FUNCIONAMIENTO Y EMISORAS COMUNITARIAS La doble dimensión de Onda Puerto Radio, a la que ya hemos aludido antes, hace que esta entidad se gestione de una manera distinta al resto de emisoras. Las radios comunitarias funcionan con una jerarquía más horizontalizada, se debaten las decisiones, se trabaja en equipos dedicados a áreas. OPR materializa este modelo de gestión participativa en su órgano representativo: la asamblea de alumnos. Allí acuden periódicamente todos los alumnos de la emisora taller para debatir sobre las estrategias y el funcionamiento de la radio. De esta forma los alumnos no solo se forman en redacción, locución, producción... También lo hacen en gestión. El director es elegido democráticamente por los alumnos. El presidente de la Asociación de Vecinos Puerto de la Torre cierra la cúspide del organigrama, con competencias en exclusiva sobre la economía de la radio. Actualmente la dirección recae en dos alumnos, dos codirectores que realizan tareas de planificación y coordinación de los distintos equipos que trabajan en varias áreas de Onda Puerto Radio: económica, jurídica, relaciones públicas y web, musical y archivo, encargados de día, etc.. Nadie recibe remuneración alguna por su trabajo, todo el personal es voluntario.
Detengámonos ahora en algunas cosas esenciales sobre las emisoras comunitarias.
Son emisoras de propiedad social (Onda Puerto Radio pertenece a la A.V. Puerto de la Torre).
Dan espacio de expresión a los diferentes colectivos de su comunidad. Son plurales y comprometidas con los ciudadanos.
No tienen ánimo de lucro y reinvierten todos lo beneficios en la emisora y sus actividades.
Tienen una función social y desarrollan proyectos culturales y sociales, además de la radiodifusión.
Las comunitarias han cobrado mucha importancia en América Latina, afrontando los problemas relacionados con el desarrollo y la alfabetización. En Europa son un fenómeno anterior en el tiempo a las emisoras municipales, y han alcanzado un gran auge en Suecia, Francia, Bélgica, Dinamarca, etc. En España algunas municipales (las que no han derivado hacia el mercantilismo o el partidismo político) coinciden con el planteamiento de servicio público de las comunitarias, si bien la red más sólida se encuentra en Madrid (Unión de Radios Culturales). En Andalucía, la EMARTV representa a las municipales con vocación comunitaria. Onda Puerto se relaciona con todas estas entidades para mejorar los servicios que presta.
Onda Puerto Radio es una emisora en proceso de legalización. En junio de 2002, la Junta de Andalucía realizó un decreto (174/2002) por el que se regulaban las “emisoras culturales”, sometiéndolas a ciertas restricciones de potencia de emisión y financiación (reduciéndola a patrocinios y subvenciones). La orden que regula la aplicación del decreto, fue emitida el 2 de octubre de 2003.
En cualquier caso, y a pesar de la alegalidad de la mayoría de las comunitarias, no falta legitimidad a nuestra labor. Una legitimidad reconocida en la Constitución Española de 1978, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención Europea de Derechos del Hombre: el ciudadano tiene derecho no solo a recibir información veraz, sino también a difundir mensajes. Hoy día, y vista la situación que se impone a las comunitarias, se está quebrantando la legitimidad de los ciudadanos para participar en los medios.
UNA REFLEXIÓN ANTES DE EMPEZAR CON LA MATERIA...
Hacer radio es pensar en el oyente. Desde que estamos preparando el programa de radio hasta que nos cierran el micrófono (pasando por el momento en que estamos hablando) debemos tener al oyente en la cabeza. Y esto se explica por tres motivos:
El mensaje oral es fugaz. No es un texto de periódico que pueda releerse.
La actitud del oyente de radio tiende a la dispersión. Cuando escuchamos la radio no estamos haciendo solo eso, puede que estemos conduciendo un coche, cocinando, limpiando el polvo, bañando a nuestro hermano pequeño, etc.
El oyente es a la vez un ser social (un ciudadano, interesado por la comunidad) y un ser humano, que se emociona y siente.
Con estos tres principios se fundamentan todas las líneas que siguen. Todo lo que vamos a decir estará dirigido a conseguir que el oyente reciba y retenga el mensaje, a la vez que satisfaga (sobre todo en el caso de los informativos) las necesidades de información de las sociedades democráticas. Sin olvidar nunca que la radio acompaña a la vida, la radio también entretiene. LOCUCIÓN La voz es la sonrisa del radiofonista, su boca, sus ojos, sus manos, sus gestos, su simpatía, su mirada, su vestimenta... La voz es la puerta que se abre a la imaginación del oyente. La voz se produce por la vibración de las cuerdas vocales y la resonancia del resto del aparato fonador (la caja torácica, la laringe, y las cavidades superiores del cráneo). Las cuerdas vocales son unos músculos lisos que, cuando queremos producir la voz, se pliegan en la laringe al pasar el aire. Los nódulos son callos en las cuerdas vocales, producidos por roces incorrectos en las cuerdas vocales mientras se fuerza la voz. Características principales de los sonidos y la voz humana:
Intensidad: potencia del sonido. Es la que hace desaparecer los obstáculos emisor-receptor. Afecta al significado (chillar no es lo mismo de hablar normal) Unidad: belios (decibelios)
Tono: cuando las ondas vibratorias tienen el ciclo corto: sonido agudo; ondas vibratorias con ciclo largo: sonido grave. Nos habituamos a hablar en un tono medio. Unidad de medida: hertzios. Las madres hablan a sus hijos en tonos más agudos, ya que los bebes descodifican mejor esos tonos. Es recomendable a las voces graves a que eleven ligeramente a intensidad y que se esfuercen en vocalizar más.
