; pero la dirección de la moda femenina la detenta la mujer que ha de desarrollar el sentido más rebuscado para despertar la sensualidad: la cocote. La vestimenta de la mujer se diferencia externamente de la masculina por la preponderancia de efectos ornamentales y de cobre y por la falda larga que cubre enteramente las piernas. Estos dos hechos nos muestran que, en los últimos siglos, la mujer ha quedado muy rezagada en la evolución. Ningún período cultural llevaba en épocas pasadas trajes de color vivo y ricamente adornados. La grandiosa evolución que ha tenido lugar en este siglo ha superado felizmente el ornamento. Ahora tengo que repetirme. Cuanto más recóndita es una civilización tanto más vigoroso aparece el ornamento. El ornamento debe ser superado. El papúa y el criminal se hacen tatuar la piel. El indio cubre de ornamentos totalmente su barca y remos. Pero la bicicleta y la máquina de vapor carecen de ornamentos. La civilización que progresa elimina de los objetos la necesidad de ornamentación. Los hombres que quieren acentuar su relación con épocas pasadas se visten, aún hoy en día, con terciopelo, seda y tejidos dorados: los magnates y el clero. Hombres a quienes se desea impedir un progreso moderno, la espontaneidad, serán vestidos con terciopelo, seda y tejidos dorados: lacayos y ministros. Y el monarca, en determinadas ocasiones, se viste de púrpura y armiño, sea esto o no de su gusto: como primer servidor del Estado. También en los soldados se aumenta la sensación de servidumbre mediante uniformes de color y elementos dorados. La túnica larga, que llega hasta los tobillos, es el distintivo común de los que no trabajan físicamente. Cuando la actividad corporal y asalariada aún era incompatible con la procedencia libre y noble, el señor llevaba traje largo y el siervo pantalones. Actualmente, aún ocurre así en China: mandarín y "coolie". Así, el clero acentúa en Occidente, mediante la sotana, su actividad no dirigida al lucro. El hombre del estrato social más alto, ha logrado el derecho al trabajo libre; sin embargo, con motivo de fiestas todavía lleva una prenda de vestir que le llega hasta las rodillas: la levita. A la mujer de estos círculos no se le premite aún una pura actividad ganancial. En las capas sociales en que ha pedido el derecho a ganarse la vida, usa también pantalones. Puede pensarse en la minera de carbón, en Bélgica; en las vaqueras alpinas, en la pescadora de camarones del Mar del Norte. El hombre también tuvo que luchar por el derecho a llevar pantalones. El cabalgar, actividad que sólo exige una formación corporal, pero que, en sí, no proporciona ganancias, fue la primera etapa. Los hombres han de agradecer la vestimenta corta a la floreciente caballería del siglo XIII. Esta conquista no pudo desterraría el siglo XVI, cuando cabalgar pasó de moda. La mujer ha pedido por primera vez en los últimos cincuenta años el derecho a la formación física. Un hecho análogo: Lo mismo que en el siglo xiii se hizo para el jinete, en el XX se hará para la conductora de bicicleta la concesión del uso de traje corto o de pantalones, y con ello ya se ha dado el primer paso hacia la aprobación social del trabajo femenino. La nobleza en la mujer sólo conoce un afán: afirmarse junto al hombre poderoso. Este afán, actualmente, sólo puede calmarse cuando la mujer alcanza el amor del hombre. Pero vamos al encuentro de una época nueva, más grande. La independencia económica de la mujer, lograda gracias al trabajo y no a la interferencia de la sensualidad determinará una igualdad de posición respecto al hombre. El valor de la mujer no bajará ni subirá en el cambio de la sensualidad. Dejarán de tener efecto el terciopelo y la seda, flores y cintas, plumas y colores. Todo esto desaparecerá. La reconstruccion en la postguerra Psicológicamente, el espíritu de reconstrucción surge del profundo instinto del ser humano como una protesta realista y como símbolo de su voluntad de vivir. Las guerras, tanto si resultan afortunadas como si no lo son, dejan tras de sí varias formas de depresión entre la población. Tras