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![]() Profesor: Luis Buero Alumnas: Claudia Romero Yamila Di Sabatino INTRODUCCION La evolución de los reality shows a lo largo de los últimos cinco años parece responder menos a contingencias derivadas del más puro azar que a una serie de circunstancias en cuyo encadenamiento no es difícil descubrir cierta lógica. El recorrido de la hoy inagotable -e interminable- serie de propuestas con forma de "televisión verdad" concebida en 1999 por el astuto productor holandés John de Mol, el inventor de "Gran hermano", cumple una serie de calculadas etapas que no son otra cosa que progresivos acostumbramientos del televidente a distintos estados de la "realidad" emanada desde la pantalla. Con aquel primer golpe -certero, contundente y audaz- asestado por "Gran hermano", el espectador comenzó a transformarse en un consecuente y activo voyeur, dejándose llevar por quienes lo invitaban a curiosear intimidades de hombres y mujeres voluntariamente dispuestos a ser mirados y escuchados durante las 24 horas. Una vez arraigado en la percepción del televidente ese nuevo mundo mediático, protagonizado por seres que aceptan resignar su anonimato a cambio de una efímera popularidad, llegó el momento de lograr un efecto no tan incómodo y chocante. Así, por caminos más marcados por emociones y sensibilidades muchas veces deliberadamente acentuadas, llegaron, por un lado, los distintos juegos de resistencia, exotismo y deportes extremos, del tipo de "Expedición Robinson", y, por otro, las múltiples manifestaciones de lo que podría llamarse genéricamente "camino a la fama", procesos de selección de cantantes, actores o deportistas que encontraron en "Popstars" su momento más logrado y que ahora se reciclan en apuestas como la de "El aprendiz". Probada a tal punto que hoy convive más de un centenar de producciones de este tipo emitidas simultáneamente en la TV norteamericana, la fórmula del reality show se muestra tan dispuesta a explorar sus propios límites que ya considera que el televidente está curtido y presto a ponerse delante de una televisión verdad casi al límite. Es por eso que la apuesta se redobla en ámbitos en los que siempre se pone el cuerpo, pero ahora en primer plano y frente a la mirada indiscreta de las cámaras, como hospitales, quirófanos y consultorios. Como consecuencia de esto puede ser las repercusiones de la acción sobre la ficción: ¿hay propuesta de ficción en el auge de los realities? ¿Qué prefiere el público? ¿Qué pasa con los actores de ficción? También la paradoja actual de la TV argentina, que mientras la industria local se sustenta económicamente por un lado de la venta de contenidos al exterior y por otro con la prestación de servicios de producción para distintos países del mundo, el prime time de las dos cadenas mas importantes del país es con dos formatos extranjeros: Big brother y bailando por un sueño. HIPOTESIS Hay cada vez menos minutos de ficcion en televisión, y cada vez más tiempo de “La vida misma”. Estamos en tiempos donde los sueños de la gente común o juegos de convivencia le hacen frente a los programas que recrean esos sueños de la gente . Pero ¿qué son precisamente cada uno de estos formatos? Los reality shows son programas de género híbrido ya que se trata de mostrar la realidad pero esta, ya en el momento en que se coloca la cámara no es la pura realidad y puede manipularse. Los formatos de estos tipos de programas van adaptándose según las culturas de cada país en el que se emite. Estos se emiten con bastante frecuencia y a cualquier horario, alcanzando una repercusión masiva y es un fenómeno que se encuentra en un auge cada ves más grande. Esto puede llevarnos a algunas consecuencias, por ejemplo, que no se invierta o no se produzca ficción local ya que comparados con los realitys, los géneros ficcionales son programas de mayor presupuesto, mas producción y se requiere mas tiempo. En cambio los reality con menos presupuestos se puede desarrollar un gran programa y generando mas ganancias. OBJETIVOS
¿QUÉ ES UN REALITY SHOW? Es un género televisivo en el cual se muestra lo que le ocurre a personas reales, en contraposición con las emisiones de ficción donde se muestra lo que le ocurre a personajes ficticios (personajes interpretados por actores, de ahí, su efecto de realidad. Existen tres tipos principales de telerrealidad:
De esta forma, hay que destacar tres características de la telerrealidad:
LOS COMIENZOS En 1971, PBS (Public Broadcasting Service) produjo An American Family: una serie grabada durante siete meses en el hogar del empresario William C. Laud, en Santa Bárbara (California). Con las trescientas horas registradas de la vida doméstica de los Laud (además del marido, la esposa, cinco hijos y dos mascotas), se editaron doce episodios que salieron al aire en 1973. Entre las perlas del experimento, impactaron el capítulo en el que la señora Laud se enteraba de que uno de sus hijos varones frecuentaba homosexuales, y otros dos dedicados al divorcio del matrimonio. Esta serie y su remake (American Family Revisited, 1983) prefiguraron el reality show que, tal como lo conocemos, debutó en 1992 por la pantalla de MTV. El título inaugural fue The Real World y lleva dieciocho temporadas emitidas. El planteo fue —y sigue siendo— la reunión de jóvenes (un cóctel de tontos, excéntricos y raros) bajo el mismo techo en algún paraíso terrenal (Venecia, Manhattan, Londres, Hawaii) durante trece semanas, en las cuales las cámaras registran cada detalle. En 1998, la película de Peter Weir The Truman Show popularizó el "concepto" de vida televisada y lo instaló entre los formatos favoritos de la industria y de una audiencia ávida de mostrarse y ser vista a través de la pantalla. Construcción audiovisual Es interesante destacar la construcción de los "reality games" como productos audiovisuales: por ejemplo Gran Hermano utiliza el formato de la telenovela con todos los recursos narrativos y dramáticos propios de este tipo de género, ayudado en gran medida por el montaje y la edición, que recorta y selecciona momentos, acciones y diálogos para construir pequeñas historias de celos, peleas, complots, conflictos internos que parecen tener una continuidad temporal, pero que en realidad no la tienen, porque el espectador cuando visualiza el programa editado, no sabe si los diálogos y acciones pertenecen al día anterior, o si las palabras y discursos fueron dichos por la mañana, a la tarde o a la noche ya que se brinda poca información temporal. En general los programas se construyen siguiendo los pasos del melodrama, y es aquí donde se hallan en una encrucijada que presenta dos antítesis: la realidad y la ficción, que en gran medida se yuxtaponen y se entremezclan. La realidad se ficcionaliza. La ficción ya no pretende imitar la realidad, todo lo contrario, la realidad imita la ficción, porque recorta, selecciona parte de la realidad, a través del mixer y los cambios de cámara se cambia el punto de vista de los personajes y de la historia, se decide quién aparece en cámara y quien no, quien habla y quien calla, que se ve y que se esconde. Lo seleccionado se relata con los recursos narrativos de la ficción. Por lo tanto lo que se ve no es real, por la focalización sobre determinados sucesos con apariencia de realidad. Después de todo ¿no es acaso la realidad una construcción dada por convenciones propias de un sistema de acción social?. Siempre es una construcción ya sea en el ámbito de la ficción como en el ámbito de la misma realidad. Reality shop Esa realidad televisiva tiene otras aristas. En la reciente finalización del "Gran Hermano 2" de España las crónicas resaltaban la actividad casi constante de los habitantes de la casa, escuchar música, beber y fumar, pero estas no son las únicas actividades de los jóvenes españoles, sino las que les interesaba resaltar en coincidencia con los productos de los anunciantes, dejando de lado las esperadas relaciones sexuales de la mayoría de los participantes. De la misma manera la versión local del "Gran Hermano" mostró unos jóvenes ansiosos por actividades de limpieza, de la casa, de la cocina, del baño y de los dientes, para "ayudar" a los anunciantes con actividades relacionadas con los productos que auspiciaban. Es que el negocio televisivo puede más que lo que espera el espectador, aún hasta el mismo sexo es desplazado por la venta, la promoción, el negocio paralelo. El programa "El Bar" está directamente armado como un negocio paralelo y que apunta