Este trabajo lo hice por amor y ad honoris, pero mi actividad profesional es esa soy traductor, generalmente de textos técnicos y comerciales en todos los sectores, si a alguien le interesa, por favor hagan contacto, muchas gracias por su atención y hasta siempre, Pedro Ortiz






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títuloEste trabajo lo hice por amor y ad honoris, pero mi actividad profesional es esa soy traductor, generalmente de textos técnicos y comerciales en todos los sectores, si a alguien le interesa, por favor hagan contacto, muchas gracias por su atención y hasta siempre, Pedro Ortiz
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LA LLEGADA A LA NAVE
Las primeras informaciones

Todo ocurrió según me lo había dicho Oatas. Si no fuera por el hecho de estar en una cama y en un lugar distinto, no me daría cuenta de nada extraño, pues la sensación del nuevo cuerpo era muy buena. Además de no pasar por el proceso de despertar gradual, como siempre ocurría, yo tenía un recuerdo muy claro de todo lo que ocurrió, lo cual fue confirmado por la presencia de Oatas.

Al levantarme, hice varios movimientos, flexiones, saltos, me pellizqué que el brazo, palpé el nuevo cuerpo y todo me pareció muy normal. Oatas se rió mucho durante el test y dijo que las diferencias que yo notaría serían siempre para mejor, con algunos cambios en el aspecto sexual, lo cual fue igualado al patrón arretiano, por razones que yo entendería después. Dejó muy claro que, cuando retomara mi cuerpo original, todo volvería a ser como antes y aún mejor. Enseguida nos fuimos a una sala próxima.

Era rectangular con techo blanco y ligeramente curvado. Tenía paredes de color azul claro y era amueblada con sofás y una mesa de centro. En una de las paredes había un gran cuadro gris oscuro, semejante a una pantalla de cristal líquido. No había ventanas y sí unos cuadros menores, similares al mayor. Oatas esperó que hiciera mis observaciones y diciéndome que ya estábamos en órbita, me pidió que me sentara en frente a la pantalla mayor.

Enseguida surgió una imagen de la tierra en posición invertida y sin nubes idéntica a aquella que estaba en mi mente en la mañana del día 31/01/1999. Su nitidez permitía distinguir los contornos de las Américas y, gradualmente, volvió a la posición normal. Después, un efecto "zoom" empezó a mostrar detalles de Brasil, el estado de Goiás y de Alto Paraíso. Después distinguí mi casa y, espantado, pues el tejado se volvió transparente, puede ver mi cuerpo durmiendo al lado de mi mujer.

Oatas me dijo que sentía las dudas que estaban en mi mente me pidió que tuviera paciencia y esperara el momento oportuno para obtener las respuestas. Me dijo que aquellas que no revelasen secretos aún velados a la humanidad terrestre serían respondidas a lo largo del viaje y que esos secretos se referían a los aspectos tecnológicos de difícil comprensión, aún para los más brillantes científicos de la Tierra.

Enseguida, me dijo que me mostraría algunas imágenes y hablaría sobre varias novedades. Volvió a pedirme que esperara el momento adecuado para aclarar mis dudas, pues todo me sería mostrado en detalles durante los tres días de entrenamiento y posteriormente, sería visto, vivido y sentido en Arret, a lo largo de 30 o más días.

Me quedé mirando las imágenes y oyendo las explicaciones de Oatas durante casi una hora. Muchas cosas en un primer momento me parecieron raras, se volvieron más claras a medida que iban pasando otras imágenes y explicaciones. Entendí que no necesitaba hacer preguntas, pues la mayoría de mis dudas eran aclaradas enseguida, dentro de los límites definidos por él. A pesar de resumido, fue grande el conjunto de informaciones sobre la nave, sus tripulantes y sobre Arret.

La habían bautizado como SOL-4, por transitar mucho por el sistema solar. Tenía la forma de un cilindro achatado, o una elipse, y medía 144 m de largo, 48 de ancho y 36 de altura. La parte trasera era ligeramente cónica y la delantera tenía la forma de un embudo en el que estaba la cabina de comando. Parecía un dirigible sin alerones y su color exterior era una mezcla de dorado y cobre. En su interior había muchos compartimientos, salones, dormitorios, un restaurante y otros lugares que serían presentadas por la tripulación. La iluminación venía del techo y de las paredes, cuyo colores se podían cambiar a gusto. Oatas hizo varios cambios apretando algunos botones, sin alterar el grado de luminosidad.

