   La creatividad como práctica para el desarrollo del cerebro total1
Bertha Marlen Velásquez Burgos bemar5@yahoo.es Nahyr Remolina de Cleves remocleves@yahoo.es María Graciela Calle Márquez marigracie@yahoo.es Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Colombia
1Este artículo es producto de la investigación documental realizada como resultado del proyecto «Factores y estrategias pedagógicas para el desarrollo del cerebro total», realizada dentro de la línea de investigación Desarrollo educativo, pedagógico y curricular de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca.
Resumen
El presente artículo da a conocer algunos aspectos relacionados con la creatividad que deben desarrollar los estudiantes en su proceso de aprendizaje; se exponen los componentes de la creatividad enunciados en las obras consultadas, la forma de promover ésta entre los educandos, a lo cual se añaden sugerencias de las autoras del trabajo y cómo desarrollar la lúdica en el aula de clase durante el proceso de formación. De igual modo, se visualiza una panorámica de posibilidades en torno de cómo potenciar el desarrollo del cerebro total, para lograr el objetivo máximo del proceso educativo que es el aprendizaje con calidad y significación.
Palabras clave: creatividad, cerebro total, estrategias pedagógicas, desarrollo del pensamiento, innovación, estrategias lúdicas. Abstract
This paper brings to the attention several aspects related to creativity and the learning process, by presenting the key components and elementos to develop it among learners. Also, some possibilities put forward by the authors to develop total brain are shown, with a view to achieving an enhanced educational process.
Key words: creativity, total brain, pedagogical strategies, teaching and learning. Introducción
En el presente milenio se observa el cambio que significó el paso de la sociedad industrial a la sociedad de la información (siglos XIX-XX-XXI), lo cual ha implicado una transformación profunda, acelerada y continua haciéndonos comprender que por encima del poder del dinero está el poder del conocimiento y que el movimiento de masas se sustituye por el movimiento de la información, situación que impulsa a la sociedad a dar un salto significativo en la concepción y visión de mundo. Esto supone un cambio radical en demandas y ofertas educativas, organizacionales y sociales que de alguna manera inciden en la formación de las personas; en el desarrollo de su creatividad; en las relaciones interpersonales; en la pedagogía, la didáctica, el aprendizaje y los sistemas de evaluación.
En este contexto, adquiere sentido el aprendizaje impulsado por la necesidad de adquirir conocimientos; por esta razón, se precisa potenciar el aprender con el cerebro total aprovechando los sentidos en el momento de recibir la información. El aprendizaje es consecuencia directa del deseo de acumular saberes y es un proceso continuo de experiencias positivas y satisfactorias proporcionadas por los sistemas de información. El acto de aprender es una de las premisas básicas de la vida que ayuda al crecimiento intelectual de la persona.
De otra parte, la relación entre cerebro y creatividad según Vigotsky (1981) muestra cómo el cerebro no se limita a conservar o reproducir la información; va mucho más allá y aprende a crear, innovar, combinar y reelaborar nuevos conceptos partiendo de los anteriores, lo cual hace que en la actividad creadora la persona modifique su presente y se proyecte hacia el futuro.
Es necesario precisar, que la tradicional concepción de creatividad que ha sido considerada como capacidad o conjunto de habilidades está siendo superada por nuevas concepciones, definiciones y teorías como la expuesta por Gardner (1998) sobre las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional estudiada por Goleman (1996) y el aprendizaje multidimensional propuesto por Hendricks,Ch (2001), citado por Frida Díaz Barriga (2003) entre otras. Estas teorías nos enseñan a comprender las múltiples dimensiones humanas que integran un todo en la formación de la persona y se pueden identificar mediante las manifestaciones emocionales, cognitivas a través del aprender a ser, querer, pensar y hacer en una interacción permanente; todo ello constituye un proceso de apropiación cultural, ya que se trata de una experiencia que involucra la afectividad, el pensamiento y la acción (Baquero, 2004), asimismo, implica diferentes aspectos relacionados con lo cognitivo, afectivo en estrecha conexión con el entorno y los diferentes escenarios del accionar del individuo, a partir del desarrollo de las potencialidades que posibilita la creatividad en diferentes niveles: expresivo, recreativo e inventivo (González, 2005).
Dentro del contexto enunciado, en el artículo que se presenta a continuación, se abordarán temas fundamentales relacionados con la potenciación de las habilidades creativas como premisa básica para el desarrollo del cerebro total, desde una perspectiva crítica sustentada en los conceptos y fundamentación teórica de diversos autores especializados en la temática.