Timbre: la personalidad de la voz. Nos habla del género, la edad y del tipo de instrumento (violín, guitarra, tambor).
Entonación: es el modo de articular, de forma que las variaciones de la entonación aportan información (es como si en lugar de leer, el locutor contara la noticia). En la articulación intervienen la lengua, la mandíbula, los labios, el velo del paladar y las encías. Pero si la respiración falla: falla todo. En la entonación influyen las hablas locales, los rasgos personales y los estados anímicos. En Onda Puerto Radio no se imponen criterios que vayan en contra del habla particular de los distintos puntos de España o del mundo, siempre que se expresen en el idioma español y no afecten a la inteligibilidad del oído del oyente. Técnica de respiración abdominal-diafragmática (con su dominio evitaremos el ahogo al leer n texto largo):
Practicar la técnica varias veces al día y de forma regular.
En posición de pie, apoyando la palma de la mano justo debajo del esternón, intentaremos expulsar el aire en los pulmones y lentamente encogeremos el vientre. Después inspiramos por la nariz y llenaremos de aire nuestro abdomen.
Así tendremos siempre una última reserva de aire si nos vamos a ahogar mientras leemos.
Haremos el ejercicio durante 5 minutos. Además propicia la concentración y la relajación.
Consejos sobre la locución:
El aire debe comenzar a expelerse justo al iniciar la fonación, no antes.
Las pausas se aprovechan para inspirar aire.
Las subidas de intensidad injustificadas suponen un claro desperdicio de aire (no hay que emocionarse delante del micrófono).
El locutor moldea la locución y no al contrario (los nervios entorpecen la respiración correcta). El entrenamiento ayuda a mejorar (hay que llegar a emitir un sonido continuado durante 15 segundos).
La postura ante el micrófono debe ser con el culo respingón y la espalda recta (no encogerse ni poner las manos en la boca o cruzar los brazos o las piernas).
No forzar la voz en lugares muy ruidosos, no fumar o evitar la expulsión del humo durante la fonación, no permanecer mucho tiempo en zonas con poca humedad o con aire acondicionado.
Ejercicios: Leer un texto con un bolígrafo en la boca (10 minutos al día). Abrir la boca varias veces hasta el límite. Masajear la cavidad bucal con la lengua. Silabear un texto: pronunciar las sílabas exageradamente pero manteniendo la entonación informativa. Dar distintas entonaciones a un mismo texto (anexo 6 Y 7).
Disonancias más comunes de los fonemas:
Por omisión: plurales y pares de consonantes (loh reyeh2, poblema).
Por enlace: más sonidos de los necesarios, suele suceder con la C (señalizacción, sujección).
Por enlace: al juntar dos palabras (el error es della, peaton-torero).
Por cambio: confundir el sonido de un fonema con el de otro (el habla madrileña y el seseo: esperaz, esamen).
Por alteración del orden: “Grabiel” por “Gabriel” “Mágala” por “Málaga”.
¿Qué es un grupo fónico? Es la parte mínima del enunciado dotada de significado y comprendida entre dos pausas de la entonación. Las pausas se expresan gráficamente por comas, de modo que por ejemplo, un grupo fónico podría ser “El presidente del gobierno,” y otro grupo fónico sería “José María Aznar,”. La entonación descendente (también llamada cadencia) es similar a la forma en que decimos una oración enunciativa. Se caracteriza por bajar la intensidad al final de la frase.
La entonación neutra o media (también llamada suspensión). Se usa para ilustrar frases incompletas, series de números y palabras, así como dudas.
La entonación ascendente (o también llamada anticadencia) se utiliza en oraciones interrogativas y explicativas.
Las semicadencias y semianticadencias no aportan significado, pero ayudan a romper la monotonía, y serían variaciones de menor grado. Las Pausas. Nosotros colocamos las pausas en función de lo que queramos comunicar, ya que los grupos fónicos están delimitados por pausas. La pausa en la redacción se expresa con la coma y el punto. La puntuación de un guión radiofónico no es la misma que en un texto pensado para ser leído. Una pausa prolongada donde no corresponde durante la locución informativa, evidencia que el locutor no se cree lo que está diciendo. Otros ejemplos que afectan al significado: “Durante el primer trimestre del año (pausa) 98 observadores de todo el mundo (pausa) viajarán hasta el Sahara” no es lo mismo que “Durante el primer trimestre del año 98 (pausa) observadores de todo el mundo (pausa) viajarán hasta el Sahara”.
Tras una coma se realiza una anticadencia o se sostiene la entonación y se realiza una pequeña pausa. La coma no es la conclusión de una idea, por eso no se baja el tono, así indicamos que detrás hay más. El punto conlleva una pausa mayor y una entonación mantenida. Una idea ha finalizado, pero si bajamos el tono demasiado corremos el riesgo de que el oyente no pueda captar el final de la frase (siempre que hablamos de textos informativos). El punto y aparte a veces se utiliza para cambiar de locutor y pasar a otra voz.
Los puntos suspensivos suponen un punto intermedio entre la coma y el punto. Tras él hay un cambio en la curva de entonación.