Al fin surgió la imagen de las tres parejas de tripulantes, presentados como los comandantes Antak y Tali, los navegadores Otento y Sathya y los ingenieros de abordo Salino y Tentra. Cuando Oatas pronunciaba el nombre de cada uno y hacía un breve informe personal de ellos se levantaban y saludaban simpáticamente, como si nos estuviesen viendo y oyendo.

Parecían una mezcla de europeo con chinos, pues eran altos, esbeltos y tenían ojos grandes, almendrados y ligeramente estirados al modo oriental. Los ojos eran lo más destacado, pues llamaban la atención y eran casi hipnóticos. Tenían nuestro aspecto físico y todos eran muy bonitos, simpáticos y me parecieron amigos, como si ya los conociese. Oatas sintió mi prisa en estar con ellos y comentó que aquel deseo era muy bueno. Me dijo que prefirió presentarlos indirectamente, para que yo me acostumbrara con la nave, con ellos y no sintiese ningún tipo de recelo.

Enseguida, dijo que me mostraría mi habitación, donde podría bañarme y cambiarme la ropa, antes de encontrarme con la tripulación y tomar el desayuno con ellos. Salimos en un pasillo y luego entramos en un ascensor donde había una pantalla con informaciones resumidas de cada piso. Aun sabiendo que contaba con un traductor de lenguaje, me sentí sorprendido al leer todo lo que estaba escrito. Salimos en otro pasillo y entramos en una sala con dos conjuntos de sofás en las laterales y mesitas en los rincones. En la pared del fondo había dos pequeñas pantallas que, supuse, se utilizarían para abrir las puertas de dos habitaciones, lo cual luego fue confirmado por Oatas.

Como no dije nada, hice una pregunta mental queriendo saber si él estaba utilizando la telepatía. Él me lo confirmó mentalmente y le dije que lo entendí perfectamente. Le pregunté cómo ese proceso se desarrolló tan rápidamente y él me dijo que era porque estábamos en un ambiente mucho más sutil que el terrestre y mi nuevo cuerpo tenía "mecanismos" que facilitaban la telepatía, un rasgo normal de los arretianos. Sintiendo que me quedé preocupado, el me dijo que no debería intentar esconder o tener vergüenza de mis pensamientos, aunque los considerara impropios, pues no molestaría u ofendería a los tripulantes que conocían muy bien el modo de pensar y las costumbres de los habitantes de la Tierra.

Oatas aprovechó para decirme que, en los próximos días, yo tendría una gran oportunidad para entrenar y perfeccionar la difícil tarea de controlar y calmar mi mente. Enseguida dijo que me mostraría mi habitación, exactamente igual a la de él y ubicada al lado de la mía. Capté su pensamiento pidiendo que colocara la palma de la mano en la pantalla izquierda y luego la puerta se abrió y vi la imagen de la Tierra en una pantalla igual a la anterior. Me quedé algunos minutos observando los detalles de aquel ambiente y oyendo las explicaciones de Oatas a las muchas preguntas que le hice.

La habitación era amplia, simple y confortable. En el centro había una cama flotante con una cúpula transparente y la pared del fondo era casi toda tomada por la pantalla que era parte del equipo de audio y video. En las laterales había puertas de armarios empotrados y una que daba acceso al baño. En los armarios se podía guardar ropas, objetos personales y cristales de audio y video. Uno de ellos era una lavandería automática y arriba de las puertas había cajas acústicas muy delgadas, pues parecían cuadros. El piso tenía alfombras sin pelos y la cama llamaba la atención.

Ella se sostenía por el mismo principio utilizado en la nave y la cúpula servía para mantener estable la temperatura, evitando el uso de cobertores y permitiendo el enriquecimiento del aire con más nivel de oxígeno. Tenía control de los aparatos de sonido e imagen y los ajustes de una cama de hospital. Se la podía colocar en cualquier lugar o altura y era una maravilla tecnológica dedicada al descanso del cuerpo.

