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4.9. Conclusión Este capítulo nos llevo a pensar y flexionar en lo poderoso que es nuestro Dios, no solo por los nombres con los que es identificado, sino que estos nombres declaran fielmente las maravillas que Él hizo, hace y hará a favor de sus hijos. Las personas que aun no se entregan a Él, es porque ignoran su poder y amor hacia los que le temen, es porque no han leído, en este caso, el libro de los Salmos, en donde menciona muchos de sus nombres y las maravillas que hizo entre el pueblo de Israel, por eso, podemos pensar que hasta llegan a dudar que hay un Dios todopoderoso, pero cuando lo conocen y experimentan su poder, no hay nada que les haga perder su confianza en Él en los momentos más difíciles. El, a través de su Palabra se ha dado a conocer hasta donde el quiso, en cuanto a su persona y sus atributos. Algo que nosotros debemos hacer es estudiar más su Palabra para conocerlo más y así adorarlo como Él quiere. Mientras no lo conozcamos, no podemos adorarlo, pues su Palabra señala como debemos adorarlo. 4.10. Cuestionario 1.- El libro de los Salmos aparte de ser el himnario judío, ¿También es? 2.- ¿Cuál es el libro de la Biblia más leído en los cultos cristianos? 3.- ¿Habrá alguna persona que no sepa nada de Dios? 4.- ¿De cuantos metros de ancho y de altura eran algunas de las murallas antiguas? 5.- ¿Por qué Dios es nuestra gran fortaleza en este tiempo?
HOJA DE ESTUDIO DE UN PASAJE BÍBLICO
LECCIÓN CINCO LOS HIMNOS DEL REY EXALTANDO A SU DIOS 5.1. Introducción Los Salmos contienen el clamor del pueblo, tal y como hemos estudiado en las lecciones anteriores. Como hemos escuchado en algunas ocasiones, el libro de los Salmos es el himnario de los israelitas usado en el acto cultico, en la adoración a Dios. Por esta razón, en estos últimos cuatro capítulos estudiaremos los diferentes himnos que compuso el rey David o el pueblo. Es de suma importancia conocer el contenido de estos himnos, para tener una idea de cómo alababan a Dios y cómo podemos hacerlo nosotros hoy. El acto litúrgico no debe ser como nosotros queramos, sino de acuerdo a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. El gran error hoy, es que imitamos al mundo, no sujetándonos a las reglas establecidas por Dios en su Palabra, porque a Él no le agrada lo que nosotros imitamos o inventamos. Porque la adoración que a Él le agrada, es la que el mismo dejo establecido. Por esta razón, en este trabajo, daremos algunas recomendaciones litúrgicas y bíblicas para el servicio a nuestro Dios. Todo lo que se refiere a Dios, tiene un orden que seguir 1Co.14:40. Pues la verdadera adoración, no debe ser de labios, sino con todo nuestro ser. En el II Libro de los Salmos, encontramos recomendaciones en cuanto a la adoración para nuestros días, basado en los atributos de nuestro Eterno Dios. 5.2. El gran Creador Salmo 66; 69:30-35 Dios es el Gran Creador, el mismo lo declara desde las primeras páginas de la Biblia: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.”33 No hay dios como El, en poder y gloria, pues en toda la Biblia se presenta a Dios como el único que posee estas características. Por lo tanto, el es el único digno de recibir toda la honra y la gloria en el cielo y en la tierra. El salmista adora a este Dios, celebrándolo con canticos de exaltación, convocando a toda la tierra a la adoración: “¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra! Canten Salmos a su glorioso nombre; ¡ríndanle gloriosas alabanzas! Díganle a Dios: ¡Cuán imponentes son tus obras! Es tan grande tu poder que tus enemigos mismos se rinden ante ti. Toda la tierra se postra en tu presencia, y te cantan Salmos; cantan Salmos a tu nombre.”34 La verdadera adoración, nace de un corazón humillado ante la poderosa gloria de Dios. Actualmente, hay muchos adoradores superficiales, que no adoran conforme a la voluntad de Dios, sino conforme a sus propios y humanos criterios. Dios busca verdaderos adoradores: “Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.”35 La adoración a Dios no es solamente cantar