Los dos puntos se utilizan para enumeraciones o conclusiones, si bien algunos profesionales (los más modernos) creen que las enumeraciones y las frases que necesitan dos puntos están anticuadas y son antirradiofónicas. Para ellos se debe cambiar la redacción del texto y jamás incluir los dos puntos (siempre que hablamos de textos informativos). Los entrecomillados deberían estar prohibidos en radio, pero se utilizan para marcar que las palabras son de otro. A veces el equipo no ha podido conseguir un testimonio sonoro de la fuente y hay que conformarse con las palabras que conseguimos de los teletipos escritos de agencia o de los comunicados oficiales. Debemos entonces hacer una pausa justo antes de las palabras entrecomilladas, ralentizar las palabras e incluso el tono, o combinar esto con la redacción de “según sus propias palabras”, para que no haya duda alguna sobre la autoría de esas palabras que podrían llegar a comprometer al medio o al periodista en caso contrario. El ritmo: en él influyen:
Las pausas (su número y duración).
Los grupos fónicos (su número y duración).
El tono.
La intensidad.
Acelerar el ritmo para dar más información en menos tiempo, genera una comunicación ineficaz. La exposición excesivamente lenta aburre al oyente y es igualmente ineficaz. Las distintas alturas tonales con notas ascendentes y descendentes permiten al locutor generar discursos atractivos al oído. Pero la locución informativa a veces resulta farragosa y aburrida por la monotonía de la entonación. Tampoco es eficaz la cantinela: cuando una oración se inicia con una entonación baja, sube rápidamente hasta el punto más alto y desciende, yendo estas oraciones una detrás de otras y llegando a «hipnotizar» al oyente. Consejos:
Subrayar las palabras que deben ser destacadas o que son especialmente complicadas, por ejemplo, «irreversibilidad».
Locutar las palabras clave-subrayadas con una variación aguda o grave respecto a la modulación media (o de intensidad o con pausas).
Leer antes en voz alta el texto para percatarnos de posibles ecos, cacofonías y dificultades.
Un texto leído en voz alta dura más que uno leído para sí mismo.
Hay que ser correcto en el lenguaje (el modelo BBC)se ha impuesto como uno de los mejores ejemplos de buen uso de la lengua inglesa).
No leer, contar.
No utilizar vulgarismos (en’cá Juani, pooo..., voy pá Vélez).
No ser ultra correcto y distinguir entre la y/ll y v/b. No cambiar el acento de una palabra larga, aunque entre los profesionales hay divergencias.
Cuidado con pronunciar bien el juego consonántico “cc” (amplia acción no es lo mismo que ampliación).
Conocer las pronunciaciones extranjeras sin llegar a ser pedante (sobre todo del inglés, alemán y francés).
Evitar cacofonías (“Iba a Ávila”, “el camino era el elegido”, “ha afirmado”)
Si queremos evitar el seseo, sustituiremos, por ejemplo, “cerilla” por “ferilla”. Según Mariano Cebrián Herreros, este cambio es casi inapreciable por la audiencia.
Se pronuncian en castellanos los nombres de autoridades, excepto aquellos que tengan connotaciones especiales en sus funciones (“Lehendakari” y “Conseller en cap”).
No poner los auriculares muy altos ni muy bajos, así el volumen de nuesta voz será el adecuado. Si los auriculares tuvieran una intensidad muy alta, inmediatamente tenderíamos a bajar nuestra intensidad.
Ritmos y factores que condicionan el ritmo de la locución:
Biológicos del locutor(del corazón y la respiración)
Circadianos de la audiencia (disposición de la audiencia a recibir impulsos sonoros, que van cambiando a lo largo del día. Por la noche se está predispuesto a una menor velocidad que por el día. Un locutor de la BBC, Frank Phillips, durante la IIGM fue objeto de quejas porque los oyentes decían que su por la noche hablaba más rápido y no le entendían, a pesar de leer de igual forma. El locutor tuvo que reducir su velocidad de 170 a 125 palabras por minuto.
Culturales del medio y de la audiencia (un reportaje radiofónico en España dura menos que el reportaje radiofónico en Alemania, que puede llegar a los 30 minutos).

HABLANDO EN RADIO-CONSEJOS GENERALES
La improvisación es la peor de las consejeras cuando tienes delante de tí al mayor chivato del mundo: el micrófono. El micrófono transmitirá, no solo lo que decimos, sino también cómo estamos (nerviosos, tranquilos, enfadados, etc.) y, por tanto, afecta a la credibilidad que el oyente deposite en nosotros. Dedicaremos un apartado a al improvisación al final de esta lección. Resumamos la labor del locutor en la siguiente secuencia:
«Sencillez, claridad, reiteración y consecuencia»
La sencillez es importante por la fugacidad del mensaje radiofónico. Lo sencillo se transmite mejor y es más fácil que lo capte el oyente. La claridad se refiere a la manera en que producimos le mensaje, aquí la redacción y la locución son los factores determinantes. Ambos deben ser óptimos. La reiteración es la clave para asegurar la captación del mensaje que emitimos, además de servir, sin que el oyente lo perciba, para ayudarle en la tarea de seguir la información sin perderse3.Si unimos las ideas que queremos expresar de manera consecuente, estaremos también ayudando al oyente a comprender el mensaje. Comencemos con los consejillos generales para todo tipo de programas:
Se escoge siempre la palabra más precisa para lo que queremos decir, la que deja menor margen de incertidumbre (p.e. en lugar de “el juez dijo”, diremos “el juez condenó”).
Tenemos que imaginar que hablamos a un oyente concreto, pero no único. Es un ejercicio de empatía. Tenemos que imaginarnos por un momento que somos ese oyente, uno solo. Así haremos que nuestro lenguaje oral sea más natural. Pero no olvidemos que ese oyente puede no haber escuchado el programa anterior, o ser la primera vez que nos sintoniza. Para saber más sobre esto consulta la Teoría del Marciano de Miguel Ángel Bastenier (en la bibliografía).
