Lección uno la oración del rey exaltando a su






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2.2. Exclamando su auxilio Salmo 44
Iniciamos con el Salmo 44, en él, la suplica es por razón de haber sido derrotados por sus enemigos. Así que, el pueblo apela a los hechos del pasado a favor suyo y por mano de Jehová. No desean pasar vergüenza delante de sus enemigos, como han sufrido en otras ocasiones; como cuando sufrieran esclavitud en territorio egipcio, sino celebrar victoria de Jehová a favor de Israel. Es por ello que claman a Dios, con la confianza porque confían que son escuchados y protegidos en la batalla.

Así que, confiados en el nombre de Jehová saben que tendrán la victoria en toda batalla. Lo mismo sucede con una hermana que ve interrumpidos sus sueños por el Diablo, entonces lo que ella hace es clamar al nombre de Jesús y el enemigo, huye porque el poderoso nombre de Jesús, es poderoso para reprender cualquier ataque del enemigo.

Es importante saber que la confianza que el cristiano tiene al nombre de Jesús, no es porque lo use como un amuleto en momentos difíciles para salir de inmediato de ellos, sino que durante su vida, el está confiado de la protección que encuentra en Jesús su Salvador.

El libro de los Hechos narra la experiencia de un cojo de nacimiento, que era puesto todos los días a las puertas del Templo. Hacia allá se dirigían los apóstoles Pedro y Juan, quienes viéndole fijaron sus ojos en el, seguidamente le dijeron: No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda.!8

Fue al mencionar el poderoso nombre del Salvador que aquel hombre fue sanado maravillosamente. De la misma manera el salmista podía recordar aquel momento en que frente al gigante Goliat, declarara que lucharía con él en el nombre de “Jehová de los ejércitos”, según 1S.17:45-50.

El salmista también declara la actitud general del pueblo ante la batalla, y dice: “Nosotros no confiamos ni en la fuerza del arco ni de la espada, nosotros confiamos en Jehová quien avergüenza a nuestros adversarios, por lo que a Él daremos toda alabanza y gloria.” Comentario personal del autor.

Es en la desesperanza que Israel clama a Dios, ellos dicen ser fieles a Él, si así no fuera, Dios mismo los hubiera atrapado en su mentira vv.20-21. Si bien hay quienes se han portado rebeldes a sus mandamientos, ¡míranos a nosotros, oh, Jehová! Pues hemos sido fieles a tus justos juicios. Y concluye: “Levántate, y ven a ayudarnos, porque en ti esperamos.” Comentario del autor.
2.3. Oración de sufrimiento Salmos 60; 69:1-11
El primer Salmo es nacional, de ahí que veremos la suplica del pueblo a Dios. La razón se debe a que han sido derrotados por sus enemigos, se sienten avergonzados y no solo eso, lo mas desesperante es que sienten que Jehová los ha abandonado, y ya no está más con ellos para pelear las batallas por su pueblo.

Como el vino embriagador que toma dominio del que lo bebe, así Israel se siente aturdido, pues no halla respuesta a su clamor, pensando que esta ha sido una prueba muy aguda por parte de Dios, y sobre todo que los ha abandonado.

“¡Vuélvete a nosotros!” v.1, la nación está en peligro, por lo que tienen unirse en suplica e implorar la pronta intervención divina. Saben que han pecado contra Dios y que por ello sientan que El este distante, lo mismo sucede con el cristiano, en donde los problemas cotidianos, no son comparables con la angustia que siente cuando está lejos de Dios, y está sufriendo las consecuencias de sus pecados.

Lo que declara a continuación el salmista es la respuesta que viene de Dios cuando les dice que todo le pertenece, que en su victoria repartirá el territorio ganado a sus elegidos, pues El peleo por ello, para darlo a Israel por su herencia perpetuamente.