directamente a auspiciantes ávidos de programas vistos por millones, como las cervezas y las gaseosas. Pero no es solo el negocio de la publicidad la que ronda el espectáculo de la realidad. Otros dineros vinculan a los "reality shows" y los participantes. Se juega con la mentira, los participantes no son actores pero cobran casi 1200 dólares mensuales mientras dura su estadía, se incluye publicidad en todas sus formas, contratos de exclusividad con revistas y no hay formas de controlar la verdad de los resultados, en España los directivos de "Gran Hermano" reconocieron no tener escribano certificando el resultado de las votaciones y en Argentina la productora de "El bar" condiciona e insinúa desde radio y otros programas quienes deben ser eliminados. En Francia se los mantiene cautivos mediante un contrato por 18 meses después de salir. Los productores juegan a hacer televisión y ganando más dinero que con otros productos audiovisuales: 45 millones de dólares proyectaba ganar "Gran Hermano" y 27 millones de la misma moneda "El Bar", solo 7 millones de dólares "Expedición Robinson", solo en Argentina (sin incluir los ingresos por el concurso telefónico). A pesar de las diferencias, todos son productos muy rentables. El juego de los negocios es muy atractivo para los ejecutivos de la televisión, quienes organizan toda suerte de proyectos televisivos y editoriales alrededor de estos fenómenos. Sobre héroes y espectadores Pero el éxito real, el éxito de público medido en porcentajes de audiencia, proviene de una excelente factura técnica y la colaboración de expertos en distintos medios narrativos audiovisuales, media docena de psicólogos esperan las acciones de esos actores de la realidad y media docena de guionistas esperan las grabaciones para armar especiales historias de amor y sexo, con formato telenovela (primeros planos, colores fuertes, diálogos que no dicen nada pero hablan del corazón, abrazos y silencios, y planos normales) en el caso de "Gran hermano", mientras en "El bar" se prefieren historias de confabulaciones, golpes, sexo más desprejuiciado, actitudes de rebeldía juvenil, sin ternura humana pero si con cariño hacia un animal, mezclada con la parodia del trabajo por propinas y sueldo, pero con la intención de captar los pensamientos de cierto público. Un bar con una audiencia evidentemente interesada en tener un segundo de gloria por estar en televisión al lado de un participante. "Expedición Robinson" se inclina por el formato de aventuras, intriga y acción, contado en paisajes tropicales, mucha agua, posiciones de cámara rebuscadas, aberrantes ángulos y montaje frenético, lógicamente no es en vivo, ya que el ritmo impreso a esta aventura requiere de una compleja edición. Así los productores de estos programas televisivos juegan con los espectadores armando recursos narrativos de ciertos géneros y aplicados a construcciones dramáticas verosímiles, pero que quedan impresos en el espectador como un espectáculo de la realidad, con mucho espíritu de ficción pero aclarando siempre que se trata de una competencia, de un juego, un juego de la realidad, como ya se ha dicho en el apartado anterior. El público es una gran masa homogénea que no distingue edad, sexo , clase social. Todos comparten la sensación de estar allí, compartiendo de igual a igual las experiencias de los integrantes del juego. No parece haber narradores ni intermediarios entre el público y los participantes, parece ser una historia que se cuenta sola y que se vive en contacto directo con los miembros del juego. Las imágenes brindan una verdad incuestionable, el público cree ver lo que sucede y en el momento que sucede. Los protagonistas hablan y desarrollan acciones que el público puede ver y oír por si mismo, sin que nadie se las cuente, con la sensación de estar allí, en la propia piel de cada uno de ellos. Esta sensación es posible gracias a la particularidad propia de la televisión, de registrar un hecho en directo y transmitirlo en directo. En los "reality shows" que se transmiten las 24 horas del día esto es posible y se percibe así por el público que participa con su voto, que en algunas ocasiones hasta conversa en vivo y en directo también con quienes ya han sido expulsados del juego, quienes en general