Daremos la información pasito a pasito. De lo general a lo particular, de lo conocido a lo desconocido. P.e. El ministro de Asuntos Exteriores, José Zurbano” y no “José Zurbano, ministro de Asuntos Exteriores”, puesto que hay más ministros de exteriores (general) que Josés Zurbanos que sean ministros.
Intentaremos comunicar nuestras ideas según su afinidad, teniendo mucho cuidado de que lo que nosotros consideremos ideas afines también sea considerado así por el oyente. Tener esto en cuenta es muy útil a la hora de pasar de una sección a otra o de una noticia a otra (en un informativo). Si no estamos seguros de que el oyente vea la afinidad de las ideas con seguridad nos debemos encargar de convencerlo. P.e. “la decisión fue duramente criticada por el portavoz del Gobierno. Y no abandonamos La Moncloa, porque esta misma mañana el presidente del gobierno, José María Aznar, recibía al príncipe saudí....”
Las palabras capaces de contenerlo todo transmiten muy poco (p.e. “cosa”). Hay que afinar la expresión. Ver lista de palabras vacías y manidas (anexo 34).
Las palabras simples son las que más facilitan la captación y retención de lo oído, palabras con dos o tres sílabas (también son más fáciles de locutar). Las frases deben estar en torno a las 20 o 25 palabras. La primera frase llama la atención y la segunda interesa. El orden de los sintagmas suele ser sujeto-predicado-objeto, si bien los complementos pueden colocarse a veces al principio de la oración para llamar la atención sobre ellos y no causar aburrimiento. “Los estudiantes pagarán de media 600 € de matriculación...” o “Unos 600 €, pagarán los estudiantes por matricularse...”.
Cuanto más se aleja el sujeto del verbo, más se complica la comprensión del mensaje oral. Debemos evitar colocar los complementos entre el sujeto y el verbo, y evitar informaciones superfluas. P.e. “El presidente de Alianza Viciosa, diputado por Chiquitistán , premio Nobel de la paz y padre de tres hijos, Katombo Manchoso no ha hecho declaraciones sobre su romance con la vecina del quinto...” es una construcción que debemos evitar, simplificando a “El presidente de Alianza Viciosa no ha hecho declaraciones...” y colocando los otros datos en el resto de la información.
Se debe evitar el uso excesivo de pronombres que puedan hacer perderse al oyente y que termine por desconocer quién es el sujeto de la acción. Evitaremos “éste, aquél, el dicho, el susodicho, etc.”. La reiteración de nombres se acepta en mayor grado que en lo escrito y no debemos abusar tampoco de los sinónimos. No tengamos miedo a repetir en varias ocasiones “los ministros” si éstos son noticia. Detengámonos en un ejemplo de informativos: En Fulminandia del Norte una bomba colocada en un camión ha causado la muerte de dos soldados que estaban examinando el vehículo, aparcado a unos metros de la frontera con la República. El ingenio mortífero fue activado por telecontrol...” Es mejor la siguiente redacción “En Fulminandia del Norte dos soldados han muerto al estallar una bomba colocada en un camión. Los soldados estaban examinando el camión aparcado a unos metros de la frontera con la República de Fulminandia, cuando la bomba fue activada por mando a distancia...”.
La subordinación no debe ser excesiva. Como norma general debe ser inferior a la que se realiza en los textos escritos.
Si una palabra o frase sirve de aclaración, se acepta; si sirve de adorno, ser rechaza.
El vocablo positivo se prefiere al negativo. P.e. “tristeza” por “infelicidad”, “estéril” mejor que “infértil”, “es posible” mejor que “no es imposible”.
Mejor utilizar la voz activa que la pasiva, puesto que la primera es más natural.
Hay que tener cuidado con las palabras cuya locución es muy parecida. Debemos asegurarnos de no confundir “cogestión” con “congestión”.
Las cifras deben redondearse. Nunca diremos “el bote de la lotería asciende a 6.453 millones de €”, sino “el bote de la lotería asciende a más de 6.500 euros”, si un árbitro tiene “un promedio de expulsiones de 0’47 por partido”, significa que “echa a un jugador cada dos encuentros”. También se tendrá la precaución de separar una cifra de otra, esto es importante a l hora de dar números de teléfono, ya que debemos dar tiempo ara que el oyente los apunte y verifique su corrección. Además. Un texto de economía, lleno de números hace perderse al oyente en una marabunta numérica que oculta el mensaje.
Es preferible utilizar porcentajes a utilizar fracciones. Pero las fracciones que se refieren a la mitad, tercera parte, cuarta parte y similares suelen ser fáciles de captar para el oyente. Pero preferimos el 12 % a 1/8.
Evitaremos también que nuestro discurso se llene de frases hechas: “con mejor pie, en otro orden de cosas, en esta coyuntura”. A veces son vienen al caso, pero su abundancia cansa.
Evitaremos usos que sean capaces de hacernos enloquecer, que provoquen el desconcierto: «Se advierte una subida de la bajada del empleo (un aumento del paro), Hay un incremento en la escasez de viviendas (hay menos viviendas), sube la tasa de depreciación del dólar, El cantante tiene mucha culpa del éxito de la lírica española (es responsable), Odón Elorza tacha su elección de democrática (califica), Altadis obtuvo unas pérdidas... (tuvo/padeció).»
Evitaremos palabrotas o tacos, así como respetaremos escrupulosamente a todos lo grupos sociales. No diremos “sudaca, maricón, puta, inmigrante ilegal (ninguna persona es ilegal), etc.”