Esperar en Dios es el mejor principio del verdadero valor, porque, ¿qué pueden temer los que tienen a Dios de su lado? Todas nuestras victorias son suyas, y mientras quienes se someten voluntariamente a nuestro ungido Rey compartirán sus glorias, todos sus enemigos serán puestos bajo sus pies.9
Ahora, en el Salmo 69, David clama angustioso del rey, buscando la ayuda de su Rey. Este Salmo es muy significante pues expresa la figura del Salvador sufriente, pagando por causa de sus escogidos. Al mismo tiempo no podemos hacer a un lado o ignorar los sufrimientos que padeciera el rey David, puesto que asediado por el odio de sus enemigos, está en busca del auxilio que encuentra en Jehová.

Debido a su constante oración, su garganta, dice, se ha secado. Sabe que su auxilio vendrá, mas parece retrasar su llegada, sin embargo, no cesa de implorarlo. En realidad se encuentra ante falsas acusaciones que se han levantado contra Él, pero está confiado en que Jehová le oirá.

Esto sucedió con nuestro Señor Jesucristo; sus enemigos buscaban muchas maneras para hacerlo errar y otras, se hacían de cómplices a los cuales sobornaban para presentar argumentos con los que pudieran acusarlo y llevarlo a la muerte Mr. 12:13-34.

David no olvida su condición ante Dios, el sabe que han sido muchas las transgresiones que ha cometido, por lo que suplica el perdón de sus pecados, y a la vez, ruega el no ser tropiezo para aquellos que han confiado en Jehová. A causa de Jehová, dice: “He sufrido deshonra”; ha sido desconocido por sus hermanos; mas su gran deseo y su celo es estar en la Casa de Jehová.

Sabe también del eterno amor de Dios, por lo que suplica le responda en su aflicción; sabe de su gran fidelidad, por lo que clama a Jehová por liberación, que sea rescatado de los que lo odian. El confía en la respuesta que vendrá de Jehová, aunque en su angustia se desespera pues desea una pronta contestación.

El apóstol Santiago se refiere a aquellos que piden para sus deleites, creyendo que lo recibirán Stg.4:3. Cuando los creyentes vamos en oración para pedir algo a Dios, son muchas las ocasiones que: o no sabemos pedir o no hemos aprendido a distinguir el momento en que han sido respondidas nuestras oraciones, pues siempre esperamos que la respuesta vaya de acuerdo a nuestros caprichos.

El v. 21, vuelve a llevarnos a la escena de los sufrimientos de nuestro tierno Salvador, Matthew Henry lo comenta de la siguiente manera:
Aquí se anuncian los sufrimientos de Cristo en detalle, lo que prueba que la Escritura es la palabra de Dios; como se cumplieron exactamente estas profecías en Jesucristo, eso prueba que Él es el verdadero Mesías. El vinagre y la hiel que le dieron eran una débil figura de la amarga copa que bebió para que nosotros recibamos la copa de la salvación. No podemos esperar poco de los hombres, todos son consoladores molestos; tampoco podemos esperar demasiado del Dios de todo consuelo y bondad.10

A continuación, se distingue el tinte imprecatorio del salmista, cuando pique Dios ejecute su justicia hacia quienes lo han injuriado. Fuerte es su deseo de ser vengado ya que solicita les aumente mas pecados de los que ya han cometido al afrentar a su escogido. Después, que hayas desatado tu ira sobre los que nos ofendieron, dice: “…con canticos te alabare…con acciones de gracias te exaltare” v.30; porque la verdad es que “Jehová oye a sus afligidos, pues no desprecia a sus escogidos” v.33.

Al final invoca a toda la creación para que alaben el nombre de Jehová, pues El ha librado de la angustia a sus hijos, a peleado por ellos, por eso los devolverá a su heredad, para que permanezcan allí por tiempo sin fin.

