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Fundamento y construcción del Acto Educativo Javier Augusto Nicoletti Director de Pedagogía Universitaria Universidad Nacional de La Matanza. Buenos Aires. Argentina (www.unlam.edu.ar) Resumen Este artículo explora los aspectos fundantes que participan en la construcción del acto educativo en su doble dimensión, como estructura y como proceso. El acto educativo es abordado como objeto de reflexión y de transformación, constituyéndose en un elemento integrador entre la teoría y la práctica con el fin de favorecer el enaltecimiento de la institución educativa, del docente y del alumno. Se propone un análisis comprensivo a partir de la interacción entre los diferentes ámbitos, contextos, agentes, componentes, principios, objetivos, contenidos, metodologías, técnicas estratégicas, mecanismos de evaluación, dimensiones y niveles, para promover la actualización y modernización de la tarea docente en la ejecución del proceso de enseñanza – aprendizaje Summary This article explores the founding aspects that intervene in the construction of educational action in its two-fold dimension: as a structure and as a process. Educational action will be approached as an object for reflection and transformation thus conforming an integrating and coherent element between theory and practice to favor the extolling of the educational institution, the teacher and the student. The article proposes a comprehensive analysis on the basis of the interaction among the different environments, contexts, agents, components, principles, objectives, contents, methodologies, strategic techniques, evaluation mechanisms, dimensions, and levels of practical scope to promote the teacher´s modernization of their teaching task in the execution of the teaching-learning process. Palabras clave: Acto educativo, didáctica, actualización y formación docente Key words Educational action, didactics, teacher education and development Para poder empezar a tematizar la Educación es importante en primer lugar lograr aprehender su objeto. Usualmente, para determinar un objeto cualquiera (aún el de la educación), se utiliza como punto de partida una definición simplemente recibida, ya dada y consensuada. Sin embargo, según el pensamiento de Aranguren (1997), hay algo más trascendente que la definición en sí misma (en tanto conjunto de palabras) y es poder conquistar dicha definición: definición significa “delimitación”. Será indispensable, entonces, acotar el campo posible de investigación, frente a las innumerables investigaciones que el discurso y la historia ofrecen, para delimitar el objeto de un acto educativo. Las antiguas investigaciones en cualquier tipo de ciencia, generalmente, comenzaban siempre con una explicación etimológica. Estas explicaciones no eran realizadas para ocupar lugares de importancia, su objetivo era esclarecer el quid nominis, pero jamás acercarse al quid rei (la realidad). La etimología brinda la autenticidad de la palabra originaria y también brinda la auténtica realidad, pero esto no implica, obviamente, que nos brinde la realidad “completa”. Sin embargo, en la actualidad, se rescata el método etimológico como una verdadera vía de inserción real, justificada y fecunda a la hora de acercarse al estudio del objeto, en este caso particular: la educación. Para acercarse a la disciplina que tratamos de conocer, se cuenta con una vía de acceso al origen, la latina: “educatio”, que quiere decir acto de criar, y por extensión, formación del espíritu, instrucción; que deriva a su vez del verbo “ducare” que significaba conducir o guiar. Tradicionalmente, la educación se ha entendido, en un contexto superficial, como un repertorio de cualidades externas adaptables a usos sociales, como sinónimo de urbanidad y cortesía. La Real Academia de la Lengua define a la educación, por un lado, como crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes, y, por otro, como instrucción a través de la acción docente. Teniendo en cuenta esto, resulta necesario diferenciar la instrucción de la educación. Según Bruner (1972), la instrucción implica organizar sistemáticamente el conocimiento didáctico desde dos componentes. A saber:
Sin embargo, según Snelbecker (1985), dicha sistematización para ser científica debería ser tanto empíricamente válida como lógicamente consistente y, actualmente, los planteamientos en torno a una teoría de la instrucción realizados por diversos autores (menciona a Bruner, Ausubel, Reigeluth, Gimeno Sacristán y Piaget) son esbozos o marcos de referencia que van posibilitando los cauces de sistematización, pero todavía no han alcanzado el deseado nivel de cientificidad para servir de modelo, predecir y explicar los fenómenos de la enseñanza. Entonces, mientras la instrucción se limita a transmitir criterios normativos y prescriptitos, destrezas técnicas o teorías científicas, la educación es un proceso más complejo que tiende a capacitar al individuo para actuar conscientemente frente a situaciones nuevas, aprovechando la experiencia anterior y, teniendo en cuenta la inclusión del individuo en la sociedad, la transmisión de la cultura y el progreso social. La Educación tiene por finalidad llevar a la persona a realizar su propia personalidad, dado que es todo aquello que contribuye a proyectar las habilidades, aptitudes y posibilidades del individuo, y a crear, corregir y ordenar sus ideas, hábitos y tendencias. En función de cumplimentar esa finalidad, el acto educativo engloba diferentes agentes y componentes en su seno:
Sería, entonces, imposible teorizar acerca del acto educativo sin una disposición comprensiva ante un proceso capaz de relacionar en su interior los elementos que la componen. Proceso que debe ser abordado como objeto de prácticas y reflexión, es decir, como objeto de conocimiento y de transformación por parte de sus agentes, constituyéndose en un elemento integrador y coherente entre la teoría y la práctica de la enseñanza. Ese es el sentido de la Pedagogía, en tanto disciplina. Para ello, considera diversos niveles. A saber:
Es posible considerar la realidad educativa manifestándose en una doble dimensión: como estructura y como procesos objetivos que contribuyen de manera específica a la continuidad o cambio del proceso socio-histórico y cultural, es decir, la educación concebida como aparato genético de la sociedad, o según otras versiones, como transmisora de la herencia cultural de la humanidad. Esto es ya intervenir en el campo específico de lo pedagógico, porque el objetivo de lo pedagógico es la reflexión-acción: los procesos educativos. Dada la múltiple y compleja dimensionalidad de éstos, se debe tener en cuenta el nivel ideológico - político, el administrativo, el científico y el técnico.
En la actualidad, la Administración de la Educación Superior no se limita a lo material ni a los aspectos estáticos de la burocracia administrativa, sino que se concibe como un instrumento dinámico dentro del proceso jerárquico que analiza y desarrolla políticas definidas a partir de los resultados obtenidos de una investigación operativa. Estos resultados suponen las reformas, los planes, los programas y los proyectos institucionales, e implican una acción interdisciplinaria que abarca los aspectos económicos y presupuestarios, junto con factores tecnológicos, pedagógicos, sociológicos, políticos, etcétera. El nivel de gestión administrativa en educación superior se ocupa de que la educación alcance altos grados de eficacia externa e interna. Eficacia externa en términos de responder a las necesidades de la economía social, en colaborar para la formulación de políticas educativas, de estudio y planeamiento de las necesidades de los centros educativos, en organizar niveles de responsabilidad. Eficacia interna, a nivel de la excelencia educativa, de los conocimientos y de la formación alcanzada, enmarcada en un proceso institucional de planeación y desarrollo académico, con el apoyo de las tareas y responsabilidades colegiadas dentro de las áreas administrativas. Según Zarzar Charur (1996), esto atañe al plano de la organización académica institucional, por lo cual se debe evitar la disociación entre lo académico y lo administrativo. Las dependencias académicas deben procurar la mayor coherencia posible en la dinámica de su organización. Por consiguiente, es también necesaria la formación y actualización del personal que tiene bajo su responsabilidad tareas académico-administrativas, siendo necesario un análisis exhaustivo de los resultados y procesos de formación de personal académico y de los medios y mecanismos para realizarlos. Para llevar a cabo este objetivo, es conveniente y viable establecer una red de comunicación y cooperación entre las unidades o equipos de las distintas instituciones o dependencias universitarias abocadas a estas tareas, a fin de articular y coordinar esfuerzos que permitan una mayor cobertura a nivel nacional y un mayor nivel de calidad de este tipo de servicios especializados, ofreciendo opciones diversificadas. Si bien los programas y actividades de formación de profesores constituyen un punto estratégico para el desarrollo institucional, no debe soslayarse la atención primordial hacia los estudiantes y los procesos de aprendizaje, desde la identidad propia de las universidades. Han de ampliarse y reforzarse los servicios de apoyo directo a los estudiantes, en las unidades académicas de formación de profesionales, tendientes a mejorar la calidad de los aprendizajes y a aumentar la eficiencia, así como a disminuir el rezago y la deserción. Una Administración Educativa moderna, eficaz, necesita incluir órganos consultivos que aporten la voz de la familia, de la sociedad, de los sectores económicos, e incluir en la composición de su personal educadores de los distintos niveles y modalidades de enseñanza, economistas, sociólogos, psicólogos, especialistas en planeamiento y administración, supervisión, orientación, elaboración de planes de estudio y de programas, investigación y evaluación, entre otros.