resultan hasta familiares para el gran público que los acoge y protege o descarta y masacra. ¿Cómo reacciona la sociedad frente a esta realidad televisiva? ¿cómo se interpretan estos nuevos actores y su estrategias de supervivencia? Estas respuestas no están pendientes, el análisis de los comportamientos sociales, y de espectadores, siguen patrones más o menos establecidos desde hace mucho tiempo, precisamente porque la televisión ha sido siempre un espectáculo de la realidad con fuerte inclinación al juego. El vivo y en directo tan estimulante para el espectador y tan necesario para el emisor, sobretodo en los noticieros, está muy próximo al "reality show". Y ha sido casi la razón de ser la inmediatez y el reflejo de la realidad de la televisión desde su nacimiento, porque la elaboración de la ficción y en detalles pulidos y artísticos le correspondía al cine por su fuerte proceso industrial y calidad artesanal. En principio la sociedad no hace otra cosa que consumir los productos televisivos sin un análisis de sus particularidades genéricas y sin preguntarse sobre la coincidencia con la realidad, parecería mas próxima a disfrutar de una verosimilitud con los hechos reales. Porque de todas formas sea real o ficticio siempre dicha sociedad, próxima al trabajo y la supervivencia, estará lejos de la realidad del espectáculo. La idea de sobrevivir en un show televisivo sigue estando lejos de la vida real, máxime aún cuando existen el casting de selección para participar, cuando tienen un límite de tiempo en la permanencia en el juego y cuando existe una incentivación y motivación para "escribir" mas o menos la participación en el "guión" no escrito. La mayor resistencia este tipo de programas se dio en Francia, con el enfrentamiento de partidarios y detractores. La intervención legal consideró a los contratos como de esclavitud y obligó a votar en forma positiva y no expulsando. Curiosamente la publicidad dice que se trata de "Ficción real interactiva" al programa "Loft Story" (nombre galo de Gran Hermano). Los participantes deben formar pareja y la que gane debe permanecer seis meses más en la casa, con las cámaras, cumplido este plazo se quedan con la propiedad. Es que el espectáculo televisivo se adapta con facilidad a las leyes, a las realidad, a la sociedad, a la cultura, de cada país como la mejor de las gaseosas. Antecedentes en Argentina Hace unos años la televisión argentina puso en el aire varios "talks shows". Los había muy variados: de público en general, de problemas judiciales, de actores sobre temáticas relacionadas con ellos mismos, de gente común confesando sus problemas. Además el formato era copiado, aunque sea en forma parcial, por programas de lo más diversos, hasta prestigiosos periodistas considerados "serios" por sus opiniones y programas deportivos incluían algún bloque o parte del programa destinado a que alguien conversara, o confesara sus intimidades para el "show" televisivo y para deleite de algunos, o simplemente para llenar espacio y programación. Al mismo tiempo crecieron algunos programas de "reality shows", como variantes de los "talks shows", destinados a retratar algunas miserias humanas sacadas de la intimidad con fines de espectáculo y sin ninguna consideración de cuidado hacia los participantes, obviamente siempre se pretendía que no fuesen actores que estuvieran representando alguna ficción. GRAN HERMANO ![]() Formato La productora holandesa Endemol (Joop van den Ende y John de Mol) presentó por primera vez en sociedad en septiembre de 1999 Big Brother, el reality en el que diez desconocidos debían "sobrevivir" al encierro, el aislamiento y la convivencia durante tres meses, en una casa infectada de cámaras encendidas y micrófonos abiertos, las veinticuatro horas del día. El programa tomó su nombre (y no sólo eso) de la novela de George Orwell, 1984. Este formato después se fue adaptando en todo el mundo. "Los habitantes" son confinados en una casa bien diseñada, sin poder tener contacto alguno con el mundo exterior: ni televisión, radio, teléfono, Internet, libros o cualquier otro medio de comunicación es permitido. No pueden ni siquiera escribir. Charlas privadas con los psicólogos del programa son la única excepción. Semanalmente, el público