No podemos decir que la vida del creyente es fácil, ya que continuamente se presentan circunstancias que lo afligen, también encuentra en su camino quienes no comparten su deseo de agradar a Dios. Tal situación puede conducirlo al sufrimiento, mas cuando Cristo responde sus plegarias, no hay fuerza que pueda detener su gran deseo de alabar el nombre de su Salvador.
2.4. Gratitud por su fidelidad Salmo 50
Ahora el pueblo se encuentra delante de Dios, dispuesto a ofrecerle sacrificios, pero también, en ese momento, reciben amonestación para aquellos que pretenden servir y ofrecer sacrificios de animales mientras su vida está llena de iniquidades. Esto nos deja ver que a Dios no le agrada que le ofrezcamos culto con doble animo; sino un culto lleno del temor a Dios y dispuesto a alabarle y obedezca.
2.5. Las lamentaciones del pueblo Salmos 60:1-5; 69:13-36
El versículo 1 del Salmo 60 deja oír el lamento de los israelitas quienes sienten haber sido abandonados por Dios, cuando esto no es así. Como hemos mencionado anteriormente, Dios núnca nos abandona, permite que ocurran ciertas cosas en nuestra vida debido a que nos alejamos de Él, o para enseñarnos algo importante. Es así que los 12 versículos con los que cuenta este Salmo nos enseñarán a confiar más en Dios, siendo este el propósito de David, su autor.

Su similitud en 8 de sus versículos con el Salmo 108:9 cuyo autor es el mismo rey David, nos parece interesante ya que el propósito parece ser el mismo, en medio de la angustia debemos aprender como hijos de Dios a confiar cada día más en Él.

Vemos entonces el inicio del 60 lo cual es un profundo lamento, pues ha caído sobre ellos quebranto. Ya que piensan que Dios los ha abandonado, viene el quebranto que indica que la ira de Dios está sobre ellos quienes se han apartado de sus mandamientos.

En la actualidad, nosotros vemos caer sobre nosotros el quebranto y cuando estamos fuertes en el Señor, podemos darle las gracias pues estas angustias nos ayudan a confirmar nuestra fe en Él.

El hecho que Israel se encontrara en desventaja ante los enemigos, era motivo de lamento y clamor al sentirse desamparados. El dolor que por tantos años pasaron, les mostro el gran desagrado que Dios tuvo ante un pueblo que fue desobediente a su Palabra. Por lo que ahora suplicaran la restauración y consolación en medio de su dolor.

Aun en medio de esta pena, se abraza la esperanza que Dios venga en socorro de sus hijos. Así nos encontramos nosotros cuando parece que las fuerzas nos abandonan, recordamos en el fondo de nuestro corazón la promesa del Salvador, que no nos dejará solos, porque Él está siempre dispuesto a auxiliarnos cuando clamamos por su ayuda.

El rey David también clama el auxilio de Dios para su pueblo, según el Sal. 69:13-36. En el v.13, piensa que Dios no le oye, le ruega entonces que le oiga, en medio del dolor a causa de sus enemigos. Es importante considerar esta actitud, ya que hay ocasiones, en que no hacemos caso a las promesas de Dios cuando nos dice que estará atento a nuestra voz si clamamos a Él.

Pienso que un día estas oportunidades ya no estarán al alcance de quienes habiendo gustado de las bendiciones de Dios, ahora se encuentre en espesas tinieblas, lejos de Dios y sus promesas. Es triste ver que en la actualidad, son pocos los hermanos que asisten a los cultos de oración, y sin embargo se preguntan el porqué de tantos problemas, enfermedades, etc.

Israel fue testigo de las maravillas que Jehová hacia a su favor, pero más se alejaban de Él y de sus Palabras, yendo tras dioses extraños. Ahora se encuentran rodeados de sus enemigos y éstos además, se burlan de ellos, pues por ningún lado ven a aquél que vendrá en su rescate, verdaderamente,-dirán los enemigos- estos han sido dejados a su suerte. Pero David exclama:”Pero yo, Señor, a ti clamo…Por tu inmensa ternura, fíjate en mí;… ¡Respóndeme pronto, que estoy en peligro! Salmo 69:16. Se encuentra en terrible angustia, al borde de la desesperación, pensando que si Jehová no atiende a su clamor, se hundirá en el lodo, estará todo perdido, pues en nadie más hay salvación: La afrenta ha quebrantado mi corazóna, …esperé compasión, pero no la hubob;…busqué consoladoresc, pero no los hallé.11

Estas palabras se cumplirían en momentos antes que el Señor Jesús fuera crucificado, ya que se ubican en el momento en que es arrestado y todos sus discípulos lo abandonan. Así que el dolor del salmista es intenso, al verse abandonado, desamparado y “¿olvidado de Dios?” No, más esto es lo que siente y por ello clama angustioso suplicando que Jehová responda. Será continuo escuchar esta solicitud, el que se le responda pues se encuentra en medio de la desolación.