La iniciativa del educador consiste en el trabajo de integración y desarrollo interdisciplinario del vasto panorama de las disciplinas. Dado que los fundamentos científicos a veces provienen de las fuentes tradicionales, de las viejas canteras del pensamiento social (dogmas religiosos, doctrinas sociopolíticas obsoletas), o, como sería el caso de algunas tendencias modernas de la pedagogía, de los grandes paradigmas científicos y doctrinales del pensamiento contemporáneo (marxismo, psicoanálisis, teoría crítica, teología de la liberación, etnolingüística estructural, conductismo, etc.).
Los niveles del proceso educativo mencionados pretenden abarcar las diferentes dimensiones del Acto Educativo, como ser:
La educación tiene arraigados dos conceptos paralelos y complementarios que son necesarios distinguir: la enseñanza y el aprendizaje. Mientras que enseñar es mostrar algo a los demás, el aprendizaje sería su proceso complementario, su efecto. Según la Real Academia de la Lengua, la enseñanza es entendida como el sistema y método de dar instrucción de un conjunto de conocimientos, principios o ideas. Sumado a esto, los especialistas en Metodología Didáctica - considerando al método en su aspecto dinámico - advierten que la enseñanza es entendida en lo que tiene de aplicación del conocimiento, principio o idea. Dicha aplicación puede concretarse en distintas formas de enseñanza, las cuales actúan como el transporte que comunica al docente y al alumno, transitando el recorrido que va desde la mente de uno hasta la mente del otro. Cabe aclarar que, dada la multiplicidad de formas y el auge innovativo por crear nuevas, es un reduccionismo delimitar el recorrido de una “mente” a otra, porque las tendencias actualizadas enfatizan la importancia de comprender, tanto al docente como al alumno, como entidades holísticas. Es conveniente en cada acto de transmisión, en cada situación didáctica, conjugar las formas de enseñanza al máximo; sin embargo, para los fines conceptuales, éstas se dividen en: objetivas y verbales. Las formas Objetivas: Son aquellas que emplean objetos o imágenes sensibles para la enseñanza. El exponente más claro de éstas es la intuición o lo que se denomina método intuitivo, de gran significación para la didáctica contemporánea. El empleo más concreto lo constituyen, en la actualidad, los medios audiovisuales y la utilización de recursos icónicos que constituyen una aplicación del principio intuitivo. Las formas Verbales: Son cronológicamente las más antiguas, las más universalmente utilizadas y, por tanto, la forma de enseñanza tradicional. El conjunto de las formas verbales se subdivide en: - Forma expositiva: Ésta no debe identificarse, para ser eficaz, con la conferencia o con el discurso continuado, ininterrumpido y retórico de la materia, sino que ha de recurrir a los intereses de los alumnos y ser estimulante. Su eficacia se deberá, en gran medida, a la experiencia, el arte y la personalidad del docente. - Forma interrogativa: Ésta exige del alumno una atención más intensificada para comprender mejor la pregunta del profesor y resolver la cuestión que se le plantea. Las más conocidas de estas formas son las denominadas dialógico-socrática o “método mayéutico” y la “catequística”. La catequística es útil pedagógicamente cuando se cumplen dos condiciones: a) las formas de respuesta ofrecen una materia destinada a ulterior reflexión y reconstrucción personal b) las respuestas son el signo de un pensamiento que ha sido preferentemente conquistado y poseído con tal seguridad que puede expresarse con agilidad. El proceso de enseñanza, es decir, tanto la base de la transmisión de conocimiento como el interés de quién se dispone a aprender, se desarrolla en plenitud cuando, además de las formas, se tienen en cuenta los siguientes contenidos o Principios categóricos:
Con la mirada puesta en este horizonte, el quehacer educativo logrará superar aquella enseñanza magistral basada en rígidos esquemas didácticos – la cual sólo inculca una información alejada de la realidad cotidiana del estudiante - y se acercará a su verdadera misión: contribuir realmente a la difusión generalizada del conocimiento y de la formación. Éste, precisamente, es el objeto de estudio de la Teoría del Aprendizaje: aportar para la mejora de la práctica de la enseñanza y predecir su efectividad a partir de la generación de innovaciones didácticas. La Teoría del Aprendizaje organiza sistemáticamente el conocimiento didáctico desde dos componentes:
Algunos especialistas (Gagné, 1987 y Reigeluth, 1987) de la psicología de la instrucción mantienen la existencia de cinco categorías en el aprendizaje, cada una de las cuales implica diferentes prescripciones instruccionales. A saber:
La actividad de aprender se compone de una secuencia de acciones encaminadas a la construcción del conocimiento, al desarrollo de habilidades, a la adquisición de hábitos y la formación de actitudes, originando una transformación en la conducta del alumno. Por tanto, para considerar que se ha alcanzado un éxito significativo en el proceso se deberá haber cumplido con determinados objetivos, los cuales pueden clasificarse en tres categorías:
La profundidad y la calidad del aprendizaje estarán determinadas tanto por la retención y utilización del conocimiento, la comprensión de la naturaleza del mismo, la información que se posee sobre el tema, así como por el grado de control y coherencia en la secuencia lógica que se ejerce sobre el conjunto de procesos cognitivos implicados. Los procesos cognitivos, como el razonamiento, la memoria, la concentración y la atención, se corresponden con todas las acciones y procesos internos que realiza la persona cuando está organizando sus estructuras en función de alcanzar una asimilación significativa. La asimilación se consuma al poder interconectar y combinar variables mentales, que se relacionan bajo la lógica de ideas de una forma organizada a largo plazo.
Ahora bien, si bien es necesario en función de su definición, diferenciar ambos términos, la enseñanza y el aprendizaje son dos fenómenos correlativos y relacionados que son entendidos bajo la denominación de relación didáctica. En el desarrollo de la relación didáctica se distinguen tres momentos:
Diseñar un proyecto implica tomar decisiones de manera anticipada a partir de reflexionar acerca de cuál será la mejor elección de la metodología didáctica y de los medios necesarios para su puesta en práctica. Este momento se justifica esencialmente ante los limitados recursos humanos disponibles para la consecución de la posterior gestión eficaz en la aplicación de los planes y para una amplia y comprometida participación social y profesional a lo largo de las diversas etapas. También se justifica en función de la adaptación realista ante los limitados recursos materiales, la cual se apoya en una financiación adecuada de los planes de acción formulados.
