1. El Banco Central Europeo y el Banco Federal Alemán Desde 1999 once de los quince miembros de la Unión Europea (UE), a saber, Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y Portugal, constituyen una “zona euro” con tipos de cambio fijos. En el año 2002 estos países suprimirán definitivamente sus monedas nacionales. Grecia, país que tiene que superar determinados problemas en el plano de la estabilidad económica, se incorporará en 2002. Gran Bretaña se reserva una opción de adhesión y, a petición propia, Dinamarca y Suecia no participan (todavía) en el sistema. De todos modos, al haber acoplado el tipo de cambio de la corona danesa con carácter fijo al marco alemán, Dinamarca indirectamente ya forma parte de la “zona euro”.
El 1 de junio de 1998 inició su labor el nuevo Banco Central Europeo (BCE), con sede en Francfort del Meno, la metrópoli bancaria alemana. Como guardián de la moneda única, el euro, que desde 1999 ya se utiliza paralelamente a las monedas nacionales en las operaciones que no se realizan en efectivo y que a partir del 1 de enero de 2002 se pondrá en circulación como moneda de curso legal (es decir, en forma de monedas y billetes), sustituyendo a las antiguas monedas nacionales de los Estados miembros (las cuales se retirarán de la circulación a más tardar el 1 de julio de 2002), su cometido consiste en aplicar una política monetaria común con el objetivo prioritario de garantizar la estabilidad de los precios. El principal órgano rector del BCE es el Consejo de Gobierno, formado por los seis miembros del Comité Ejecutivo del BCE y los gobernadores de los once bancos centrales nacionales de los países participantes en el euro, entre ellos el Banco Federal Alemán (Bundesbank).
Los bancos centrales nacionales aplican las decisiones del BCE en sus respectivos países. El Banco Federal Alemán se sirve a estos efectos de los Bancos Centrales de los Estados Federados alemanes. Eso sí, la preponderancia del BCE no deja de repercutir en la posición de las instituciones alemanas: los responsables políticos están examinando actualmente la posibilidad de compactar el aparato del Bundesbank y fusionar algunos de los Bancos Centrales de los Estados Federados.
2. Los pilares financieros del sistema bancario alemán En Alemania existen «bancos mixtos», es decir, bancos que realizan prácticamente todo tipo de negocios bancarios, y bancos especializados en determinadas funciones, como por ejemplo los bancos hipotecarios o las cajas de ahorros para la construcción (ahorro-vivienda). En los bancos mixtos cualquier particular o empresa puede por ejemplo abrir una cuenta corriente o de ahorro o tomar un crédito o préstamo. También se cambian divisas en ventanilla. Se pueden comprar acciones –es decir, partes del capital social de sociedades anónimas –, deuda pública o títulos de empréstitos emitidos por corporaciones o instituciones privadas. A petición del cliente, los bancos se encargan asimismo de la administración de los títulos. Por ejemplo, a través de una sucursal de su banco en una ciudad de provincias alemana, el cliente puede comprar por anticipado una partida de la próxima cosecha de soja en Chicago y, en la misma operación, volverla a vender seis meses después.
A diferencia del sistema anglosajón, en el cual una casa negocia por ejemplo solo con títulos-valores, los bancos alemanes abarcan diversos ramos, lo cual da lugar a una dispersión del riesgo y garantiza a los establecimientos financieros máxima flexibilidad y estabilidad. Los bancos cubren sus costes propios con comisiones por las operaciones que efectúan por encargo de sus clientes, con los intereses que cobran por los créditos concedidos y mediante la inversión lo más rentable posible del capital propio, con el cual a su vez deben garantizar los depósitos de los clientes.
En el sistema bancario alemán se distinguen tres grandes tipos de entidades: las cajas de ahorros, los bancos cooperativos y la banca privada, que a su vez cuentan con multitud de sucursales e instituciones centrales. En el vértice de la pirámide se sitúan los bancos centrales de los Estados Federados y el Banco Federal Alemán.
Todos los bancos juntos, al competir entre sí ofreciendo condiciones financieras bastante similares, garantizan la cobertura de los servicios financieros y crediticios en todo el territorio nacional.
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