Conceptualización de la creatividad
Según los resultados del proyecto de investigación sobre la dominancia cerebral (desarrollo de los cuatro cuadrantes de los hemisferios izquierdo y derecho) de los estudiantes del Programa de Bacteriología y Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, se observó que la mayoría no presenta dominancia en el cuadrante cortical derecho relacionado con el desarrollo de la creatividad; por ello, se hace necesario que el actual sistema educativo implemente metodologías que contribuyan a estimular dicho cuadrante, para que los estudiantes avancen en el conocimiento basado en la solución de problemas, en la potenciación del pensamiento divergente, la originalidad, sensibilidad, la iniciativa personal, el espíritu crítico y la innovación entre otros.
Por otra parte, Romo y Sanz (2000) manifiestan que los avances científicos y tecnológicos, las aceleradas transformaciones sociales y de producción, las nuevas modalidades de empleo, reclaman nuevas formas de pensamiento, habilidades y actitudes creativas. La riqueza de un país con futuro no está tanto en los bienes materiales, cuanto en la capacidad innovadora y creativa de las personas y los pueblos, y en la cultura innovadora de toda la sociedad.
En este contexto, es necesario precisar que el concepto de creatividad es bastante amplio y complejo, porque abarca varias dimensiones del desarrollo y desempeño del ser humano, al igual que diversos aspectos de su relación con el ambiente. Sin embargo, autores como Csickzentmoholyi, (1998) citado por Gardner (2001) presenta la creatividad como el «estado de conciencia que permite generar una red de relaciones para identificar, plantear, resolver problemas de manera relevante y divergente» es, además, una capacidad de carácter cognitivo- afectivo que le permite a la persona organizar el proceso psicológico que lo lleve a mostrar un comportamiento nuevo u original, flexible, fluido y organizado, orientado a la búsqueda, la detección y solución de un problema; así mismo, según el autor en mención, la creatividad es el resultado de la interacción de tres elementos o nodos: un creador potencial con sus talentos, ambiciones y debilidades personales; un ámbito de actividad que existe en la cultura y un conjunto de personas e instituciones que juzguen la calidad de las obras producidas.
Estudiosos e investigadores de la creatividad como Margaret A. Boden (1994), Sternberg (1997), Aníbal Puente Ferreras (1999), Manuela Romo (1997), Saturnino de la Torre (2003), González, R (2003), Marta Martínez Llantada (1998), Albertina Mitjans Martínez (1997), entre otros, plantean que la condición de ser creativo se basa en los procesos de pensamiento, habilidades y competencias, comunes a todo ser humano. Definir la creatividad como ejercicio que tiene de soporte las estructuras mentales, facilita la comprensión de ésta en cuanto fenómeno real inherente a la naturaleza humana y no como algo misterioso.
Otro experto en el tema, Sternberg (citado por Puente Ferreras, 1999), sostiene que la resolución de problemas requiere de creatividad y se basa en las operaciones semejantes a los procesos ordinarios cognitivos, componentes metacognitivo y de autorregulación, incluyendo la autorregulación emocional y motivacional.
Según David Perkins (citado por Boden, 1994), la creatividad se basa en capacidades psicológicas universalmente compartidas, tales como la percepción, la memoria y la capacidad de advertir cosas interesantes y reconocer analogías. Además, una persona creativa no posee ningún poder especial, sino un mayor conocimiento ó experticia y una fuerte y prolongada motivación de adquirirlo y usarlo, hecho que demuestra cómo cada persona puede llegar a desarrollar sus habilidades creativas pues nadie nace desprovisto de ellas.
Según el concepto de Papalia et al (2005) la creatividad consiste en la habilidad de ver las cosas bajo una nueva perspectiva e inventar luego soluciones originales y eficaces; para ello existen por lo menos dos tipos de pensamiento que se relacionan con la resolución de problemas y la creatividad misma: el pensamiento divergente, que es la capacidad para descubrir respuestas nuevas y originales; y el pensamiento convergente, que es la capacidad para descubrir una única respuesta correcta. Estos pensamientos estarían también altamente relacionados con la motivación, los conocimientos previos, el aprendizaje, la independencia de carácter y la determinación.
Así mismo, desde el punto de vista de Manuela Romo (2000) la creatividad humana debe ser considerada como un sistema complejo de integración de componentes diversos donde habría que investigar la relación entre ellos y el efecto que la variación de las condiciones iniciales puede suponer en el funcionamiento de todo el sistema. Igualmente, señala que la creatividad es de naturaleza cognitiva y aunque la cognición como componente es necesaria, no es suficiente puesto que necesita de procesos no cognitivos como el emocional.
En este orden de ideas, los autores citados coinciden en afirmar que para ser creativo se requiere del desarrollo de las competencias cognitivas comunes a todo ser humano, permeadas por la motivación y la afectividad.