Para ello, se vuelven necesarias la aplicación de ciertos procedimientos y de cierta direccionalidad metodológica, las cuales implican instancias fundamentales del momento de ejecución, como ser:
3) Evaluación: Es la etapa en la cual se materializa el proceso en sí, para corroborar el cumplimiento de aquellos objetivos propuestos en la etapa de formulación mediante los resultados obtenidos con la ejecución. Esta etapa se lleva a cabo bajo diferentes modalidades, las cuales pueden ser diferentes tipos de sistemas de evaluación tales como los exámenes orales, escritos, mixtos, vivenciales, etc. El examen escrito goza de una fuerte implantación en la Universidad, siendo el medio tradicional de evaluación del alumnado. El estudiante recibe una serie de cuestiones que ha de contestar o resolver - según sea de carácter teórico o práctico - en un período de tiempo determinado. Las pruebas escritas presentan diversas variantes: A) Prueba teórica. El estudiante debe contestar una serie de cuestiones de carácter teórico propuestas por el profesor. Estas cuestiones pueden ser de carácter extenso, donde se evalúa el conocimiento sobre un tema o apartado a desarrollar por el alumno, o cuestiones más concretas y breves. Este tipo de evaluación puede plantear una cuestión determinada derivada del programa de la asignatura impartida o pedir que se relacionen conceptos y conocimientos a través de la relación de los conocimientos adquiridos. B) Examen práctico. Se deben resolver unos supuestos o problemas planteados aplicando un determinado instrumento o modelo al fenómeno descrito. C) Pruebas mixtas. Utilización conjunta de los dos tipos anteriores, valorándose tanto el aprendizaje teórico como la capacidad de resolver cuestiones prácticas mediante la aplicación de los conocimientos teóricos adquiridos. D) Examen con posibilidad de consultar bibliografía. Pruebas encaminadas a resolver cuestiones o casos con la posibilidad de consultar libros y apuntes previamente preparados por el alumno. Se trata de evaluar la capacidad de obtener información, analizarla y resolver problemas prácticos, más que la memorización de unos conocimientos teóricos. E) Examen tipo Test o con preguntas cerradas. Es un caso particular de prueba escrita dentro de las pruebas objetivas. Son los exámenes en los que se plantean preguntas cerradas con las respuestas predefinidas. Los alumnos deben seleccionar la o las respuestas correctas entre las opciones planteadas. Suelen ser enunciados breves y respuestas igualmente no muy extensas. La utilización de exámenes tipo test, o con preguntas cerradas, exige la formulación de manera clara de las preguntas. De igual modo, las respuestas no tienen que ofrecer ambigüedad, debiendo estar formuladas de manera clara para que no dé lugar a confusión. Entre las ventajas que se mencionan de este tipo de prueba se encuentra el carácter objetivo, puesto que la puntuación no depende del profesor que corrige, siendo posible incluso utilizar un lector óptico. Por otra parte, presenta para el docente la ventaja de la rapidez y facilidad de evaluación. Entre los inconvenientes se menciona que las pruebas de tipo test son de difícil confección por parte del profesor. La falta de concreción de las preguntas y la ambigüedad que pueden presentar las respuestas son otros problemas señalados de este tipo de pruebas. Por otra parte, muchas materias son ricas en matices y difíciles de encajar su evaluación mediante preguntas cerradas con múltiples respuestas prefijadas. Un área fundamental que se desprende dentro del campo de la Pedagogía es la denominada: Didáctica. En reglas generales, ésta se ocupa de:
Formalmente se divide en didáctica general y didáctica especial. La primera, trata de la enseñanza en todos sus aspectos; la segunda, trata del estudio de los problemas referentes a la enseñanza de cada disciplina en particular. Mientras que para algunos especialistas, la didáctica es una ciencia con recursos propios educativos, llamándola didáctica formal, para otros, carece de tales recursos, definiéndola como una didáctica material, cuyo fin es la simple transmisión del saber. En la actualidad, adquiere mayor pregnancia la didáctica diferencial, basada en una psicología multiculturalista, la cual recupera en su ejercicio las diferencias individuales. Finalmente es necesario detallar que en el marco de la didáctica diferencial se ha desarrollo ampliamente un cuadro de técnicas estratégicas para alcanzar la actualización y modernización de la tarea docente. Cabe señalar en síntesis los aspectos a tener en cuenta para la ejecución de un acto de enseñanza – aprendizaje efectivo:
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