Bajo la gran pantalla había teclas y orificios para inserir los cristales de sonido e imagen. Con unos cuatro centímetros de diámetro y 15 de largo, podían grabar y reproducir entre dos a 3000 músicas e imágenes asociadas a ellas. Oatas hizo una demostración con músicas terrestres de mi preferencia y piezas arretianas. Además de oír, pude ver imágenes tridimensionales de los intérpretes y aquello que él denominó como “alma o forma pensamiento” de la música.

El baño tenía una pileta con armario espejo y un inodoro con ducha higiénica exterior. La pileta y el inodoro eran de un material semejante a un acrílico lechoso, el agua salía de la canilla al aproximar las manos y el inodoro daba una descarga automática al terminar de usarlo. El box tenía una ducha circular y otra con diversos ajustes de presión y temperatura. La pared enfrente al inodoro tenía una extensión del equipo de sonido e imagen.

Después volvimos al ropero y Oatas me explico la finalidad de cada uno de los tres tipos de trajes y accesorios que los acompañaban. Uno de ellos era igual al que yo estaba usando y era la ropa de dormir. Los demás eran el de paseo y el de trabajo, ambos confeccionados en un tejido semejante al algodón con lycra, y quedaban pegados al cuerpo. El tejido de la ropa de dormir era más fino, el de paseo, un poco más grueso y el de trabajo, más todavía. Todos estaban formados por dos piezas, una para la parte superior y otra para la inferior, sin necesidad de usar calzoncillos.

Las ropas de dormir no cubrían los pies y los brazos, mientras que las demás dispensaban el uso de medias y tenían mangas largas que se podían completar con guantes. Las ropas de trabajo y de paseo eran adornadas con un cinturón de tres tipos distintos. Cada uno tenía mayor o menor número de compartimientos para guardar objetos diversos. La ropa de dormir venía acompañada por una sandalia y un mocasín de tejido y suelas sintéticas. El traje de paseo venía acompañado de una zapatilla y el de trabajo se usaba con una bota de caño largo, ambos de tejido y suelas sintéticas.

Cuando Oatas terminó sus explicaciones, elegí un traje de trabajo y me fui al baño mientras que él se quedó en la habitación para ayudarme si fuera necesario. El espejo demostró que yo estaba con la mitad de mi edad terrestre y con el cabello un poco más largo. Al cepillarme los dientes me di cuenta que algunas fallas y obturaciones ya estaban corregidas, bien como algunas cicatrices en las piernas y en la mano. Mi rostro no presentaba vestigios de barba y no había pelos visibles en el pecho, axilas, en la barrida, en los brazos y piernas. Me bañé y me vestí sin problemas. La ducha circular era maravillosa.

Cuando me vio, Oatas me dijo que estaba muy bien y que fui muy rápido en mi primer baño en órbita. Pusimos en lavadora la ropa usada y fuimos a su habitación. Mientras él se duchaba me puse a observar el "alma o forma pensamiento" de la música arretiana. Era algo indescriptible formado por colores entrelazados, pulsantes y “explosivos” que acompañaban el ritmo de la música. Enseguida nos fuimos a la cabina de mando, donde nos esperaban los tripulantes.
El encuentro con los tripulantes

Oatas volvió a presentarme a cada uno de ellos y me quedé retraído, sin saber exactamente cómo saludarlos. Simplemente les extendí mi mano y les dije el tradicional “mucho gusto” y “mi nombre de pila”. Oatas se dio cuenta de mi timidez y me dijo que podría abrazarlos y besarlos como lo hacía con mis amigos y amigas en la Tierra, pues los arretianos eran muy afectuosos. En aquel momento me estaban presentado a Salino y, cuando nos abrazamos, me dio la impresión que él era una persona muy querida. Pareciendo leer mis pensamientos, él me dijo que era lamentable que yo no me acordara de nuestra vieja amistad que empezó en un planeta de otro sistema estelar.

Lo que ocurrió después fue una gran cantidad de abrazos, besos y recordaciones, especialmente para mis nuevos amigos. Ellos tenían recuerdos de sus vidas anteriores, como si fueran los hechos de su juventud. Yo, aún sin tenerlas, sentía que eran viejos amigos, pues nuestra afinidad fue inmediata. Desde 1978 tenía informaciones sobre una vida anterior con Oatas y él, junto con Salino y Tentra, fueron los que más convivieron conmigo en el pasado. Por haber aprovechado las lecciones de cada vida, se adelantaron espiritualmente y vivían en mundos más evolucionados que la Tierra. Antes de seguir relatando esta animada charla, vamos a hacer un resumen de sus características generales y una descripción de cada uno de ellos.