De otra parte, hoy se piensa que la creatividad es más ser que saber, ó forma de pensar, de saber, de querer y hacer. También se la considera una dimensión humana para generar y desarrollar ideas nuevas y valiosas, ó sea, el ser creativo implica no sólo ideas, sino llevar a la práctica, a la realidad esas ideas (González, 2005). Por tanto, los desarrollos creativos cumplen dos condiciones: novedad y valía. Pero la valía tiene que ser mirada desde los márgenes porque lo que hoy no es valioso, mañana puede serlo; en cuanto a lo novedoso, éste se define como «un proceso dialéctico en el que, como resultado de la práctica, se producen cambios relativamente duraderos y generalizables, y a través del cual el individuo se apropia de los contenidos y las formas de pensar, sentir y actuar construidas en la experiencia sociohistórica con el fin de adaptarse a la realidad y/o transformarla» (González, 2005).
En el concepto de las autoras del presente artículo, la creatividad es el conjunto de capacidades intelectuales, afectivas y motoras propias del individuo que a través del proceso educativo se pueden manifestar mediante la estimulación, motivación intrínseca y extrínseca para aportar soluciones originales a problemas determinados, así como crear con ingenio y transformar a partir de lo que ya se tiene.
Componentes de la creatividad
Teresa Amabili, (1998) sostiene que la creatividad tiene tres componentes: experiencia, dotes de pensamiento creativo y motivación. La experiencia hace relación a los conocimientos técnicos, científicos y procedimentales; las dotes de pensamiento son las formas que emplean las personas para abordar los problemas; la motivación puede clasificarse en intrínseca y extrínseca; la primera depende del interés y compromiso que se tenga; la segunda, se traduce en los incentivos e intereses.
De otra parte, M Romo (2005), enuncia siete componentes de la creatividad que consisten en: habilidades de infraestructura; conocimiento; destrezas; experiencia de intensivo trabajo; características personales de autoconfianza; motivación intrínseca y de logro, así como una dosis de buena suerte.
Desde la óptica de Guilford citado por Romo Santos (2000) hay que ir más allá de los límites impuestos por el CI (coeficiente intelectual), para acercarse al significado de la creatividad mediante una concepción factorial de la misma como técnica apropiada para definir los rasgos de aquélla: se acepta la hipótesis de que el talento creador se presenta en grados diferentes por toda la población; no es un apéndice asociado a la inteligencia pues hay rasgos o características diversas que explican las variedades conductuales que conlleva; por consiguiente, un rasgo es una forma de comportamiento distinguible y relativamente perdurable en la cual un individuo difiere de otro.
Es así que la técnica utilizada por el autor en mención era establecer hipótesis en torno de ciertas características sobresalientes del pensamiento creador, las cuales se definen como rasgos, y que se podían identificar en un esquema o modelo teórico del intelecto que busca abarcar las dimensiones intelectuales humanas con la explicación respectiva. Es decir, mientras los filósofos sostienen que la creatividad es de la misma naturaleza dondequiera se halle, otras hipótesis afirman que hay cierta clase de individuos creativos como los inventores, científicos y técnicos. Guilford (1980) no se muestra de acuerdo con la concepción filosófica y sostiene que en el marco de referencia factorial pueden existir numerosos tipos de aptitudes creadoras. Lo que convierte a un inventor, a un artista y a un compositor en creativos presenta quizá factores comunes, pero existen muchas posibilidades de variación en la estructura de las aptitudes.
A lo anterior se añade que las aptitudes creadoras se definen en relación con la solución de problemas; mas, al llegar a este nivel se requiere de sensibilidad hacia esos problemas como actitud perceptual que dispone al individuo para resolver éstos con acierto. La sensibilidad a la existencia de problemas es una cualidad que, según Guilford, se muestra de diversas formas; una de ellas, es darse cuenta de la necesidad de cambio, aplicación de nuevos métodos para superar falencias y deficiencias.
Otro de los rasgos o características enunciadas por el autor citado es la fluidez de pensamiento, la cual contempla cuatro tipos de fluidez asociados a la creatividad: verbal, asociativa, de expresión e ideativa. También señala como rasgos del proceso la originalidad, la flexibilidad de pensamiento o habilidad de redireccionar éste por nuevos caminos en el tratamiento de los problemas, y la redefinición concebida como una aptitud común de pensamiento creador favorecedora de la solución de problemas; esta aptitud se da cuando las estructuras mentales se reorganizan con frecuencia y se revisa la manera como es utilizado un objeto o la emisión de un concepto. Asimismo, el autor resalta la importancia de la aptitud de evaluación en las distintas fases del proceso, puesto que ésta ejerce una función determinante en los resultados finales del mismo.
Los componentes de la creatividad se evidencian y desarrollan mediante el proceso educativo, puesto que éste ofrece escenarios propicios para formar mentes creativas y transformadoras de la realidad. Por esta razón, es importante que el maestro implemente metodologías que ayuden a potenciar y fortalecer la creatividad de los estudiantes.
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