por cantar, mucho menos ir al Templo por cumplir. La adoración a Dios consta de una actitud humilde ante su presencia, para que toda la gloria sea solamente a el, y no al adorador. Hoy, el culto se asemeja más a una simple reunión, en donde todos se preocupan sobre quien actúa mejor; entonces unos gritan, otros silban o aplauden a la persona; por lo que Dios está lejos de ellos. Los verdaderos adoradores somos nosotros, cuando entregamos a Él, toda nuestra vida. En el Salmo 66, encontramos la invitación del salmista, convocando a toda la tierra para que adore a su Creador con alegría. El culto a Dios debe ser una fiesta, y no una celebración triste, porque el Dios que adoramos ¡vive!, por lo tanto, se debe desarrollar con gozo. Debemos reconocer que su nombre es conocido en todo el mundo, mas nosotros lo debemos seguir proclamando. Su gloria y su poder sustentan a todos. La adoración a Él, no está limitada a un solo grupo de seres vivientes, sino que toda la creación es invitada a hacerlo, dándole gloria, alabanza y tributo a Él. Con sus labios deben anunciar, que sus obras son maravillosas, por eso David exclama asombrado de la grandeza de su Dios, y en sus alabanzas no hay diminutivos a esa grandeza, sino que es el Todopoderoso, el gran Creador y no un diosito. Verdaderamente es sorprendente lo que Dios ha hecho, hace y hará, en su creación, porque Él es un Dios eterno, gobernador de todo lo que sustenta según He.13:8. Por esta razón, el Sal. 66:4, declara que la creación tiene el gran deber de adorar a su Creador. El gobierno universal de Dios, debe ser reconocido por todos los habitantes del mundo. Este reconocimiento, no es un mero gusto del hombre, sino un mandato establecido en la Palabra de Dios. Dios desea, que la actitud en la adoración de su pueblo, sea racional Ro.12.1. El es el único en recibir homenaje, como el gran Creador del universo. En 66:5, encontramos la invitación a contemplar las obras maravillosas, pues no solamente el hombre es invitado a proclamar, sino también a contemplar lo maravilloso de las obras. No podemos dejar, de admirarnos ante la grandeza de su creación, pues continuamente esta sustentando, desde lo más pequeño, hasta lo más grande, toda su creación. Como hijos de Dios, tenemos el gran privilegio de alabar y contemplar la majestuosidad de la creación divina, pues nosotros no debemos aceptar, las teorías infundadas de la creación, ya que tenemos una postura verídica en la Biblia que Dios es el Creador de todo lo que existe. A continuación, presentamos la estructura de este Salmo: “En este poema se reúne un himno de alabanza a Dios (vv.1-7); un canto colectivo de acción de gracias (vv.8-12); y una acción de gracias individual.”36 He aquí, la base de la adoración a Dios, dada desde la eternidad y hasta la eternidad; porque Él es el único Creador de cuanto existe. Por eso, el Salmo 69:34 dice: “Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos…”37 Aquí, el rey David nos invita a exaltar a este único Dios. Por lo tanto, no debemos venerar a la creación ni a dioses falsos, sino únicamente al Gran Creador, el Dios de la Biblia. 5.3. Cantaba a Dios por victoria 68; 69:30-35 En el Salmo 68, encontramos la adoración del pueblo agradeciendo a Dios por su intervención, en tiempos difíciles. Según el comentarista, Guillermo A. Ross: “Es uno de los más grandes Salmos. Fue un favorito de los cruzados de la Edad Media; de los hugonotes, de Savonarola y de Cronwell. Contiene citas de la bendición de Moisés (Dt.33), y del cantico de Débora (Jue.5). Consta de seis partes. (1) Un inspirado preludio (1-6); (2) Hace recuerdo el salmista de algunos triunfos del pasado, por ejemplo en el éxodo y en el desierto (7-10); En la conquista de Canaán (11-14), y al escoger a Sion como lugar de su habitación (15-18). (3) Dios aparece como el salvador presente de su pueblo y el vencedor de sus enemigos (19-23); (4) Describiese a un Israel reunido que marcha en procesión triunfal en honor de la victoria que Dios les había dado (24-27); (5) Los reyes paganos traen sus tributos a Jerusalén (28-39); (6) El