(Consulte la lección de Locución radiofónica) Consejos para los improvisadores.
Hay quien hace de la improvisación una bandera. Unos pueden tomar esta decisión porque conciben así su trabajo, otros porque han sido seducidos por la naturalidad de ciertos programas. En cualquier caso, dejar más o menos espacio para la improvisación es una opción que cada programa debe ajustar. Aún así, en los grandes programas de éxito del dial español, muy poco se deja a la improvisación, o mucho menos de lo que algunos creen. En los espacios de “Gomaespuma” (M-80) es cierto que no existe guión dramático, pero sí un esquema esencial, donde se marca cómo empieza la historia, qué cosas ocurren y cómo termina. Así se evita que el gag se alargue demasiado y se desvirtúe. Otro ejemplo es el de “Clásicos Populares” de RNE, donde el programa tiene aspecto de improvisado en comentarios técnicos y opiniones, allá donde los expertos presentadores actúan con autoridad. En todo menos en la presentación de los discos y actuaciones, donde exige fluidez y corrección absoluta, al igual que no se perdonan fallos en la técnica o el control de sonido. Como recomendación general, los programas que no quieran ceñirse a un guión extenso deberían hacer un minutado de su espacio. Esta herramienta es útil para no perderse y tener una visión de conjunto del programa, sin olvidarse de nada y sin dedicarle más tiempo del previsto a algo.
El tipo de locución depende del: género radiofónico, la temática, el momento del día y del programa, e incluso de cada emisora o cadena. Escribir y leer textos destinados a ser escuchados es una tarea óptima, si recae en la misma persona. Pero el consejo más importante es dominar el asunto y saber qué se lee (leer primero el guión es asegurarte el 50 % del éxito). Locución informativa:
Es una de las más frías, si bien se tiende hacia la espectacularización en los últimos años.
Es fluida y natural, nunca llena de expresiones pomposas.
La escuela de RNE y la de la SER son distintas, la SER canta más, si bien las dos son válidas, ya que son eficaces y no son extremas.
La locución informativa requiere naturalidad, pero deja poco margen para la afabilidad con el oyente, ya que nos restaría credibilidad. La transmisión de sentimientos queda prohibida.
Hay que evitar cantar (repetir cíclicamente las alturas tonales en los mismos lugares).
Pero como tampoco podemos cansar o aburrir al oyente, hay que esmerarse en la ordenación de los grupos fónicos, alternando grupos largos con otros cortos.
Para el castellano se ha establecido entre 160 y 180 palabras por minuto. Tengamos en cuenta que unas 15 o 16 líneas a Times New Roman de cuerpo 16 equivalen a un minuto de lectura en voz alta.
Ante los errores en la locución, debemos pasar por alto los que no afecten gravemente al mensaje (por ejemplo, Guadalherce). Si paramos, decimos “perdón y retomamos la palabra podemos llamar demasiado la atención respecto al error y desviar su atención de la información Si nos equivocamos con cifras diremos “queremos decir...”.
Locución con música:
Es importante el raccord o sincronía entre música y voz. No podemos hablar cuando la música está en primer plano, ya que no se nos escuchará bien. Tampoco debemos hablar sobre la voz del cantante, a pesar de que esté en PF, ya que así impediremos al oyente conocer el inicio de la letra.
También puede romperse el raccord para llamar la atención.
El locutor de radiofórmula plasma su personalidad, trata al oyente como un amigo: entretiene.
Parece que está improvisando, pero conoce y domina la trayectoria del grupo, y tiene mucha soltura para presentar en pocos segundos los datos del tema musical.
Varía el ritmo y las pausas (su número y su duración).
No todos los discos pueden presentarse de la misma forma, ya que eso aburre a la audiencia y resta atractivo al programa.
Hay que saber cosas sobre los grupos que se presentan. Los profesionales suelen escribir el tiempo que queda desde el principio de la música hasta la voz del cantante, para saber de cuanto tiempo se dispone para presentar el disco sin pisar la voz del cantante
Locución dramática:
No debe parecerse a ningún otro género.
Es la absoluta interpretación.
Utilizada no solo en ficción, sino también en las retransmisiones deportivas, puesto que transmite las emociones que siente el locutor.
Es importante caracterizar a los personajes a través de la locución, ya que esta es el único medio que tiene el oyente para hacerse una imagen del personaje. Si representamos a un anciano, su locución no puede ser igual a la de un joven de 20 años, ni es lo mismo un joven de 20 años que trabaja como obrero, que uno que estudia derecho. Ni usan las mismas palabras ni utilizan la misma intensidad, ni el mismo tono.
Locución publicitaria:
Es muy creativa y coge cosas de todos los tipos de locuciones. Trata de vender, por lo que es muy persuasiva.
A veces se abusa de locuciones y, en general, de producciones muy informativas y descriptivas.
Hay que jugar más con los recursos radiofónicos y no apostar tanto por la cuña tradicional (narrativa), que predomina tanto en las radios locales.
Locución improvisada: la mejor improvisación es la menos improvisada.
Hay que evitar balbuceos, incoherencias y otras inseguridades.
La práctica lo da todo.
La improvisación no se utiliza solo en programas basados en ese tipo de comunicación, sino también en situaciones imprevistas como fallos técnicos, respuestas inesperadas de entrevistados, peleas entre los contertulios, un apagón durante un partido de fútbol, un teletipo de última hora.
Recomendaciones:
Estructurar en la mente el discurso y perder el miedo a los silencios y a las pausas.
No decir “eeeeeehhhhhhhhhh”, ni utilizar muletillas. Es absolutamente antirradiofónico y muestra de falta de práctica.