Tenían cabello liso, tupido, brillantes, largos sus cuerpos eran proporcionales y armoniosos, excepto los dedos de las manos que eran ligeramente mayores que el modelo terrestre. Sus rostros eran muy bonitos y la piel era lisa y sedosa, como la de nuestros niños. Vestían ropas de trabajo del mismo modelo, cambiando el color tonalidad y detalles del cinturón o del calzado. Los colores y diseño de las ropas eran más sobrios en los hombres y más alegres en las mujeres. La nariz era delicada y sus labios más finos que los nuestros. Los ojos eran el punto fuerte de todos ellos y fue el detalle que más me llamó la atención cuando los vi en pantalla. Eran más grandes que el modelo terrestre, almendrados y estirados, al estilo oriental, muy bonitos y casi hipnóticos, era muy grande la atracción que ejercían al mirarnos a los ojos. Las cejas eran separadas y rectas, más finas en las mujeres y más espesas en los hombres. Ellos tenían una estatura entre 1,90 y 2 metros, un peso aproximado de 80 kilos y no presentaban vestigios de tener barba.

Las mujeres eran un poco más bajas y más delgadas aparentando tener unos 60 kilos. Ellas tenían pestañas naturales más largas, las cuales le daban a sus grandes ojos una belleza muy especial. Adornaban su frente con una especie de diadema combinando con la ropa y, en suma, eran encantadoras y muy bonitas, tanto de rostro como de cuerpo, semejante al nivel de nuestras modelos. Tenían senos y nalgas muy discretas y la cintura bien marcada. Su voz era delicada, musical y hablaban de modo pausado, cerrando o abriendo los ojos, de acuerdo a la situación que querían transmitir.

Antak, el comandante, era el más fuerte o musculoso y tenía ojos verdes, piel bronceada y pelirrojo. Vestía un traje azul marino que llevaba un símbolo en el pecho, compuesto por un triángulo amarillo dorado, con estrellas en el centro. Tenía lo equivalente a 70 años terrestres, y una apariencia de 40 o menos y la piel de 20. No tenía arrugas o marcas de cualquier tipo, sólo algunas pecas, como la mayoría de los pelirrojos terrestres.

Su esposa Tali tenía ojos azules lindísimos, piel morena y cabellos negros brillantes, lisos y espesos, como los de una japonesa. Vestía una ropa de matices rosados y azul claro, como sus ojos. Llevaba el mismo distintivo de su marido, pues también era una comandante de nave estelar. Tenía 68 años y no aparentaba ni 30. A pesar de hablar y sonreír menos, Tali era muy dulce y cariñosa.

Otento, el navegador, tenía ojos azules casi negros, piel morena y cabellos semejantes a los de Tali. Vestía una ropa amarilla y llevaba un circulo azul en el pecho con el dibujo de un átomo. Era el más delgado de todos y tenía 58 años terrestres, que también no aparentaba. Otento era muy simpático, hablante y juguetón.

Su esposa Sathya tenía ojos verdes, piel bronceada y cabellos rubios, un poco ondulados. Vestía un traje amarillo y marrón y llevaba el mismo símbolo de su marido. Tenía la misma edad de Otento y parecía una joven estudiante.

Salino, el ingeniero de a bordo, tenía la piel bronceada, cabellos castaños, ojos azules y era el más alto de ellos. Su uniforme era azul, exactamente igual al que yo estaba usando. El símbolo que llevaba era una estrella dorada dentro de un círculo azul oscuro. Salino tenía 55 años y era alegre, feliz y juguetón. Desde el principio, su modo de ser me dejó totalmente a gusto y me contagió del todo.

Tentra, su esposa, tenía la piel bronceada, cabellos rojizos y ojos verdes más grandes que los de Tali y Sathya, además de tener algunas pecas en el rostro. Usaba una ropa combinando matices rosados, azul y amarillo, con el mismo símbolo que llevaba Salino. Tenía 53 años y una apariencia juvenil. Tentra era una persona muy dulce, delicada y cariñosa. Después de los saludos iniciales, se quedó todo el tiempo a mi lado recordando, junto con Salino, todo lo que yo les había "hecho" a ellos en vidas pasadas.