A continuación, observemos que también el v.21, hace mención de la pasión de nuestro Señor Jesucristo. Son similares a las palabras que posteriormente aparecen en los evangelios al referirse al momento de angustia y dolor que sufriera nuestro Salvador en la cruz del Calvario.

Jesús también, ante sus adversarios, sufrió la afrenta por causa del pecado de los hombres, y momentos después que le ofrecieran a beber vinagre y hiel, clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

El v.22, es ahora no una oración imprecatoria, sino la profecía de lo que le vendrá a sus enemigos. De esto hace referencia el apóstol Pablo en Ro. 11:9-10, al referirse a aquellos que desprecian el Evangelio, las Buenas Nuevas de Salvación.

Las palabras son en verdad muy fuertes, ya que pide a Jehová que sus enemigos “sean borrados del libro de los vivientes”; sin embargo, Jehová oirá a su ungido y dará a sus enemigos lo que merecen. Porque persiguieron a quien tú heriste, comentan el dolor de los que tú llagaste.12 Estas palabras se cumplieron literalmente en Jesucristo; Matthew Henry hace el siguiente comentario al respecto:

En Cristo se cumplió esto a la letra, pues plugo a Jehová quebrantarlo, y fue considerado como azotado, herido de Dios y abatido; por eso escondían de Él su rostro los hombres (Is. 53:3, 4, 10). Le persiguieron con un furor que llegaba hasta los cielos, cuando gritaban: “ ¡Crucifícale, crucifícale!.”13
Los últimos versículos muestran al salmista regocijado por la salvación de Jehová, renovando sus votos a Él, mas ahora los sacrificios de animales engordados pasarán a segundo término, por cuanto siglos después los hijos de Dios traerán sacrificios de alabanza y de servicio sincero.

Al final de este hermoso Salmo, David convoca a toda la creación para que alabe a Dios quien salvará a su pueblo, quien reedificará las ciudades de Judá y la dará como heredad para que habiten en ella. Así es el gozo del creyente que ve cumplidas las promesas de Dios en su diario caminar, en medio de las aflicciones, el creyente aunque parece que desmaya, aun guarda dentro de sí la confianza que Dios vendrá en su auxilio y lo levantará, para que todos los días de su vida sean para alabarle y servirle.
2.6. Conclusión
Se confirma nuevamente que Dios siempre está atento a la oración de su pueblo. La esperanza del pueblo para ser librado de sus enemigos estaba en Jehová, así lo declaran los hijos de Coré en el Salmo 44:5. En esto radica la confianza del rey David, en su confianza en Dios y no en dioses falsos. Aun en su pecado saben bien que pueden clamar a Él y los oirá y los librará de sus enemigos.

La presencia de Jehová está aun en el sufrimiento que pasaban debido a sus rebeliones, David reconoce que son los justos juicios de Jehová los que han caído sobre su pueblo, más tan intenso es el dolor causado que clama a Dios por auxilio antes de perderse en el lodo de la desesperación. Cuando Él viene y responde a su clamor, entonces con regocijo no solo se gozará en la salvación que Jehová a traído a su pueblo, sino que invita a toda la creación para que unidos exalten el buen nombre de Jehová que ha hecho maravillas, porque ha librado de la angustia a sus escogidos.

Aquí tenemos un ejemplo claro de lo que los creyentes debemos hacer después que Dios ha dado respuesta a nuestras oraciones y suplicas: adorar su Santo Nombre, sea cual fuere la respuesta de nuestra oración, pues en todo momento debemos exaltar a Dios, rendirle culto verdadero todos los días, ofreciendo alabanzas de labios puros y gratitud de corazones limpios, pues Él es el único digno de adoración, desde ahora y por toda la eternidad.

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