decide quien debe abandonar la casa, eligiendo a uno de los nominados. Estos son elegidos por los propios concursantes, en votación secreta en el confesionario. El último en salir será el ganador. Además de la misma convivencia, que es el principal eje y mayor atracción del concurso, éste gira entorno a 4 bases: la vuelta a lo básica en su rutina diaria, el sistema de eliminaciones, la pruebas semanales propuestas por Gran Hermano y el confesionario, donde, individualmente, los concursantes expresan sus pensamientos, sentimientos, frustraciones y sus nominados. Inicialmente, la casa donde ellos tenían que convivir durante el concurso era muy básica. Aunque se regalaba lo esencial en el comienzo del programa (agua corriente, muebles, ración de comida mínima, etc.), cualquier tipo de lujo estaba prohibido. Esto añadía un elemento de supervivencia al concurso, incrementando así la posibilidad de crear tensión en la casa. Ahora, en cambio, casi todas las versiones cuentan con una hermosa casa, acondicionada con la última tecnología y grandes lujos, como sauna, jacuzzi, suite VIP, etc., en contraposición a otras zonas más pobres, comunes, incluso precarias. Para rellenar el tiempo libre, los concursantes tienen diferentes tareas para mantener la casa, y deben afrontar las pruebas semanales propuestas por el equipo de producción, que se dirige a ellos a través de la voz, nunca la imagen, del "Gran Hermano". Las pruebas son diseñadas para comprobar su capacidad para trabajar en equipo y su espíritu de comunidad. Los habitantes de la casa tienen un presupuesto semanal para adquirir comida y otros productos necesarios. Ellos podrán aumentar, mantener o disminuir este presupuesto según superen o no las pruebas. Cada semana, los concursantes dan los nombres de varias personas, las que ellos prefieren ver fuera de la casa. Los que obtienen una mayor puntuación son nominados en el programa especial, y los espectadores, a través de sus llamadas o sus mensajes de texto, pueden enviar sus votos. Tras, generalmente, una semana, el presentador del concurso les comunica la decisión de la audiencia. En ese mismo instante, el concursante elegido debe abandonar la casa para siempre. Comienza entonces una entrevista en primicia para el programa. El último que permanezca en la casa será el ganador de una sustancial suma de dinero, la cual ha variado notablemente entre las diferentes versiones internacionales. El programa está hermanado con Internet. Los resúmenes diarios son necesariamente editados, por lo que el concurso es emitido en muchos países, sin interrupciones, en la red. Este proceso ha sido tan exitoso que se ha comenzado a cobrar por este servicio. En algunos países, la emisión en Internet fue suplementada con actualizaciones vía e-mail, WAP o SMS. La convivencia es además emitida en muchas ocasiones a través de plataformas de televisión digital. A pesar de las críticas de las esferas intelectuales, el concurso ha sido un éxito comercial en todo el mundo. FRAGMENTO DE LA NOVELA DE ORWELL Según el texto, al saberse vigilados constantemente, los humanos desarrollaban una racionalidad distorsionada, que afectaba los vínculos entre ellos: "Saber y no saber, tener conciencia de estar expresando la verdad cuando deliberadamente se dice una mentira, tener al mismo tiempo dos modos de pensar opuestos el uno al otro y creer en ambos; emplear la lógica contra la lógica, repudiar los principios morales y atribuirse sus virtudes... En eso residía el supremo artificio: inducir a sabiendas a un estado de inconsciencia y, luego, perder todo sentido de haber obrado por sugestión, momentos antes...". La genialidad resultó irrebatible: nunca antes se había concebido un formato a partir del argumento de una novela. La buena idea tenía que dar buenos frutos BENEFICIOS DE LOS REALITY SHOWS A pesar de las críticas recibidas por varios sectores de la sociedad, los reality shows permanecieron inmunes a todo tipo de comentarios en contra, obteniendo las más altas cifras de rating. Han logrado sobrepasar al tan popular TALK SHOW de los años ’90, conviertiéndose en el género popular del 2000. Esto se debe a que los reality shows cuentas con varios puntos a favor, como:
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