En caso de fallo técnico grave, y teniendo en cuenta las prescripciones que sobre fallos técnicos hicimos más arriba. Hay que explicar al oyente la situación, si es evidente, pero sin engañar ni complicar, ni utilizar muchos tecnicismos.
Acabar las oraciones con cadencias, pues las anticadencias obligan al locutor a seguir hablando.
Tener un discurso preparado para imprevistos (Problemas técnicos nos impiden disponer del sonido ambiente”, “Seguimos con...” “Parece que no está preparada la conexión, continuamos con...”).
Disponer de documentación suplementaria para salvar situaciones inesperadas.
Postura ante el micrófono La postura es importante para que el aire pueda salir y entrar adecuadamente en tu cuerpo y la voz se produzca sin sobreesfuerzos ni obstrucciones. Además, la postura influye en la resonancia de nuestra voz.
Cómodo y relajado
Espalda recta y apoyada en el respaldo
Piernas abiertas y pies apoyados en el suelo.
No poner las manos en la boca o en el torax.
Distancia al micrófono: norma general, 15 centímetros (una cuarta). La cabeza no debe moverse para los lados.
No golpear, ni siquiera levemente con los dedos, la mesa ni el micrófoo. Esto es usual cuando se está nervioso. Si los nervios persisten, es bueno coger un bolígrafo para descargar la tensión agarrándolo.
Reglas para el buen locutor radiofónico
Ser natural, sin imitar a otros locutores.
Engancha al oyente, utiliza las variaciones de tu voz para mantenerlo atento. No utilices siempre el mismo tono. Altera la intensidad para conseguir el mismo efecto de mantener la atención.
No digas tu nombre constantemente en antena.
Dirígete a los miembros del programa en segunda persona. Usted solo se utilizará para los invitados. Nunca se utiliza “Señor”. “Don/Doña” solo se usa con la familia Real.
Si te confundes o te trabas pero la frase se ha entendido, no vuelvas atrás para rectificar.
Utiliza frases cortas y sencillas.
Tus problemas personales se tienen que quedar fuera de la emisora.
Gesticula delante del micrófono al igual que en una conversación normal (pero no saques la cabeza fuera del plano del micrófono).
Evita siglas, incorrecciones, topicazos y palabras extranjeras. Si las tienes que decir, explícalas.
Tú eres el representante de la audiencia en el estudio.
Lee el guión sin que parezca que lees: cuenta las cosas. Un buen método es leer primero el texto en voz baja, subrayar después las palabras difíciles y las ue quieras resaltar. Finalmente, lee de nuevo el texto en voz alta.
Grábate y descubre tus muletillas. Elimínalas.
REDACCIÓN RADIOFÓNICA Este apartado es de especial interés para aquellos alumnos encargados de los servicios informativos o que tengan secciones de información en sus programas. Las siguientes reglas se sumarán a las expuestas en el apartado anterior “HABLANDO EN RADIO”, así como a la de “LOCUCIÓN”. Antes de entrar en materia debemos recordar las palabras con las que Miguel Ángel Bastenier describe a los periodistas. Dice Bastenier: «el periodista puede entenderse, por tanto, como una suma de todo lo que no es: no es un novelista, no es un sociólogo, no es un historiador, no es un político [...] Lo que no acabamos de ser, [...] es lo que somos».4 Escribir en radio tiene muy poco que ver con escribir para un medio impreso. Los textos de los periódicos están hechos para ser leídos, mientras que los textos radiofónicos están hechos para ser escuchados. La redacción tiene que intentar facilitar la lectura y la locución, que siempre se realizará en una situación más o menos tensa. Por lo tanto tendremos que tener en cuenta los siguientes puntos cuando vayamos a redactar un texto de radio:
En Onda Puerto Radio... Encabezaremos las distintas hojas con un cuadro de texto en el que indicaremos elas palabras clave de la noticia, el tema, la fecha y el programa en el que se emite. Escribiremos en Times New Roman tamaño 16 a doble espacio, con márgenes para poder hacer correcciones y añadiduras. Y una regla de oro... No hacer textos para periodistas, evitar jergas y palabros, intentar explicar las cosas.
SIGLAS. No abusaremos de las siglas. Es preferible decir el nombre de la organización, tratado o ley antes que dejar al oyente pensando a qué se referirán esas siglas. Como norma general diremos en una primero mención el nombre completo, y después las siglas. P.e. La supresión del Impuesto de Actividades Económicas dejará sin financiación a los ayuntamientos. El IAE inyectaba en las arcas municipales más de...”. Y después podemos decir: Gobierno y ayuntamientos están buscando sustitutos para el impuesto suprimido, que pueden ser...”. En el caso de que las siglas sean de sobra conocidas, nunca utilizaremos el orden foráneo de las siglas (diremos y escribiremos OTAN y no NATO, SIDA y no AIDS). Las siglas conocidas pero que no se pueden pronunciar se escribirán en el guión con su mención completa (Comisiones Obreras en lugar de CC.OO.). A veces se prefiere el uso de equivalencias en lugar de la propia sigla o de su correspondiente significado (p.e. “la patronal” mejor que “la CEOE” o “la Confederación Española de Organizaciones Empresariales”) Consulta la lista de siglas más conocidas y admitidas (anexo 34).
Nunca utilizaremos abreviaturas P.e. “Ilustrísimo” en lugar de “Iltmo.”, “también” en lugar de “tb.”, y jamás “xa” en lugar de “para” o similares.