Oatas era el más bajo. Tenía 1,75 metros de altura, piel clara, cabellos castaños, ligeramente ondulados y debía pesar menos de 60 kilos. Sus ojos eran castaños y menores que el de los demás. Tenía dientes más anchos, lo que llevaba a suponer que tenía menos dientes en la boca. Oatas vivió en la Tierra en la época Atlante, donde nos conocimos y fuimos amigos. En aquella época, adquirió méritos que le permitieron salir de la Tierra y transferirse a Marte.

Después de las presentaciones de las charlas iniciales, los tripulantes me mostraron los detalles de la cabina de mando. Ella era muy simple y no se parecía en nada a las cabinas de las aeronaves terrestres. Parecía una sala de estar con dos grandes ambientes. Más adelante había una mesa en forma de arco, denominada mesa de mando. Tenía diez asientos y, delante de cada uno de ellos, un micrófono con auriculares, un monitor y teclado. Esos equipos permitían comunicarse con el “súper ordenador” que, según Antak, era el verdadero comandante de la SOL-4.
Su nombre era SINE, la sigla de Sistema Inteligente de Navegación Estelar. Era un ordenador que hablaba, aprendía, se autocorregía y auto programaba en situaciones no previstas o de emergencia. Se podía convivir con él, intercambiar experiencias o pedir sugerencias, sin correr el riesgo de que se comportara como el de la película 2001 - Una Odisea en el Espacio.

En el centro había una gran mesa redonda con varias butacas, utilizada para reuniones y conversaciones de la tripulación. La parte delantera y las laterales de la cabina eran compuestas por una única pantalla de cristal líquido, la cual se podía sub dividir y presentar diversos tipos u orígenes de imágenes. También podía quedar totalmente transparente y mostrar el exterior de la nave.

En la parte del fondo había seis cabinas de teletransporte, cuya delantera era compuesta de un acrílico oscuro. La materia era "desintegrada" en la cabina de origen y "reintegrada" en la de destino, casi inmediatamente. El proceso de aquellas cabinas era distinto de aquel que se utilizaba en las cabinas existentes en Arret y se realizaba a través de posicionamiento de coordenadas espaciales y no por velocidad, como solíamos pensar. Cuando terminaron las explicaciones, les pedí para ver imágenes de la Luna, de algunos planetas, del Sol y de satélites artificiales de la Tierra.

Salino le dio algunas instrucciones verbales al SINE y la nave se desplazó, mostrando la imagen de la Luna en la pantalla frontal. Enseguida, utilizando el "zoom", aparecieron montañas, planicies y detalles del suelo, como si estuviésemos a 50 m de él. A seguir, aparecieron imágenes panorámicas de Saturno, de Júpiter, de Marte y del Sol, con sus manchas y enormes lenguas de fuego. Después, la nave se volvió hacia la Tierra y empezó a enfocar satélites de los más diversos tamaños y formas.

Antak dijo que muchos estaban inactivos y eran basuras espaciales. Afirmó que, por respeto a la Ley del Libre Albedrío, las naves del comando de la flota de apoyo a la Tierra recogían apenas aquellos que escapaban de la atracción gravitacional. Le pedí para ver alguna de esas naves y Salino desplazó la SOL-4, mostrándome algunas de las que transitaban y otras que estaban estacionadas bien arriba de la atmósfera. Me dijeron que era muy grande la cantidad de naves, aumentando o reduciéndose de acuerdo al nivel de tensión existente en la Tierra.

Enseguida las imágenes desaparecieron y la pantalla volvió a quedar transparente, mostrando el globo terrestre. Hablaron todavía sobre otros equipos y características generales de la nave, como su escudo de protección, la forma de desplazamiento por posicionamiento en una especie de túnel del tiempo, millares de veces superior a la velocidad de la luz. Después Antak nos invitó a una reunión en la mesa redonda.