Salmo termina con una doxología magnifica (32-35).”38 Aquí, encontramos la victoria de Dios dada a su pueblo, por lo que tenemos que considerar este pensamiento, pues toda victoria no es del hombre, sino que procede de Dios. En este pensamiento, encontramos la confusión de la humanidad moderna, que todo logro del hombre es por y para el hombre, justificándose con el conocimiento y capacidad que tienen, pero esto no es cierto, porque todo lo que hace y posee el hombre, es porque Dios así lo permite, porque sin Él, nada sucede. El salmista, había entendido claramente este concepto desde su infancia, como buen israelita. Porque cuando se enfrento con Goliat, apelo a Jehová diciendo: “En el nombre de Jehová.” En este Salmo, se ve manifiesta la confianza del rey hacia su Rey; desde sus primeras líneas, declara que la victoria es solamente en el nombre de Jehová. En el Salmo 68:1, el escritor utiliza la frase ‘¡Levántese Dios!’, frase que está basada en Nm. 10:35-36, que es una expresión antigua del pueblo de Israel, cuando trasladaban el Arca del Pacto. Cuando el ejercito marchaba, exclamaba así, pero cuando se detenía, decían: “¡Vuelve, oh Jehová!” No cabe duda que el rey David, exaltaba a Dios con todo su corazón, componiendo alabanzas en su honor, pues cuando se levantaba Jehová, eran esparcidos los enemigos, se mataban unos a otros, o morían de diferentes maneras, como en el caso de los egipcios, que fueron muertos en el Mar Rojo y tragados vivos por la tierra. He aquí cómo se manifiesta, el poder del Dios maravilloso; derrotando al enemigo, más los que confían en el, se gozaran en su presencia vv. 2, 3. Si Dios es nuestro gran Vencedor, debemos adorarlo con todo nuestro corazón, según v. 4. Es precisamente lo que hace David, exaltando a Dios, como el único digno de adoración, de quien vienen todas las victorias. David escribe que Dios, es el Padre de los huérfanos, las viudas y de los cautivos. Toda la tierra debe poner su confianza en Él, pues solamente en Él: “Somos más que vencedores” Ro. 8:38 Cuando Dios habla, tiembla la tierra, huyen los enemigos y se esparcen los reyes, porque Él es el único Omnipotente, según los vv.8-31. En los vv. 32-35, encontramos nuevamente otra invitación a la adoración. Pero, lo que nos llama la atención en este Salmo, es que termina con una doxología elegante, exaltando absolutamente la soberanía del Dios Vencedor, el único que le da fuerza y vigor a su pueblo. Así como el pueblo de Israel, veían la intervención de Dios como “El Santo de Israel”, así nosotros, como creyentes en Jesucristo, debemos proclamar que él sigue siendo nuestro Dios, y el que nos da la victoria en todo momento. Por lo tanto, podemos concluir afirmando como el rey David: “¡Bendito sea el!” En el Salmo 69:30-35, encontramos nuevamente la invitación del salmista para exaltar el nombre de nuestro Dios. En este Salmo encontramos una alabanza triunfal, por que describe que Dios es el refugio de los oprimidos, menesterosos, y los prisioneros. Por eso es el único digno de ser alabado por la salvación que le da a Sion. El también nos dará el descanso perpetuo, el verdadero reposo, porque confiamos en el. La verdadera alabanza a Dios, no es ofrecer de los mejores sacrificios según el Salmo 69:31, 51:17, sino un corazón entregado y humillado ante el. Dios rechaza la hipocresía, el necesita un corazón integro para la adoración de su nombre. 5.4. Adoraba a Dios en el Templo Salmo 66:13-20,48:9, 65:1-4 El Templo, es un lugar establecido por Dios para su habitación, el ordeno la construcción del tabernáculo en tiempos pasados, y posteriormente la construcción del Templo en el reinado de David, pero no le fue permitido construir, sino hasta el reinado de Salomón. El primer Templo se construyo en Jerusalén, con una duración de siete años (1R. 6.1-38). El mayor deseo del Rey David, era estar en la presencia de Dios para ofrecerle alabanzas y sacrificios, según Sal. 66:13. Este Salmo declara que entraba al Templo con holocausto. Es importante recordar que el pueblo de Israel, cada vez que se presentaba a Dios era