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PREMIO NOBEL DE ECONOMIA (Un NOBEL con “V”)“PREMIO NOVEL DE ECONOMIA 2009”
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A la muerte de Alfred Nobel se produjo una situación curiosa con respecto a las instituciones responsables de conceder los premios, ya que Alfred Nobel las nombró sin previa consulta a las propias instituciones sobre su aceptación o sobre los criterios para la adjudicación de los premios. Sin embargo, tras muchas dudas dentro de estas mismas instituciones, todas ellas aceptaron. El Premio Nobel de Economía no fue provisto de fondos con base en el "Testamento de Nobel" y por tanto técnicamente no es un Premio Nobel (y la actual familia Nobel no lo acepta como tal). Sin embargo, este premio se concede junto con los otros Premios Nobel. En este mismo ano 1968 se decidió no añadir ningún otro premio "en memoria de Nobel" en el futuro. En febrero de 1995 se acordó que el premio de ciencias económicas se redefiniría como un premio en ciencias sociales, abriendo así el Premio Nobel a grandes contribuciones en campos como las ciencias políticas, la psicología y la sociología. Además, el comité del premio de ciencias económicas sufrió cambios para que dos miembros no economistas participaran cada año en el proceso de selección (anteriormente el comité del premio estaba compuesto únicamente por cinco economistas).
Si bien los laureados son, por lo general, economistas, el comité que determina los premios ha dejado abierta la posibilidad de incluir a especialistas en ciencias sociales y humanidades. Por eso es que Herbert Simon, con estudios en ciencia política, fue distinguido con este premio en 1978. Uno de los casos más escandalosos entre los laureados fue ciertamente el de Milton Friedman, quien recibió el premio en 1976 a propósito de sus aportaciones en torno a la teoría monetaria y la inflación. Como se recordará, la Escuela de Chicago fue particularmente influyente en el modelo económico adoptado por Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet. En consecuencia, Friedman realizó una visita en 1975 al país sudamericano, donde dictó conferencias y se entrevistó con altas autoridades de la nación, incluyendo, por supuesto, al mismísimo Pinochet. Otro caso que tuvo resonancia, sobre todo porque dio pie a una película (A Beautiful Mind), muy exitosa por cierto, ganadora de varios premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, es el de John Nash, galardonado en 1994. Nash padece esquizofrenia y aparentemente es anti-semita. El año pasado, la distinción fue a parar a las manos de Paul Krugman, quien fue un notable crítico de George W. Bush, y no faltaron quienes acusaron al comité sueco de otorgar el premio a partir de criterios políticos, algo que sus miembros negaron en un comunicado. Además de estas controversias, es evidente que América Latina, África y Asia –salvo el caso ya citado de Amartya Sen- no existen para la Real Academia Sueca de Ciencias. De hecho, la lista de galardonados ratifica el etnocentrismo imperante en torno a las ciencias económicas, donde sólo cuenta lo que dicen los nacionales de países desarrollados –sobre todo si son estadounidenses- y la reflexión que se hace en los países en desarrollo, simple y llanamente es obviada y no necesariamente por un problema de idioma –casi todas los trabajos de los galardonados, han sido publicados en inglés y la Real Academia Sueca de Ciencias no ha tenido la sensibilidad para abrirse a trabajos en español, portugués u otras lenguas, algo que podría hacer sin mayores problemas. Lo anterior no demerita, en modo alguno –salvo en el caso de ciertas personalidades- a los premiados. Ahí está Joseph E. Stiglitz, distinguido en 2001 con el galardón, quien ha documentado los males de la globalización y sus efectos perniciosos en las sociedades, particularmente en las más desvalidas. Sin embargo, ¿no sería mejor premiar a los economistas y otros científicos sociales oriundos de esas sociedades desvalidas? El comité encargado de adjudicar los premios ha sufrido algunas transformaciones. A raíz de la controversia en torno al galardón otorgado a John Nash se dispuso que sus miembros tuvieran una permanencia por tres años en el cargo –anteriormente no había un tiempo establecido para que prestaran sus servicios en el comité. Los miembros, además, en su mayoría son economistas y son suecos, por lo que quizá valdría la pena incluir a economistas prestigiados procedentes de países en desarrollo, además de difundir más ampliamente los criterios en estas naciones, para postular candidatos a tan singular distinción. Porque hoy por hoy, tal y como está integrado el comité, pareciera que está diseñado para premiar, desde el Norte –esto es, países desarrollados- a nacionales del Norte y ello le resta legitimidad y autoridad moral al Premio Nobel de Economía. Su sexismo, por otra parte, no queda subsanado con el otorgamiento del premio en 2009 por primera vez a una mujer. Y para una sociedad progresista e igualitaria como la sueca, este tipo de situaciones pueden y deben ser subsanadas.
Ninguno de los dos ganadores se encontraba entre los favoritos de las quinielas. La casa de apuestas Ladbrokers daba a Ostrom y a Williamson una probabilidad de victoria exigua, de 50 a 1. El español Xavier Sala-i-Martí, y Jordi Galí, director del Centro de Investigación de Economía Internacional de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.también candidato al premio en esta edición, tenía una probabilidad de 10 a 1. O ![]() liver E. Williamson .-Se doctoró en Economía en 1963 en la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, y es profesor en la universidad de Berkeley (California). La tesis principal de Oliver Williamson es que los mercados, las organizaciones jerárquicas y las empresas son las mejores formas de organizar diferentes métodos para la solución de los conflictos económicos. La teoría de Williamson implica que los comerciantes tienen más probabilidades de llevar a cabo sus transaciones en una relación de negocios, el más específico de sus activos. Williamson se pregunta principalmente: ¿A qué se debe la propia existencia de las organizaciones? Podemos decir que Oliver Williamson realiza un gran esfuerzo por desarrollar una teoría de economía institucional ya que intenta unir dos disciplinas totalmente independientes como lo son las economías de mercado y teoría organizacional. Y en este esfuerzo intenta combinar mediciones del mercado con variables relacionadas con la estructura interna de las organizaciones.Los asuntos relacionados con la gobernanza, o las reglas por las cuales se ejerce la autoridad en las compañías y las economías, han estado en el corazón de la actual crisis económica mundial. El fracaso demostrado por juntas directivas, por ejemplo, para evitar compensaciones excesivas o prevenir pagas extraordinarias que premian excesivas tomas de riesgo, puede ser considerado un tema de mala gobernanza empresarial. |