la experiencia finlandesa, el valor humano del espíritu reconstructivo ha quedado patente ce no antítesis de la negación de la guerra, como resultado de esos dos principios —el practico y el psicológico— la iniciativa de reconstrucción ha hecho valer sus derechos en Finlandia. Al final de la última gran guerra pudo verse en embrión la necesidad de la reconstrucción. La lenta y dolorosa reconstrucción de Bélgica y de algunas zonas francesas fue parcialmente responsable de las epidemias y otros sufrimientos de la post-guerra. Ahora, en relación con la guerra actual, el país que primero ha sentido su peso y que ha logrado re’ urgir debe mostrar el camino. Finlandia debe ser el primer lugar en que se experimente e investigue la actividad humana que hoy llamamos reconstrucción. Este es el deber que este país tiene con la humanidad, y el deber del resto de los países es la ayuda que pueden prestar para que esta experiencia resulte afortunada y de utilidad internacional. La reconstrucción en la postguerra se diferencia le un desarrollo normal en un país cualquiera en que viene acompañada del problema de una necesidad humana desproporcionada —necesidad apremiada por la emergencia, combinada con una cantidad anormal de traba o por hacer. La reconstrucción de la postguerra difiere también de los programas de ayuda y de, por ejemplo, la actividad de la Cruz Roja, en que su labor no tiene absolutamente nada de provisional. La reconstrucción recuerda algunos aspectos de la actividad de la colonización en tiempos pasados, si exceptuamos que, en este caso, la civilización existe ya, aunque su parte material haya sido destruida y deba reconstruirse. Se diferencía asimismo de la colonización en los elementos le tiempo y alcance, pues en esta reconstrución el tiempo es muy limitado y las necesidades cuantitativas son comparativamente enormes. Existe una necesidad muy definida de investigación cuidadosa y de organización, si la tarea pretende realizarse con éxito, y la tragedia de la guerra se limita para que los elementos importantes de la civilización no puedan ser destruidos. Un resumen escueto muestra la dificultad s problemas y la dureza de la tarea organizativa de la reconstrucción. Todos los países beligerantes tendrán necesidad de ella con la misma velocidad con que la guerra moderna los destruye. Vamos a concentrarnos en parte insignificante del problema: la velocidad. Existe un factor que es la antítesis de la buena calidad y que consiste en la necesidad de construir apresuradamente. La necesidad inmediata es la de tener listas las viviendas lo antes posible. Evidentemente nos hallamos ante los mismos problemas experimentados con anterioridad en los períodos de colonización. Sabemos que en estas circunstancias se construían barracones, en primera instancia. Esos barracones no resultaban suficientemente prácticos para una vida organizada y tuvieron que ser reemplazados por nuevos edificios. Incluso estas «segundas ciudades rara vez reunieron las condiciones para una vida más permanente; y por esto llegaron las ((terceras ciudades». ¡Qué antieconómico) resulta el sistema de las sustituciones! De otro lado, disponemos de ejemplos en Estados que intentaron construir ciudades completamente acabadas en un primer paso aunque no se dispusiera del tiempo necesario para tal empresa. En el primer Plan Quinquenal ruso podemos hallar casos de estos intentos, y sabemos que con resultados poco afortunados en lo que respecta al programa de construcciones. Debe existir un tercer sistema, que en el peri ido más breve satisfaga todas las necesidades elementales de la población. Pero ese sistema debe, al mismo tiempo y sin demolición alguna, crecer hasta el punto de la completa satisfacción de las necesidades de una sociedad civilizada:
Resumiendo, se procura en primer lugar las paredes y el techo; en segundo lugar, la calefacción e iluminación; luego, se aumentan las instalaciones higiénicas. El próximo paso incluye mejores materiales, y el paso final es una vivienda moderna semejante a cualquier unidad acabada de una ciudad actual.