Empezó diciendo que estaban allí para colaborar en mi aprendizaje sobre Arret, para que yo pudiese escribir el libro que estaba queriendo. Dijo que, en general, el modo de vida de su pueblo representaba aquello que la Tierra será dentro de algunos siglos y que, antes de las transformaciones, era conveniente que escribiera sobre el sistema social que reemplazará al actual, transmitiendo esperanza a los seres de buena voluntad que esperan la gran transición y sufren con el actual modo de vida terrestre. Dijo que ellos, con muchas dificultades trabajaban en el embrión de aquello que será la fraternidad y la hermandad planetaria, la síntesis de la última misión de Jesús.

Para lograr esos objetivos, el texto debería enfocar el nuevo escenario y las dádivas que el Padre Celestial distribuirá con abundancia a Sus hijos e hijas que sean aprobados en el examen de selección que se aproxima. Destacó además que, al contrario del desarrollo tecnológico, los relatos deberían enfatizar los aspectos sociales, educacionales, políticos, religiosos, cooperativos y culturales de su pueblo y, principalmente, los motivos de su felicidad. Me dijo que no me preocupe si el trabajo será grande o pequeño, si dará frutos o no y también, si será publicado enseguida o después de algunos años.

Mientras Antak hablaba, empecé a evaluar el tamaño y la complejidad del trabajo, pues no imaginaba que escribiría sobre un tema tan amplio y con aquellos objetivos. Él captó mi pensamiento y ponderó que yo era un analista de sistemas que había colectado datos, definido, descrito, probado, documentando e implantando muchos sistemas en diversas empresas de la ciudad de São Paulo por más de dos décadas, además de los casi siete años que estaba en Alto Paraíso de Goiás sin perder contacto con mi profesión anterior.

Enseguida me preguntó si era verdad lo que dijo sobre mi currículum vitae. Le dije que sí y él me dijo que mi experiencia profesional era más que suficiente para lograr los objetivos propuestos. Bastaría con que yo actuase como si estuviera documentando un gran sistema en operación, o un macro sistema compuesto por varios sistemas integrados, cuyo objetivo final era la felicidad del pueblo arretiano. Sostuvo que me creía capaz de ejecutar la tarea y que le gustaría "contratarme", sin remuneración, pero con un buen “Salario espiritual”.
En broma me dijo que no podía asegurar que el libro traería algún retorno material y en qué plazo de tiempo.

Después me preguntó si yo aceptaba o renunciaba a aquel desafío. Le respondí que aceptaba y ellos me estimularon con palabras cariñosas y promesas de ayuda. Me dijeron que todos los lugares y sistemas del planeta estarían disponibles para que yo captara los datos necesarios, incluso el gobierno central. Empecé a sentirme entusiasmado con el nuevo trabajo y bastante curioso respecto al gobierno central. Tentra me anticipó que éste no obedecía a ningún modelo terrestre y me pidió que esperara, pues era muy grande el conjunto de agradables sorpresas que yo tendría en los próximos días. Tali dijo que aquel momento merecía una conmemoración y nos invitó a que la siguiéramos hasta el restaurante.

Llegamos a un gran salón con muchas mesas, sillas y dimensiones similares a las de la cabina de mando. Ubicado abajo de ella, tenía el mismo tipo de pantalla transparente mostrando el globo terrestre. Tali eligió una mesa y dijo que brindaríamos con un vino blanco, parecido con el “moscatel italiano”. Mientras ella hablaba, apareció un robot, parecido con el C3-PO de Guerra en las Estrellas, empujando una plataforma de dos niveles que fluctuaba suavemente. Él colocó una copa para cada uno y sirvió el vino. Enseguida, dijo que esperaría el momento de servir la comida y se retiró.

Antak rezó una breve oración y nos invitó a hacer el brindis. Después de una animada charla, el robot trajo un carrito con frutas, castañas, cápsulas y botellas de jugos. Las frutas eran similares a algunas especies terrestres y los jugos eran deliciosos, consistentes y naturales. A pesar de comer poco, ingerían cápsulas de vitaminas, proteínas, sales minerales, fibras, antioxidantes y me incentivaron a probar varias frutas y castañas, justificando que mi aparato digestivo exigía un volumen mayor de comida. Cuando salimos el robot apareció y Tali le dijo algo, y volvió a juntarse con nosotros enseguida, pues iríamos a una sala especial donde empezaría mi entrenamiento.
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