PUNTUACIÓN. En los textos para radio la puntuación sirve para marcar unidades fónicas (no gramaticales como en los textos para ser leídos). La coma indica una pausa pequeña. El punto es supone la resolución de la unidad fónica. Paréntesis y guiones no deben usarse, ya que las aclaraciones separan elementos gramaticales y por tanto entorpecen la comprensión de lo hablado. En lugar de paréntesis utilizaremos otra frase separada por puntos. Los dos puntos e utilizarán antes de las enumeraciones, pero también para antes de las conclusiones o para señalar la consecuencia final. Utilizar comillas no debería tener sentido, pues cuando el valor de lo dicho por alguien es suficiente como para destacarlo, debemos insertar su voz y no transcribirla nosotros. Aún así, las comillas ayudan a marcar con nuestra entonación lo dicho por esa persona y nos avisan que estamos leyendo una declaración. Utilizaremos en ese caso el estilo indirecto para insertar las declaraciones. Tenemos que asegurarnos que el oyente percibe con claridad cuando acaba y cuando termina la cita textual. P.e. cambio de locutor que tras la declaración por voz de locutor 2 dice “hasta aquí las declaraciones del portavoz. Ahora veamos los argumentos de ...” Podemos subrayar en el guión una expresión para recordar que debemos darle un especial énfasis. No usaremos enumeraciones con letras (a) b) c)), ni flechas, asteriscos o llaves.
Debemos tener especial atención y cuidado con el uso de algunas palabras. Ver lista de Empleos incorrectos (anexo 34).
Nombres en otras lenguas. Se dicen en español los nombres que tengan denominación en la lengua oficial en todo el estado. En el caso de los nombres en las otras lenguas oficiales (catalán, gallego y vasco) se utilizará la denominación en español. Así Londres (no London), Nueva York (no New York), BBC («be, be, ce» y no «bi, bi, si»), La Coruña (no A Coruña), Español (no Espanyol, el equipo de fútbol). Por el contrario es incorrecto traducir nombres propios de persona, y no usaremos Francisco Miterán (Francesc Miterán o simplemente Miterand) o Guillermo Chéspir (William Shakespeare). Sí puede ayudarnos escribir entre paréntesis en el guión la transcripción del nombre extranjero para ayudarnos en la pronunciación. En caso de conflicto entre varias pronunciaciones se suele optar por la más usual, aunque se deba sacrificar la exactitud fónica
ADJETIVOS. Tendremos especial cuidado en su uso. Utilizar un calificativo en un texto de información es iniciar el camino hacia la subjetividad. Preferiremos «un hombre de veinticinco años» a «un hombre joven», al igual que «Culebra de siete metros» a «Culebra grande».
A veces los adjetivos se usan redundantemente. Evitaremos: lluvia caída, mujer embarazada, logro alcanzado, etc.
NÚMEROS. Las cifras deben redondearse. Nunca diremos “el bote de la lotería asciende a 6.453 millones de €”, sino “el bote de la lotería asciende a más de 6.500 euros”, si un árbitro tiene “un promedio de expulsiones de 0’47 por partido”, significa que “echa a un jugador cada dos encuentros”. También se tendrá la precaución de separar una cifra de otra, esto es importante a l hora de dar números de teléfono, ya que debemos dar tiempo ara que el oyente los apunte y verifique su corrección. Además. Un texto de economía, lleno de números hace perderse al oyente en una marabunta numérica que oculta el mensaje.
Es preferible utilizar porcentajes a utilizar fracciones. Pero las fracciones que se refieren a la mitad, tercera parte, cuarta parte y similares suelen ser fáciles de captar para el oyente. Pero preferimos el 12 % a 1/8.
Al oyente le informamos y comprende mejor el mensaje si decimos «una antena equivalente a un edificio de 20 pisos» que « una antena de 68,8 metros de altura». Si bien el recurso de la comparación es un riesgo que debe asumir cada redactor individualmente.
Siempre que podamos sustituir un número por un concepto lo haremos. Mejor «hace una semana» que «hace siete días».
Empezar una noticia con un número no debe convertirse en una costumbre. Su uso reiterado es peligroso. Solo cuando el número sea especialmente llamativo. Tengamos gran cuidado de esto a la hora de redactar los titulares de un informativo, pues si abusamos de comenzarlos con números, conseguiremos que sea monótono.
NÚMEROS EN EL GUIÓN. Los de una y dos cifras se escriben con sus dígitos porque son fáciles de leer. A partir de tres cifras se escribirán con letras. El cero, el uno y el once se suelen escribir con letras para evitar confundirlos con la «o» y la «l» respectivamente. Algunos autores recomiendan escribir los números a principio de párrafo con letras. Respecto a las fracciones se recomienda escribirlas siempre con letras, así como «por ciento» en lugar del signo «%».
Las horas se escribirán con letras y nunca se dará la hora de los detectives en las películas (nunca: a las veinte horas, a las trece horas). Lo mismo decimos para las fechas (decir siempre el mes y nunca el dígito).
Suele confundirse el undécimo (11º), que indica posición, con el onceavo (1/11), que indica reparto. Los ordinales también se escriben con letras.
Nunca se escribirán los números según las grafías romanas.
No romperemos los sintagmas colocando sus partes en distintos renglones del guión. Jamás partiremos las palabras entre líneas. Ni sintagmas ni palabras se romperán entre páginas. Para el cambio de hoja utilizaremos el punto y aparte. Así se facilita la lectura y la comprensión del texto. Por tanto la locución se mejora.