Finalmente, para llevar a cabo un plan de es estilo debemos disponer de un programa especial. América nunca tuvo escasez de materiales. Pero Finlandia se enfrenta a una insuficiencia debida a la falta de transportes y a dificultades financieras que motivan este problema. Hoy debemos enfrentarnos a la urgencia en la búsqueda de un sistema que ayuda y al crecimiento de nuestras ciudades en consonancia con los suministros potenciales. Del mismo modo, cada detalle de la reconstrucción, tanto ideológica como material, debe desarrollarse orgánicamente. Hemos de construir casas que han de crecer. La vivienda en crecimiento debe reemplaza a la ((máquina de vivir». Este es el enfoque humano para el constructor de hoy. Urbanismo en ciudades preexistentes Hoy que el urbanismo o el arte del planteamiento (los hijos amados tienen muchos nombres) y la actividad resultante, la planificacion del trafico, han llegado a ocupar una posicion tan influyente en el campo de la politica social nos encontramos ante un fenomeno nuevo y de una amplitud sin precedentes. Conviene, ademas, que nos percatemos de que esa enorme actividad planificadora sobre el papel va mucho mas alla que los procesos reales por las cuales las ciudades vienen a ser, los procesos reales por las cuales las ciudades vienen al ser, procesos que parten siempre de la construccion de los edificios y de su consecuencia inmediata: la armonizacion de las distintas unidades de edificacion entre si. Como resultado del progreso tecnologico y aun mas de los cambios sociales, nos enfrentamos a una situacion en la que la planificacion del trafico -muy ligada al urbanismo- ha adquirido una importancia tan decisiva que hoy podemos afirmar que el urbanismo ha quedado reducido a una especie de ordenacion del trafico en la que hasta la ubicacion de los edificios esta predeterminada. Tal fenomeno, en esta forma, es desde luego transitorio, como lo son todas las transformaciones formales observables en la sociedad humana. Considero aqui solo un aspecto de esa vasta batalla de papel: lucha por lo absoluto. Toda epoca, sea mas larga o mas corta, aunque solo abarque parte de una epoca, incluso la mas breve de las imaginables, por ejemplo, una sola generacion, tiende a creer que su tiempo posee un caracter definitivo. EN realidad, esto es muy humano y aunque todo del mundo hable de perspectivas a largo plazo, lo que se dice y lo que se hace solo puede implicar la actividad y la vision de un periodo pasajero. La gente juega con el concepto de futuro a pesar de que no tiene de el sino una idea hipotetica y conjetural, y a menudo ni siquiera eso. Un proyecto de futuro es, en el mejor de los casos, una incertidumbre localizada dentro de un periodo de tiempo bastante breve al que se da una denominacion falsa. La vida en absoluto es un fenomeno estatico, sino un proceso en movimiento dentro de un espacio que cambia constantemente, y en su reino, por muy criticos que seamos, no cabe la certidumbre, ni siquiera la mas limitada. Las diversas parcelas de la vida, ubicadas en un espacio en continuo movimiento, pueden experimentar transformaciones especificas (naturalmente solo basta cierto punto), pero el medio urbano presenta unas caracteristicas que lo diferencian esencialmente de las demas formas de vida: una ciudad, al contrario que las entidades a pequeña escala, cotidianas y a corto plazo, es incapaz de ajustarse a las alteraciones del ritmo de vida. La ciudad, una vez construida, no puede cambiar de la noche a la mañana. Y esto significa que tanto sus aspectos positivos como los negativos continuaran existiendo durante un tiempo considerable, y, por tanto, seguiran ejerciendo su influencia, sea esta beneficiosa o dañina. En Europa todavia tenemos ciudades cuyos centros siguen mostrando la planta basica de los estandarizados campamentos romanos. Hay pues razones para esforzarse por descubrir metodos para idear formas mas adaptables de urbanismo que puedan desplazar esa actividad planificadora de nuestros dias, tan empeñada en llegar a soluciones de validez absoluta mediante la aplicacion de los procedimientos de nuestro efimero presente. |