para ofrecer sus ofrendas, y precisamente, esto es lo que nos enseña y recuerda este pasaje, al presentarnos en la Casa del Señor con nuestras ofrendas y no con manos vacías. El salmista ve este mandamiento, como un alto deber que tenía que pagar, tal y como el Señor lo demandaba. El decía: “Te pagare mis votos”, por lo que es importante retomar este concepto bíblico como creyentes en el Señor, para que no haya necesidad en la Casa de Dios, ni en la nuestra. Cuando David entregaba su ofrenda, también derramaba su alma ante la presencia de Dios; ofreciéndole alabanzas. Imagínese usted cuantos himnos David le dedico a Jehová, los cuales están plasmados en el Libro de Los Salmos. Por eso, para mí, David es el gran rey himnologo de Israel. Por eso, en el Salmo 42:1-3, el declara tener sed de la Casa y de la presencia de Dios. Para David, el estar en la presencia del Señor en el Templo, era una necesidad que nada ni nadie podía satisfacer. Se encontraba inquieto cuando no tenía la oportunidad de estar en la Casa del Señor. En el Salmo 66:16-20, el rey nos invita a oír lo que le ofrecía a Dios, pues siempre le alababa por todos los favores divinos manifestados en su vida, no pasando nada por alto. Es importante aprender esta actitud de gratitud, pues nosotros parece que estamos más acostumbrados a pedir, más que agradecer. David nos exhorta, que para ofrecer nuestras ofrendas y nuestra alabanza al Señor, debemos estar apartados de iniquidad, según v.18, pues a Él no le gustan las cosas mezcladas con el orgullo del corazón, sino un corazón humillado ante Él. Por lo que tenemos que tomar en cuenta esta regla, para no ofender la santidad del Señor. En el Salmo 48:9, la gratitud y la alabanza por la misericordia de Dios, es celebrada en el Templo, por los hijos de Core. He aquí, la importancia del Templo. Nosotros debemos agradecer a Dios, por su gran misericordia en nuestras vidas, mientras que Dios, nos concede el privilegio vivir y tener un lugar en donde ofrecerle culto a su Nombre. El Templo, es un lugar donde se adora a Dios en una forma colectiva, no debemos desaprovechar este gran privilegio. Por último, el Salmo 65:1-4, nuevamente el rey expresa adoración al Rey, en medio de su Casa, invitándonos a adorarle por medio de sacrificios de victimas y de alabanza al Dios de Sion. En este mismo pasaje, esta la invitación a orar y oír, lo que Dios tiene preparado para su pueblo. El Templo, es un lugar donde todo hombre puede orar a Dios, sin importar raza, estatus social, sea un gran sabio o una persona iletrada. Tenemos que estar seguros que Dios nos oye, cuando oramos a Dios con fe. Es una dicha para el creyente que ora a Dios, poder hacerlo en cualquier momento, pero especialmente en su Templo, según v. 4. Cuando estamos en la Casa del Señor, estamos siendo saciados de todo bien. Imagínese cuantas bendiciones desaprovechamos, cuando dejamos de asistir al Templo. El Señor Jesús, también recalco la trascendencia espiritual del Templo, el dijo: “Mi casa será llamada casa de oración.”k el, como Señor de la Casa, defendió la dignidad de ella, lo que nos hace pensar, que el Templo no es un edificio común, sino que es la Casa de Dios. Por tanto, debemos guardar reverencia, cuando evitamos tratar otros asuntos, concentrándonos solamente en la adoración a Dios. Además, tenemos que cuidar el Templo, dándole el mantenimiento adecuado, no ocupándolo para otras cosas que no tiene que ver con los asuntos del culto a Dios, porque el habita ahí (Hab. 2:20). También tenemos que entender, que ir al culto, es para ofrecer lo mucho que el Señor nos ha dado. Pero el concepto que tenemos, no es así, vamos al templo para pedir, y rogarle al Señor para que nos de mas. Pero el concepto bíblico que el salmista tenia, era muy diferente. El iba al templo, para pagar sus votos, y ofrecerle sacrificios a Dios. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad humana, a la bíblica. Porque el ir al culto es para servir y ofrecer ofrendas a Dios, y no para que nos den o hagan lo que nos gusta. Porque el culto no es para ti, sino para Dios. |