Evitaremos el uso de «yo» y «nos» para fortalecer las informaciones. Incluso cuando hayamos sido observadores directos del hecho. Usaremos esta norma excepto si hacemos una crónica o un reportaje, género en el que tenemos licencia para usar ese recurso.
LEÍSMO Y LAÍSMO. «Le» es complemento indirecto o directo referido a persona. «La» es complemento directo. Por lo tanto es incorrecto decir «la pegaba, se la metió en la cabeza que estaba embarazada».
VERBOS. Usaremos siempre el presente o el futuro en los titulares. Si solo podemos utilizar el pasado preferiremos las formas simples a las compuestas, los imperfectos a los perfectos, la voz activa a la pasiva. Evitaremos la perifrástica.
La voz pasiva es señalada por algunos autores para reforzar un dato de la noticia. En todo caso no se ha de abusar de ella (Más de doscientos hindúes han sido arrastrados por las aguas del Ganges).
Con la elección del verbo debemos buscar ser concretos y concisos con lo que queremos decir. Un consejo útil es intentar facilitar al oyente la imagen mental. De este modo: la policía irrumpió en el edificio (mejor que «la policía entró en el edificio»), Fulano sufre cáncer (mejor que «tiene cáncer»). Tendremos especial cuidado con el verbo decir, que podemos sustituir por otras formas que apelen al modo en que se hizo la declaración, evitando propasarnos en nuestra calificación. Usaremos formas alternativas: declaró, afirmó, explicó, añadió, reveló, aseguró, etc.
Es incorrecto poner una «s» a la segunda persona del singular del pretérito perfecto. No diremos «amastes», sino «amaste», «temistes» sino «temistes», etc. Consulta la lista de usos verbales incorrectos (anexo 34).
ADVERBIOS. Tendremos especial cuidado con su uso, en tanto que los adverbios califican al verbo. Evitaremos el uso de «bien, mal, mejor, peor, etc».
El adverbio jamás se colocará entre el auxiliar haber y el participio. Evitaremos «hemos antes hablado», «han frecuentemente hablado».
El adverbio suele usarse como muletilla. «En Estados Unidos hay un policía por cada mil habitantes; contrariamente en Honduras». El redactor podría enlazar un dato con otro directamente («en Honduras»).
CONJUNCIONES. Las coordinantes alargan la frase y se pueden sustituir por frases sucesivas. Las subordinantes complejizan la expresión y hacen más difícil la descodificación del mensaje.
Nunca debemos hablar por hablar, o terminar una información con una opinión por querer alargar nuestra intervención.
Utilizaremos frases cortas, de estructura gramatical sencilla, lógicas, de estructura sujeto-verbo-complemento. En cierto sentido la estructura previsible ayuda a la descodificación y comprensión del mensaje. Evitaremos los topicazos radiofónicos, si bien esto dependerá de cada locutor y de la situación. Lo evitable es la construcción tópica que no aporta información al oyente. Sin embargo decir que «damos paso a nuestro micrófono inalámbrico2 puede servir al oyente para guiarlo hacia la idea de que el reportero se encuentra en la grada de un estadio, entre el público o en el césped. Consulta la lista de topicazos radiofónicos (anexo 34))
LA EXPRESIÓN DEL TIEMPO.
HORA
| SEÑAL HORARIA
| SALUDO/DESPEDIDA | 06:00 a 11:59
| Son las ... de la mañana
| Buenos días
| 12:00 a 12:59
| Son las ... del mediodía
| Buenas tardes
| 13:00 a 20:59
| Son las ... de la tarde
| Buenas tardes
| 21:00 a 23:59
| Son las ... de la noche
| Buenas noches
| 00:00 a 05:59
| Son las ... de la madrugada
| Buenas noches
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32.Algunos trucos para la redacción:
Tras redactar, dejaremos descansar lo escrito un tiempo. Después intentaremos recordar lo que quisimos decir y comprobar si nuestro texto responde fielmente a eso.
Leeremos de nuevo la noticia invirtiendo el orden de los párrafos, para comprobar el juego combinado de redundancias y aportación de datos nuevos con los que hemos de favorecer al oyente.
Leeremos salteadamente, sin orden, en diagonal, de forma sesgada para detectar presencias de ecos sonoros indeseados. La memoria auditiva atrae palabras similares, terminaciones en «–on», «–mente», palabras con repertorio vocálicos similares (e-e-o, a-a) que se pueden hacer risibles a la lectura.
Tener cuidado con esta revisión, pues a veces los errores más gordos se cometen en la revisión.
Hay grupos consonánticos con los que tendremos cuidado: «nt» P.e. ‘El almirante viajaba habitualmente con el comandante y su ayudante al volante’. Vigilaremos este tipo de repeticiones.
Anfibologías y calambures: Se trata de amistades peligrosas entre los sonidos de las sílabas que no son deseados. Es el tipo ejemplo de “Oro parece, plata-no es”. Su locución puede resultar confusa.. Ejemplos: IU ha firmado el acuerdo ¿o IU ha afirmado el acuerdo?. La moral refuerza las instituciones sociales ¿o La amoral refuerza las instituciones sociales?. Jefe/obrero (feo), peatón/torero (tonto, gobernador/dormido (cacofonía5). Anfibologías6 pueden producirse con: congestion/cogestion, cédula/célula, billón/millón, infringir/infligir, Palencia/Valencia.
Uno de los criterios para seleccionar una palabra es su sonoridad, característica que tendrá que asegurar la posibilidad de que el oyente comprenda lo que decimos, facilitándole la tarea. Tengamos en cuenta que las oclusivas son más nítidas que las labiales o las fricativas: se percibe mejor una T o una P que una B.
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